viernes, 10 de julio de 2015

Llamen a los bomberos que nos estamos quemando

Parecía un actor entrando a escena. La autobomba de los bomberos voluntarios de Barranqueras (Chaco)
se abrió paso en el corazón del bulevar Ferré. Hacía un buen rato que un depósito de la cadena de supermercados Impulso ardía y las llamas amenazaban con extenderse a las casas linderas y a todo el barrio en general. El epicentro fue el fondo del local ubicado sobre la avenida mencionada, casi esquina de la calle Jujuy. El foco ígneo empezó alrededor de las 15 del jueves 9 de julio. Los vecinos aplaudieron el arribo de la máquina y sus efectivos empezaron a desplazarse. Sus colegas de Corrientes no salían del asombro ante el porte y la tecnología del rodado pesado, en su techo una escalera mecánica dejaba como principiantes a los nativos que intentaban llegar a las alturas del edificio siniestrado, con una de mano. No fue la única vez que tuvieron problemas.
 
El sábado 4 de julio al atardecer en el Barrio Libertad el edificio del Liceo Pedro Ferré, ubicado a unas doce cuadras del supermercado Impulso siniestrado, también ardió en sus techos. Los bomberos llegaron rápido pero se toparon con un detalle, no tenían dónde conectar las mangueras de las autobombas. No había tomas de agua de emergencia. Improvisaron en las conexiones domiciliarias vecinas del establecimiento, las que se conectan a la red de agua potable.

El jueves patrio una de las dotaciones que acudió al llamado de emergencia en el depósito del supermercado siniestrado fue un Mercedes Benz 1114, un gran rodado que parecía sacado de un museo, se sumaron un par más provenientes del aeropuerto que está fuera de servicio hace más de un año. Lanzaron unos chorros de agua y luego pasaron a ser espectadores de lujo debido a que tampoco había tomas de agua de emergencia. Otro tanto aportaron las mangueras de los bomberos locales que parecían regaderas por la cantidad de pinchaduras que tenían.
Un par de bomberos correntinos andaban de “civil”, en jeans y con buzos para correr. No se sabe si fueron convocados de emergencia o no alcanzaron a llegar con tiempo al reparto de trajes. Tampoco los locales poseían máscaras y tubos de oxígeno para protegerse del monóxido de carbono, algo que sí tenían los efectivos voluntarios de la vecina orilla.


Antes del atardecer llegó a la zona crítica el Ministro de Seguridad, Pedro Braillard Poccard, parlamentó con algunos jefes bomberiles y policías. Después atendió llamados a su celular que nunca dejó de sonar. Con las primeras sombras de la noche hizo lo propio el intendente capitalino, Fabián Ríos, conocedor de siniestros ígneos pero en polìtica. A la mañana, un rato antes, sus concejales autorizaron una nueva suba en la tarifa del transporte público de pasajeros para la ciudad. Después, el jefe comunal defendió la medida y dijo que si los ciudadanos habían acompañado un incremento del 400% en la tarifa energética a través del voto que respaldó la gestión provincial, no podrían quejarse de la suba en el boleto. Ríos se quema solo en sus laberintos psicológicos de cómo ve a la comunidad. Una semana antes había defendido el hurto de energía para dar alumbrado público a una barriada. Sin embargo la naturaleza de Robin Hood no tuvo la misma vara con la tarifa del boleto para el transporte. Pero esa, es otra miseria.