lunes, 30 de mayo de 2011

Indios

Hoy, durante la clase de portugués que empecé en marzo pasado la profesora leyó un texto para que los alumnos modifiquen algunas frases, para lo cual había que saber el significado y sigficante de las palabras además del contexto en que estaban instaladas las frases.

Resulta que dicho texto hablaba sobre la existencia de varias tribus de aborígenes en el norte del Mato Grosso, muy cerca del límite de Brasil con Perú en un Parque Nacional llamado Xingu.

Un extenso primer párrafo y luego un segundo y último explicaba que las etnias habían logrado sobrevivir en el tiempo gracias a su “sabiduría” y a la ayuda del “blanco” que en forma periódica llega hasta ese recóndito parque con médicos y medicinas. Que algunos jóvenes aborígenes pueden ir a las ciudades y completar sus estudios incluso llegando a cursar algunas carreras de grado en la universidad.

Hasta allí un simple ejercicio del idioma que elegí a comienzos de este año lanzarme a estudiarlo. Pero la profesora decidió darle una “bajada local” al tema como solemos definirlo en las redacciones a cuestiones que pueden llegar a tener una conexión con nuestro medio.

Entonces preguntó a “los estudiantes de Turismo” qué tribus de aborígenes había en el nordeste, principalmente en Formosa y en el Chaco. Como el curso es en Extensión Universitaria de la UNNE, la mayoría de los alumnos pertenecen a facultades de la misma y empezaron a enumerar las etnias: Wichíes, Pilagas, Tobas, Quom, mixturaron entre tribus formoseñas y las que habitan zonas agrestes del Chaco.

Empezaron entonces y casi tímidamente los comentarios: “A esos les dan viviendas de madera y las rompen todas para hacer fuego”, dijo un joven de unos 22 años de Formosa muy seguro de sí mismo. Una chica de casi la misma edad y también oriunda de la provincia administrada hace muchas décadas por Gildo Insfrán, agregó un dato más artero, “las casas que les dan las venden y después se van a usurpar campos privados y aprovechan las épocas de festivales para cortar la ruta, protestar y pedir cosas, planes sociales…”, enumeró la estudiante universitaria como si conociera de absoluta memoria las manías indígenas de su provincia.

Luego se sumaron otros comentarios de igual o peor tenor que me hicieron pensar que estos muchachitos seguramente estarían muy bien contextualizados en el tiempo de la Campaña del Desierto de Don Julio Argentino Roca.

Qué cosa estos aborígenes de andar pidiendo viviendas, prenderlas fuego o venderlas por unos míseros pesos.

Escuchaba las estigmatizaciones de estos jóvenes y no lograba entender cómo llegaron a la universidad con tal pensamiento retrógrado, cómo sus diminutas mentes –por lo que dicen y creo que están convencidos de tales ideas- fueron colonizadas a través de años de consumir el discurso del poder, de los medios que son manejados por los poderosos y que no siempre son los que están en el gobierno. No podía cerrarme la idea de que esos chicos y chicas en pocos años serán profesionales y transmitirán a sus hijos este mismo discurso fascista y fácil de que todo lo no prestablecido por el estatus qúo, debe ser eliminado de cuajo.

Para cerrar la profesora puso la frutilla al gran postre de comentarios: “Gildo (por el gobernador formoseño Insfrán) debería hacer como hacía Stroessner (Alfredo dictador militar que gobernó Paraguay entre 1954 y 1989) darle una buena corrida a ver si van a seguir haciendo esas cosas….”.

Ahí entendí algo o al menos me aproximé a cómo es la reproducción del pensamiento de la clase media sobre estos temas. Cómo culturalmente pasa de generación en generación hasta degenerarse en lo que dijeron esta mañana las jóvenes promesas de la Universidad Nacional del Nordeste.

Recordé también a los indios de la etnia Quom reprimidos en noviembre pasado sobre una ruta provincial en el interior de Formosa, por pedir que les devuelvan campos pertenecientes, hace siglos, a esa tribu. Hubo dos muerto y varios heridos de gravedad. También me acordé que el gobernador Insfrán estuvo junto a la Presidenta en los festejos del 25 de mayo pasado en Resistencia. Y que también presidió, Insfrán, el Congreso del PJ el sábado último donde el partido pidió a los gritos que la Presidenta se anime a una reelección.