miércoles, 15 de septiembre de 2010

En menos de una semana dos muertes atraviesan al Estado provincial

Una nena de tres años fallecida el pasado lunes en el Hospital Pediátrico, sin saber aún las causas del deceso en medio de acusaciones por parte de los padres, sobre mala atención y desidia en el centro asistencial. El hecho se sumó al homicidio del adolescente Ezequiel Riquelme en el Barrio Pio X a manos de policías el martes de la semana pasada.

Ambas imágenes se parecían, calcadas, padres y madres llorando ante las cámaras de televisión. Compungidos, las caras desencajadas y sin encontrar explicaciones por parte de los responsables y un denominador común, en ambos casos, la pobreza envuelve a los protagonistas.

Una niña de tres años murió el pasado lunes en el Hospital Pediátrico Juan Pablo II sin saberse hasta el momento los motivos, pero sus familiares, una tía que llevó a la nena muy mal al centro asistencial contó que la tuvieron toda la mañana de un lado otro.

Varios médicos la habían visto “de paso” a la pequeña pero nadie hacía los estudios que debían hacerse para saber fehacientemente qué es lo que tenía, entrada la tarde, Agustina murió y recién el martes, mediodía después, las autoridades sanitarias ensayaron explicaciones ante los medios de comunicación.

Como si fuera una muletilla el propio titular del Hospital para niños, Alberto Braverman, dijo que por motus propio, todo se había enviado a la justicia y que la justicia será la que se expida.

Mientras tanto se desconoce y así lo reconoció el médico, las causas que produjeron la muerte de la niña, más allá de haber estado alrededor de diez horas en el centro asistencial y ser vista por varios doctores.

Sin embargo, el funcionario defendió el procedimiento y aseguró que los facultativos obraron bien, como se debe y como mandan las rutinas médicas a la hora del ingreso de pacientes.

Los padres y familiares directos de Agustina no coinciden, contaron que fueron mal atendidos cuando llegaron al nosocomio y que hubo demoras en la atención, mal trato de los médicos y desidia porque nadie se hacía cargo de la pequeña que a su vez, tiene un hermano de un mes de vida también internado en el mismo lugar.

Las autoridades, sí aclararon que meningitis no es lo que tuvo Agustina y que su pequeño hermano tampoco padece esa enfermedad, es atendido por una neumonía y que a pesar de no saber qué fue lo que le quitó la vida a la niña, sí están seguros que meningitis no fue.

El hecho posee como denominador común la pobreza que envuelve a sus protagonistas que acuden a los servicios públicos del Estado, a menos de una semana de que la policía provincial (servicio de seguridad), haya asesinado de un disparo en el cuello al adolescente Ezequiel Riquelme en un procedimiento para detener a supuestos jóvenes arrebatadores.

Allí también las explicaciones del área fueron enclenques y al igual que el caso de Agustina, los funcionarios prometieron como palabra divina, que todo quedó en manos de la justicia, que es cuestión de tiempo para saber qué es lo que pasó y que lo ocurrido es una excepción a la regla del funcionamiento estatal.

Días después la realidad y antes que la justicia, expresó que no son cosas aisladas.

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