jueves, 25 de julio de 2013

El día que flameó el trapo rojo en el RI 9

Fue la segunda jornada de la última feria del libro municipal que se desarrolló del pasado 8 al 14 de julio en
parte del predio del ex Regimiento de Infantería 9, ubicado a pocos metros del Río Paraná y otro tanto de la explana del puente interprovincial Manuel Belgrano.

La historia suele tener ironías y paradojas, incluso algunos estudiosos de dicha rama de las ciencias sociales suelen decir que ambos elementos azarosos son parte de la historia. Que la construyen.
El segundo día, tras la inauguración de la feria librera, fue el 9 de julio –día de la independencia nacional- y se presentaba como una jornada más del evento. Tranquila por la mañana y avanzada la tarde con gran afluencia de público.
Así los muchachos y muchachas del stand del Partido Comunista (PC) se aprontaban a atender a los visitantes hasta que algo movió la tranquilidad de las aguas.
Les pidieron que la bandera del PC que si bien no era de grandes proporciones y pendía de unos escaparates, sea arriada, so pretexto de que la feria no debía mancharse con banderías políticas. Algo bastante discutible porque la misma estaba repleta del merchandising del municipio capitalino y su administrador, Carlos Espínola, candidato a gobernador por el Frente para la Victoria.
Los pibes bajaron el estandarte y la vida siguió como siguen esas cosas que no tienen mucho sentido.

El ex cuartel como muchos establecimientos castrenses en la provincia, albergó un centro clandestino de detención durante la última dictadura militar: 1976 a 1983. 



P/D: "Tendrían que ir al Partido Comunista para que aprendan a ver lo que es militar sin recursos" Guillermo Moreno – Secretario de Comercio Interior- a jóvenes funcionarios nacionales del kirchnerismo. 

Política y Justicia: la verdadera “Corpo” en la aldea

No será ni la primera ni la última vez que el Senado provincial le da visos de legalidad a una ilegalidad.
Blanquea un negreo. Convierte en bueno algo malo.
Entrada la siesta de este jueves 25 de julio de 2013 aprobó el pliego de la ahora ex candidata a fiscal de Instrucción Nº 3, Mónica Inés Espíndola, una joven abogada que desde hace unos siete años ya se desempeña como secretaria de dicho estamento.

El Senado donde manda la mayoría del oficialismo liderado por el radicalismo del gobernador Ricardo Colombi, prestó acuerdo hoy al pliego de la postulante, en el marco de una audiencia pública donde se tuvo que evaluar una impugnación hecha por un particular que objetó los requisitos de la ahora flamante fiscala. Hasta aquí un mero trámite legislativo en una cámara donde quienes mandan son los radicales y sus aliados. Salvo por un detalle, la postulante había reprobado los exámenes que se le habían tomado en el Consejo de la Magistratura, a través de un recurso extraordinario y en circunstancias no aclaradas la prueba de Espíndola fue reevaluada y finalmente integró una terna elevada luego al gobernador. ¿Qué candidato eligió? La de la joven que pasó el examen con un empujoncito.

Un mes y medio atrás ocurrió exactamente lo mismo con otra postulante a fiscal, al Correccional Nº 2 de la Capital provincial y a pesar de los reparos que puso la oposición en el Senado, el pliego pasó el filtro aunque en medio de duros cruces e insultos entre los senadores de la oposición (PJ kirchnerista) y el radicalismo.

Quienes se destacaron en la sesión de este jueves fueron dos senadores radicales, Noel Breard y Sergio Flinta, ambos extraídos por el gobernador Colombi de la factoría Universidad Nacional del Nordeste (Unne), un reservorio del radicalismo conservador aunque en rigor de verdad, los antecedentes de Breard se remontan un poco más atrás de los claustros universitarios.
Cada uno por su lado defendió a capa y espada el pliego de Espíndola. Por ejemplo, Flinta, de profesión veterinario, respondió a los argumentos de la senadora Mary Mansutti (PJ) que sus objeciones sólo buscaban acosarla a la flamante funcionaria judicial. Y que la impugnación la debía haber hecho un abogado y no un periodista. Con esa línea de pensamiento Flinta no podría tratar ni sancionar leyes, es más, no debería ocupar una banca en el Senado provincial. ¿El lugar de Flinta sería tras el mostrador de una negocio de mascotas? Eso es otra historia.

Lo más grave es que cuando se produjo la impugnación, hace dos semanas cuando el Poder Legislativo se tomó las reglamentarias vacaciones invernales, el fiscal general César Sotelo, jefe de todos los fiscales de la provincia, encaró al impugnante. Un conductor de radio y televisión local y lo increpó por la presentación que había hecho. Del episodio hay testigos e incluso el propio relato del periodista a quien, el funcionario
Judicial mientras lo apretaba, admitió que los exámenes de Espíndola habían sido reprobados y luego aprobados y que todo se debía a una campaña en contra él.

La fiscalía de Instrucción Nº 3 tiene competencia electoral, en su mesa de entradas se encuentra una denuncia penal contra el gobernador Ricardo Colombi –la primera en jurisdicción de la Justicia provincial- por incumplimiento de los deberes de funcionario público y abuso de poder.

Nada mejor y tranquilizador que tener tropa propia para determinados menesteres.   

lunes, 22 de julio de 2013

Tilingos

El relato oficial del colombismo en la provincia suele ofrecer, además de fisuras, algunas perlitas. Para la la Tercera Feria del Libro provincial, el pasado sábado, el Instituto de Cultura contrató por unos 20 mil pesos a Roberto Pettinato.
noche central de

El ex músico devenido ahora en humorista y una especie de conductor televisivo de la versión ultra kirchnerista de CQC, arribó a la Capital provincial en la tarde de dicha jornada y pasadas las 20 dio su espectáculo unipersonal que gira enredador de él mismo. De su histrionismo y sandeces que suelen divertir a gran parte de la masa que lo observa por televisión desde hace algunos años.

La administración provincial tiene la facultad y libertad de invitar, contratar a quien se le plazca para animar los eventos organizados por el gobierno. De hecho lo de Pettinato fue para convocar gente a una muestra que al igual que su par y émulo municipal, no sedujo al público, los libros al parecer no son muy amigos de la correntinidad y viceversa. Pero en fin, esa es otra discusión.
Para la primera edición de la muestra librera tres años atrás, por ejemplo, el gobernador Ricardo Colombi, contrató al ex futbolista ahora entrenador de esa disciplina, Martín Palermo. El caudillo mercedeño logró así darse un gusto con el deporte que lo apasiona con una figura del Boca Juniors de sus amores.

Sin embargo lo que pregona la administración provincial y lo que es columna vertebral de su discurso de campaña, es el centralismo al que condena al país la Capital Federal y los gobernantes que administran la República desde ese distrito. La reiteración del federalismo que suena más a una muletilla que a un principio, se da de bruces con la simbología de personajes como Pettinato que representan justamente eso: el centralismo y tilinguería porteño. El desprecio que sienten por su naturaleza los habitantes nativos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hacia el resto del país.

Abona esto los chistes sobre la religiosidad local que hizo el visitante en su presentación del fin de semana y que la provincia de Corrientes sólo se destaca por su clima apto para la plantación de marihuana. ¿Raro no? Los pilares básicos del discurso oficial son la defensa de lo autóctono y luchar, repeler, lo que viene de afuera como si fuera que nos cambiará la vida.


Pettinato siempre fue un gran saxofonista a la sombra de una historia del Rock argentino como lo fue Luca Prodan. Intuyo que las señoras que no entendían los chistes y la mayoría de los jóvenes, que tampoco habrán dilucidado mucho el monólogo del músico, habrán comentado lo bueno que fue el espectáculo al regresar a casa y saborear esa cosa indescifrable que suele tener ver de cerca a algún famoso. 

lunes, 15 de julio de 2013

Utrasa y la emigración correntina

En pocos días, un emprendimiento que supo ser estandarte en Corrientes, desembarcará en la vecina provincia del Chaco. Puntual­mente en Resistencia, la planta de fabrica­ción de calzados de la Cooperativa Utrasa se insta­lará en la vecina capital porque allí le dan lo que en su tierra le niegan: más elementos, más herramientas para trabajar.
Se debe a que la Cooperativa, que car­ga además con el plus de ser una fábrica recuperada por sus operarios tras quebrar, tiene un sobreexce­dente de producción y necesita justamente extender su producción de zapatillas.

De no darse esto, todo lo que produce de más sin poder comercializarlo le generaría pér­didas.La historia es fascinante y des­cribe la desidia que se mantiene en la dirigencia local para crear y cuidar el trabajo privado. Algo que tanto pregonan los postu­lantes a ocupar cargos políticos, pero que en la realidad, como es el caso de Utrasa, va por otro lado.
 “Esta es una industria con un potencial enorme en todo el país; el año pasado en la Argentina se produjeron 110 millones de pares, de los cuales, 100 millones son de fabricación nacional”, dijo el minis­tro de Industria chaqueño, Sebastián Agostini; otro dato, dicha cartera no existe en Corrientes. Sólo la de Producción dedicada casi en su totalidad al fomento del arroz y derivados de cuestiones agropecuarias. El funcionario de la vecina provincia se había en­contrado en Puerto Iguazú con el titular de la coo­perativa originaria de San Luis del Palmar, Roberto Espínola. En la ciudad misionera se llevaba acabo un encuentro de fábricas recuperadas y al regresar a Chaco, Agostini de inmediato se cruzó el río Paraná y visitó las instalaciones de la planta en cuestión.

El pasado lunes se rubricó entre las partes un con­venio por el cual la Cooperativa correntina ocupará un predio cercano a la Sociedad Rural de Chaco: “De acuerdo con los plazos del proyecto, la fábrica co­menzará a funcionar en septiembre, con el objetivo de alcanzar antes de fin de año los 500 pares diarios de producción.
En Resistencia, el taller de confeccio­nes de zapatos, zapatillas y calzados producirá para primeras marcas, entre las que se destacan Grimoldi y Funcional”, explicó Agostini, y fin de la historia. La empresa cooperativista podrá cumplir con sus estándares de productividad, mejorar sus calzados y por sobre todo, jerarquizar el trabajo y condiciones laborales de sus operarios. ¿Y en la República de Corrientes?

De este lado del Paraná pareciera que sólo hay lu­gar al viejo sueño de la Argentina agroexportadora que le valió el mote de granero del mundo.
El desa­rrollo industrial sólo figura en los extensos discursos y promesas de campaña. Incluso, y sólo por dar un ejemplo, el pos­tulante del kirchnerismo a nivel provincial -Carlos Espínola- ha­bía prometido a Utrasa que lo que necesitaba la cooperativa llegaría una vez que el intendente capita­lino alcance la gobernación. Por su parte, el adversario del joven alcalde, el gobernador Ricardo Colombi (UCR), concentra su es­mero en la materia agropecuaria, lo que no está mal ni equivocado, pero condena a Corrientes a ser lo que fue hasta ahora. Una pro­vincia dedicada sólo a la producción primaria sin po­sibilidades de despegar de ese sitio que la mantiene anclada en esa polaroid de comienzos del siglo pa­sado. 

Las comparaciones, como lo indica su naturaleza, siempre son odiosas, en este caso mucho más, ya que en la vecina provincia también hay muchos proble­mas básicos como los tiene Corrientes. Pero lo de Utrasa, su emigración, no deja de ser una constan­te en la historia de la correntinidad.


Centenares de comprovincianos que para ser dignos y no vivir de las dádivas políticas o del empleo público, algo que a veces roza lo primero, tuvieron que tomar el penoso camino del exilio interno, irse a las grandes ciudades del país o como en este caso, a capitales del NEA. El énfasis que puso el Gobierno provincial por estos días en dar aumentos y “extras en negro” a la masa salarial de agentes estatales, pareciera explicar la matriz de una emigración que no se detiene. Sólo mutó sus formas en el siglo XXI.

P/D: editorial NORTE de Corrientes domingo 14 de julio

miércoles, 10 de julio de 2013

El de los huevos grandes

Un subcomisario de un pueblo perdido en la geografía provincial atendía en persona los problemas, montado
en su caballo perseguía él mismo a bandoleros y rateros propios de la comarca que tenían debilidad o sus estómagos, por las gallinas.
Los atrapaba y a fuerza de submarinos secos y mojados los hacía confesar el destino de las aves que por lo general siempre era el mismo. Las ollas de sus madres o esposas. 

Salvo los que se comportaban adecuadamente y cooperaban con la causa del subcomisario, lograban recuperar la libertad pocas horas después de ser engrillados.

Pero algo empezó a ocurrir en la aldea. A la gente y a los parlamentarios empezó a generarles mucha desconfianza el comportamiento del hombre de la ley, sus métodos cada vez eran más feroces al igual que su poder en la aldea.
Hasta ocurrió una vez en alguna callejuela del poblado los retó a un par de representantes del parlamento nativo porque el subcomisario temió o mejor dicho, intuyó, que los hacedores de leyes algo tramaban hacia el. Sin vueltas les prometió que si eso era así, el calabozo de la comisaría estaría a disposición de todos.

El gran desvelo del subcomisario era además de controlar el orden y el cumplimiento de las leyes dentro de los límites de la aldea, el pensamiento de los aldeanos, para lo cual casi siempre por no decir constantemente estaba supervisando la salida de la gaceta local, un papelucho con las novedades del pueblo que surgía a la venta cada cinco o siete días.

Como la zona árida que rodeada a la comarca en cuestión cada vez estaba siendo más poblada por inmigrantes, el delito y los ataques a la propiedad empezaban a ascender, el subcomisario quería hacerse de un colaborador. Le era menester un lugarteniente, un mariscal de campo, un ejecutor frío como él que lo ayudara en la guerra sin cuartel contra el delito.

Tras unos trámites de rigor logró la incorporación de un muchacho con rostro apacible, buen talante y uno de los mejores con el máuser y armas cortas, del poblado.
Pero el joven resultó ser un ex bandolero reclutado por el subcomisario para quien había cumplido algunos quehaceres hace algún tiempo.
Tareas obviamente al margen de la ley que tanto dice encarnar el subcomisario.

Revuelo en la comarca por lo ventilado en la gaceta local. Como todo hombre de acción el subcomisario ni terminó de leer la historia, la real conocida por él, de su colaborador, que fue en busca del imprentero y propalador de esas verdades que no deberían haber emergido a la superficie pública.

-         Me querés cagar la vida vos. Ves lo que estás haciendo.

A los gritos y con la solapa del saco del propietario de la imprenta y gaceta, en sus manos, lo sacudió como se hace con las bolsas para verificar si aún queda algo adentro.

-         Porque tengo que darte explicaciones a vos. Todos saben la otra vida que tuvo ese muchacho, decime si no es así.

Fue la defensa del hombre de las letras impresas. La respuesta con los labios del subcomisario muy cerca de los de su interlocutor fueron contundentes.

    - Porque yo soy el que tengo los huevos más grandes acá y más vale que corrijas eso que sacaste.


Del caso no se habló más y el subcomisario siguió “combatiendo” el delito dentro de los límites de su aldea, acompañado muy de cerca, máuser en mano, del joven con cara de apacible.