jueves, 28 de diciembre de 2017

Un pasaje del deseo al acto

Con el diario del lunes todos son Gardel. El lunes, justamente el lunes por la tarde te sepultaron. Sin embargo esa máxima lunfarda no me cerraba. Todo ese día pensando en ir o no ir. En realidad quería estar en ese evento del final. Había deseo pero el tranco hacia el acto de concretar eso deseado, es como un abismo y como todo abismo, me caigo en él. Me traga. Asesina mi pulsión que justamente está atada a ese deseo.



Peruzzi me lo definió en esta tarde agobiante de verano. “Un pasaje del deseo al acto”. En ese trance quedo. Encuentro todas las justificaciones posibles para no concretar justamente el acto. La acción.

Tu voz siempre me llevó a mi madre y ese fue un justificativo perfecto para no verte. Para no sentir. Para no llorar. Para no ser vulnerable, frágil. Para huir, escapar a la nada, la indefinición constante. Y así quedé pensando en lo que no fue. En por qué. En cómo salir de este laberinto. En tu voz nuevamente.

Llueve en formato veraniego sobre la aldea de Corrientes. Caminé bajo las gotas y caí en la cuenta que hacía rato no lo hacía. Sentí efímera felicidad por instantes. Y volví a recordarte. Casi tanto como hacía cuando eras mortal.

Peruzzi dice ver avances. Sólo hay que atravesar barreras de larga data. Aduce que hay buena observación en mi deseo. Sin embargo pienso inexorablemente en cómo dejo pasar el tiempo. Como si fuera un metal que se deja corroer por el óxido.
En memoria de Amanda.

De conversaciones con Peruzzi. Corrientes 20:25. Diciembre 28 de 2.017.

viernes, 8 de diciembre de 2017

La última infamia, ¿antes de irse?

El humano es un animal de costumbre. Suelen decir que es una máxima que nos acerca a otros seres vivos de los cuales nos diferenciamos, supuesta y solamente, porque nosotros somos racionales.

Acostumbrado a las sombras, a la oscuridad. A ocultar acciones, el gobernador Ricardo Colombi, entregó esta mañana “reconocimientos a funcionarios de la Gobernación”. En realidad, trabajadores de Casa de Gobierno, en la que no fueron incluidos (ni uno solo) integrantes de la Dirección de Información Pública. Se trata de agentes estatales (periodistas, fotógrafos, camarógrafos, choferes, administrativos) que al igual e incluso más que los reconocidos, se mantuvieron en la primera línea de trabajo junto al mandatario provincial. Algo que seguramente lo seguirán haciendo con el sucesor del mercedeño más famoso, hostil y rudimentario que existe en la provincia. 

"Estamos dolidos. Acompañamos las tres gestiones. Viajamos sin viáticos, muchas veces en coches que no estaban bien, durmiendo en cuchitrulos en el interior de la provincia", me dijo un veterano de dicha área comunicacional cuando lo consulté si realmente nadie de Información Pública había recibido reconocimiento alguno. "También tiene mucho que ver la gestión de quien estuvo al frente todos estos años (en Información Pública)", intentó mi interlocutor encontrar una explicación al desaire. Me aclaró que en la imagen que se dio a conocer en el acto, "son chicos de un equipo llamado 2.0. Creado por funcionarios, todos son militantes del radicalismo".

Otro dato es que en 2009, cuando Ricardo Colombi volvió a la administración provincial, quitó al personal de planta y de carrera de Información Pública las recategorizaciones que habían logrado en la gestión anterior. "Dijeron que era para estudiar caso por caso, si estaban bien dadas. Nos prometieron que nos iban a devolver y nunca lo hicieron. Sólo promesas", volvió a recordar con frustración mi informante. Ese ascenso además de ser un reconocimiento a la carrera  de agente estatal, significa dinero en el salario de los trabajadores. "Les terminaron dando esos beneficios a los militantes del 2.0", me dijo.

También hay otras explicaciones quizás un poco más profundas a lo básico del desagradecimiento oficial.
Hay acciones que siendo omitidas, es una contradicción, dicen mucho de que quien las realiza.

Un rato antes del acto de Colombi desarrollado en el Salón Amarillo de la Gobernación, el Gobernador electo,  Gustavo Valdés, dio a conocer su gabinete que asumirá funciones el próximo domingo. En el listado de funcionarios no figura la de quién ocupará la Dirección de Información Pública. Claro, dirán que no es un ministerio. Eso también habla del lugar que ocupa la comunicación para el régimen ricardista. Es entendible, la mayoría de quienes forman parte de este régimen poseen serios problemas para expresarse. Colombi se destaca por ser justamente el jefe máximo en esas lides.  

No es la primera vez y seguramente no será la última que el mercedeño ningunee a los trabajadores prensa. Los llamó “muertos de hambre” y a un cronista radial: “boludo” e “idiota”. El complejo de inferioridad del tres veces mandatario provincial siempre lo llevó a defenestrar a la prensa de una manera sistemática a lo largo de casi 20 años en el poder. Maltrato ayudado por el silencio de medios y trabajadores de prensa que también sistemáticamente agacharon y agacharán la cabeza. A muchos esa acción les generó y les genera éxito. Se convirtieron en dueños de radios, páginas web (etc) y otros pudieron conocer el extranjero. Todo regado con la jugosa pauta oficial. Están quienes se ubican en un tercer espacio, es lo más impresionante, padecieron y padecen el Síndrome de Estocolmo. Sienten atracción por quien los somete.

Un poco más de 48 horas antes de culminar su mandato, Colombi cometió a caso ¿su última infamia? antes de replegarse del poder.
Todo indica que desde el próximo domingo la historia de una provincia colonial como la nuestra, volverá a repetirse. Sólo el tiempo dirá si esa reiteración será a modo de chiste o tragedia.

Siesta sofocante. 08 de Diciembre 2017. Corrientes.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Domingos

Siempre fantasee con esa idea de los suicidas y sus horarios picos. El momento clave, suelen decir, es el atardecer de los domingos. Más o menos entre las 18 y las 20. En rigor de verdad no sé si habrá datos estadísticos al respecto, pero dicha franja horaria suele aparecer en tangos y canciones de desamor.


Hace ya algún tiempo que los domingos me pesan, empecé por levantarme relativamente temprano. Media mañana (10) o incluso un poco antes (9). Todo marcha bien hasta cuando empieza acercarse esa hora a la cual se podría graficar como el Triángulo de las Bermudas. Y es allí cuando me suena una y otra vez en la cabeza un fragmento tanguero: “Sé que es brava de bancar, la soledad del domingo y que el fútbol y los pingos comienzan a no alcanzar”. Escribe sublime Jaime Ross y muy bien interpretado por Adriana Varela.

El paralelismo es imposible de no hacerlo. Sobre todo, en los últimos dos fines de semana. Boca Juniors perdió y ahora, los partidos los tenés que escuchar por radio. Salvo que pagues el (pack adicional) del flamante fulbol privatizado.

Las transmisiones radiales tienen aún una carga extra que es la de la melancolía. La nostalgia. La memoria asociativa me lleva a los años de la infancia. Escuchar de lejos la radio gritando a mil por hora unos partidos, lo asocio automáticamente al lunes tempranísimo, en que mi madre debía hacer malabares para sacarme de la cama. Vestirme y que vaya a la escuela.

Ahora, el domingo está atravesado por vicisitudes más intrincadas que el pensamiento infantil de no querer madrugar para ir al colegio.  Se enfrenta a los despojos que me devuelve el espejo. A las ruinas de un ex Don Juan.



No se borra esa tristeza
subiéndote a cualquier tren
te hace falta una mujer
en lugar de mil princesas*.

Resistencia. Chaco. Martes 28 de Noviembre. 14:18


*Tango. De la Canilla

sábado, 25 de noviembre de 2017

Hoy me acordé de vos

Hoy me acordé de vos. Iba una joven medianamente linda a mi lado en ese colectivo que se mece para revivir el sueño interrumpido al despertar.
Recordé todo lo que no fuimos. Ni seremos. Mi idilio con lo imposible. Esa rara forma de huir hacia adelante.

El recuerdo me llevó a otear nuevamente la ciudad desde ese piso siete. Aquella noche, madrugada y mañana en que me despedí abrigando esperanzas que nunca iban a nacer más allá de mí deseo.
Eso, el deseo petrificado que me devuelven los espejos.

Hoy me acordé de vos. Como siempre sin saber por qué. Qué me llevó a tu fantasma. Es que aún no le encuentro explicación a esta oscuridad y baldosas flojas.
Es tan lejano tu cabello. Tu cuerpo. La oscuridad de tu piel. Como bálsamo me quedó tu voz en algún audio.

Bajo del colectivo. La avenida tiene el ruido de siempre. Atravieso la plaza, barrenderos ponen esmero en su tarea. Creo que es porque los vigilan. Me siento igual. Mi porfía en recordarte es como si me observaras todo el tiempo.
Alguna vez pasará. Me repito.
Es viernes y la libertad parece cercana.


Resistencia (Chaco). Viernes. 08:20

Una fábula sabinesca

El punto de referencia fue un cartel de Coca Cola. El imperio está siempre presente. Alrededor del letrero que informaba próximas fechas en el Orfeo. Un verdadero drean team: Arjona, Maluma y un par más que contrastaban con lo hecho por Sabina en ese moderno microestadio de Córdoba. 


La garganta estaba seca. Un poco por los vinos de la sobremesa del mediodía y otro por ese encuentro que se olfateaba tendría la perfección de las cosas cuando no son planeadas. 
Es a caso esa extraña mixtura de encontrarse años después, justamente, al otro lado de los océanos del tiempo. Y entonces no sé si soñé o era suya la voz, la de siempre, la que me hablaba en medio de ese gentío. Bajo un cielo que despejó nubes y toda probabilidad de lluvia. Las gotas antes del show fueron una mera amenaza.
Así nos hablamos de mundanidades. Las conversaciones para ir triturando ese hielo tradicional que impone la distancia. Y así nos encolumnamos tras la marea de público que salía del predio. 


Su auto nos fue metiendo en el corazón de la ciudad capital del interior, bares con sus sillas y mesas y bebedores en las veredas. La Cañada parecía un escuálido dibujo de lo que alguna vez fue un río imponente.
Reía, reíamos y todo parecía que empezaba a tener el resultado exacto de una aventura nocturna sacada de algún manual sabinesco.

Frente a la feroz obra arquitectónica de la congregación de Los Capuchinos, estacionados en el Paseo del Buen Pastor, mi boca fue pasando de las palabras a los hechos. Con un beso fugaz pero certero le dije luego que no podía dejar de hacerlo. No hacía otra que pensar en ti desde que te vi en el playón del Orfeo. Lo imaginé incluso antes, cuando la divisé desde mi platea sector rojo, a su platea sector verde. Quizás fue el beso más largo. Logró navegar la inconmensurable distancia que imponen los mares de los años.
En ese momento clave, salidos de la nada se aproximaron dos guardias municipales de la Docta. Linternas en mano, uno alumbró el parabrisas y otro el lugar del acompañante. Ella trataba de mirar al mismo tiempo a los uniformados y a mí. Reía, en una mortal combinación de nerviosismo y temor por los municipales.

Hay besos que despiertan a un muerto. A mí éste me despertó con un rayo de sol atravesándome la cabeza. Son las 8 del domingo y debo escribir por un nuevo encargo de mi comendador de palabras. El nimbo de no saber si fue verdad o sueño lo que estaba pasando, duró milésimas de segundos. Sonrío con una mueca y entonces aún en la cama cavilo.

Aquella noche no llovió
Tampoco fuimos a bailar
Ni tembló un pájaro en tu pecho
Cuando mi boca fue pasando
De las palabras a los hechos
Aparecieron dos guardias municipales
de Córdoba. Y entonces me desperté.
Comprendí al fin entonces que no debía lamentarme por algo que nunca jamás sucedió.


Córdoba 05 de Noviembre. Domingo. 11:20

jueves, 9 de noviembre de 2017

Custodio del pasado

El monumento a la bandera en Rosario tiene la imagen de una nave. De un navío. Creo, a esta altura de los años no lo recuerdo bien, le marqué esa impresión a Mac. Subimos a esa especie de mirador a lo infinito que tiene la estructura. Una vista enrejada desde donde se puede otear el Paraná. El viento que sopla a esa altura es un plus para los visitantes.
Lo pensé en ese momento al ver la iconicidad del fuego sagrado encendido, esa llama que no se apaga nunca. Fue como verme. Algo extraño me atravesó a penas por un instante e imaginé que mis años siguientes serían así.
“Un custodio del pasado”. Esa flama simboliza eso. Además de mantener encendida la identidad de toda una Nación. Contiene la historia de un país, una patria como Argentina que no es poco. Tan binaria. Tan visceral. Yo, aquella vez presentí que sería un granadero impertérrito frente a la llama de una historia que nunca termina de convencerme. De ser mía.

 Lancé la metáfora a Peruzzi que ponía atención en la cabecera del diván. Hablábamos, una vez más, de los vínculos intrínsecos con mi familia. Mis padres, mis hermanos. La sensación de ser un extranjero subyacía en el análisis desde hacía tiempo.
La metáfora para Peruzzi fue contundente. Reveladora y quizás esperanzadora. Se refería a mi vida, a la imposibilidad de proyectar y el anclaje de esa situación al hogar. A la casa paterna y materna. La orfandad en la que había quedado con la muerte de mi madre y ahora, desde el inicio del análisis hace más de un año, plantearme qué hacer con el inmueble. Es decir. Qué hacer desde lo material y desde lo simbólico.
Quedármelo, como lo indica el mandato paterno o abrir el juego de venderlo y ahí recién empezar la vida. Mi vida. Mi historia. Historia a la que Peruzzi siempre remarca: “Es como que llegaste tarde”, además de decirme que soy como “un extranjero” en esa niñez de la cual no recuerdo nada de nada. Un foráneo en mi familia. Un paria.

“Está la subjetividad en esa metáfora. Custodio del pasado. Custodio de una monumento. Custodio de la historia. Pero vos sos un custodio como enojado”, y siguió con esa lejanía hacia mis hermanos. Una lejanía que empezó desde el inicio mismo de mi existencia. La distancia de los años de mis padres que eran confundidos con mis abuelos cuando iban a buscarme a la escuela primaria. La distancia con mis hermanos. Esa larga distancia sobre la que son implacables los años. El tiempo.

Como siempre ocurre al término de una sesión intensa. Quedé algo aturdido. Ya por despedirme de Peruzzi le cuento el momento exacto en que hice la analogía entre ese fuego sagrado y lo que intuía me depararían los años siguientes. Intenté un relato y el tropiezo aún fue más revelador: “Estaba con Mac. Habíamos llegado al monumento de la Madre…digo, al monumento de la bandera”.
Peruzzi hizo una mueca y dijo. “Bueno, el lapsus también habla mucho. Nos vemos la semana que viene”.

Corrientes Capital. Primavera calurosa y húmeda. 20:03

09/11/17

sábado, 30 de septiembre de 2017

No puedo llevarte porque estoy de campaña



La Coca Cola estaba fría. Bien fría. El sudor del vaso lo testimoniaba.
Alrededor de la carpa unos peones perfectamente uniformados en bombachas y camisas se movían sin sentido. Lo hacían porque no debían estar quietos. La quietud en el campo es sinónimo de haraganería.  

La mesa estaba servida pero había algo que desencajaba en ese improvisado opíparo en el medio de la nada. Una nada que alberga a una lujosa estancia en los esteros del Iberá. Hecha a imagen y semejanza de las exigencias del turista extranjero. La botella de whisky desentonaba ante los sándwiches y el resto de las gaseosas. Ahí estaba ese brebaje intomable por la temperatura del mediodía correntino.

Los periodistas se acercaban a la carpa que hacía las veces de refugio para beduinos. Entre ellos, el director de Vialidad Nacional, Javier Iguacel, todos llegaban de una fallida inauguración de obras que los agentes de prensa respectivos: de la Gobernación de la provincia y de la dirección nacional, rápidamente lo disimularon como “supervisión de obras”. Iguacel fue invitado a la estancia en los esteros donde lo esperaba el refrigerio silvestre y el gobernador Ricardo Colombi. El mandatario saboreaba esa Coca Cola fría y oteaba el arribo de su invitado y cronistas.
Tras los saludos, Iguacel pidió a su anfitrión si podía darle un aventón a Corrientes Capital ya que debía regresar a la Capital Federal y en la ciudad capitalina de la provincia, lo aguardaba su esposa. 

El helicóptero oficial exhibía una imagen futurista en todo el escenario campestre.
Con el vaso ya sin Coca Cola fría y algunos sándwiches engullidos, Colombi fue sincero  sin remordimientos. “No puedo llevarte. Yo ando de campaña”. Dio entonces un destino un poco más silvestre al que debía ir hacer proselitismo transportado a bordo de la aeronave estatal. 
Iguacel se podría decir que entró en pánico. Una esposa en espera puede ser un drama. La delegada provincial de Vialidad Nacional, Ingrid Jetter, trató de ayudar y destinó a un chofer “que maneje rápido” para que el invitado retorne a Corrientes Capital.


El diario Clarín hace unos meses lo definió a Colombi como un “aliado silvestre” del Presidente Mauricio Macri. Esta anécdota lo define literal. A nosotros, los correntinos, también. 

miércoles, 30 de agosto de 2017

Errante


A caso hay ciudades que esperan a uno o viceversa. Quizás sea uno de los tantos misterios absurdos de los que están hechas nuestras vidas.

Aquella tarde sobre avenida Sarmiento a unas cinco cuadras antes de llegar a la plaza (central)  25 de Mayo, el interno 3457 de Ticsa, detuvo su marcha. Su conductor de modos rústicos no informó nada. Descendió y fue hasta la parte trasera de la unidad. El pasaje miraba desde las butacas y todo indicaba una avería.

Una vez en la vereda, una joven de veinte y algo, sacaba fotos al colectivo e increpaba a su conductor por una mala maniobra que al rozarla la depositó en el suelo. El chofer intentó defenderse pero prefirió concentrar energías en su teléfono celular. Llamaba a alguien como esas películas donde el policía solitario pide refuerzos.

La tarde era perfecta. Un sol con temperatura justa. Primaveral y la ciudad desperezándose de la siesta.
Los lapachos y sus colores que maquillan a la plaza central con sus senderos. Transeúntes de pueblos originarios llenos de bolsos en busca de un buen lugar en alguna feria cercana. Dos chicos hacen piruetas con sus bicicletas. Una pareja de preadolescentes exploran la pulsión sobre un banco.

La Avenida 25 de Mayo abre sus ojos a la modorra siestera. Su intersección con la Avenida Belgrano empieza a ser un problema para cruzarla por la intensidad y desquicio de los conductores.
Son casi las 18 y el sol despliega su acuarela sobre las laderas de los edificios y el bullicio del gentío cada vez es más constante. Algunos lavan sus autos estacionados sobre la vereda en noventa grados. Una costumbre urbana en este lugar que atraviesa lo que debería ser la buena convivencia vecinal.
Es sábado y hay mucha vida en esta urbe del interior del Nordeste Argentino.

Ahora el sol ya golpea la gramilla de las vías del tren. La imagen sería perfecta para una toma en televisión. Es triste pero hermosa a la vez. La plaza 9 de Julio que está su lado es como un gimnasio al aire libre.

Me siento en un banco. Un taxista se esmera en dejar impecable su herramienta de trabajo antes de iniciar el turno. El sol ya es un recuerdo. Empiezan a verse las primeras luces artificiales. ¿Ya habrá pasado el tren? Es para prepar un deseo si por esas cosas pasa la formación. Estoy a unos treinta metros del paso a nivel.

Inclino la cabeza hacia atrás. Mis ojos se clavan en las copas de los árboles. Al respirar se siente olor a vida en esta ciudad y entonces me pregunto. Dónde estás.

Sábado 26 de Julio. Resistencia, Chaco. 

lunes, 5 de junio de 2017

Votan

Votan a un tipo que dice que las mujeres deben quedarse en su casa. Que no deben trabajar y su tiempo tiene que ser dedicado a la crianza de los hijos y las tareas domesticas. En el siglo XXI este gran estadista entiende que esa es la mejor forma de consolidar la familia. Votan quizás a ese modelo de familia que dejó de existir hace al menos 25 años. Producto de la dinámica de constante mutación del mundo y de sus épocas.

Votan a un maltratador consuetudinario que no sabe hablar y mucho menos escribir.
Votan a un tipo con serios problemas de seguridad. Padece un complejo de inferioridad por su origen. Es del interior provincial y detesta a los capitalinos. Sin embargo supo entender a la perfección la matriz de la correntinidad. Una de sus principales fortalezas.

Votan a un tipo que se refirió a los periodistas como “muertos de hambre”. A los mismos a quienes él les tira migajas mientras se hizo millonario durante todos estos años. Casi dos décadas. Esa hambruna a la que se refirió seguramente no incluirá los voluminosos expedientes de publicidad oficial. Un diario gráfico que es de distribución gratuita es financiado con esos recursos oficiales. Se trata de una especie de boletín gubernamental. Donde se tira estiércol a los opositores. Eso, sólo por mencionar un ejemplo. Luego hay una constelación de medios de comunicación de todo tipo que son sostenidos con ese método de financiamiento.
Votan al tipo que no hace cumplir ningún tipo de Ley laboral tanto en el sector privado como en el público.
Votan a una palabra: Cambio. En manos y bocas de tipos que llevan casi 20 años sin hacer nada. Que se especializaron en mantener el estado de conservación de una economía provincial primarísima. Criar vacas, plantar indiscriminadamente árboles para talarlos y que su industrialización se haga en otras provincias.

Votan a un tipo que cinco días antes de las elecciones da “un plus de $400 por única vez por la conmemoración del día del padre”. En cualquier lugar del país ese monto habría sido escupido por sus beneficiarios. Votan al monto duplicado de la Tarjeta Sapucay “por única vez”. Ese plástico para gente que no tiene nada de recursos este mes alcanzó la friolera de $350. Cuando no hay urnas a la vista es la mitad de dicho monto. Votan eso. Y votan la bolsa de mercadería el día de la elección.
Votan a un excelente administrador de pobres. Unos 70 mil empleados públicos que en un 50% no superan los $10 mil de salario. Votan la no creación de empleo privado porque tampoco hay mano de obra calificada para ocuparlos en caso de que alguna industria se asiente en esta tierra. Votan los elevados índices de deserción escolar y al creciente número de niños que van a la escuela, pero para al menos comer una vez al día.

Votan un homofóbico que utiliza esa atracción, como si fuera una desviación sexual, para presionar a sus adversarios y funcionarios judiciales. Hacerlo público o exhibirlo en sus círculos sociales.
Votan a un gobernador que interrumpió un procedimiento antidroga. Se paró frente a los policías que allanaban una vivienda y los increpó como un barra brava. Su imagen difundida en canales nacionales era la de un patrón de estancia en la época de la Confederación. Nunca una imagen más nítida de lo que realmente es. Votan eso.  Esa estampa de mandamás.

Votan a un mandatario que en una localidad del distrito que gobierna, dijo desconocer que allí había un centro de acopio de estupefacientes.  Funcionó en poder de al menos tres bandas con ramificaciones en gran parte del norte del país. Pero el estadista al que votan no sabía nada. Tampoco sabía al que votan, que parte del dinero de ese ilícito financió campañas de diferentes sectores políticos. Sin distinción de colores.
Votan al: “Vivimos con lo nuestro. Con nuestras alegrías y tristezas. Al somos de carne y hueso” y una larga lista de frases hechas tan vacuas como la gestión provincial de todos estos años. Tan llena de nada. De que nada se modifique y de que todo hay que esperar del Estado. Votan eso. Entrar a la policía o al Instituto de Formación Docente. Después, a esperar la designación un cargo.

Votan al pago millonario de una publicidad no tradicional en el programa de Marcelo Tinelli, para promocionar al candidato a intendente del estadista. Candidato, ahora, electo. Votan un relato que es bajado con pulcritud por los medios de comunicación que recitan el verso del mandamás.
Votan la idea de que el Carnaval local es un evento intergaláctico y hace mucho tiempo pasó a ser una fiesta pueblerina. Una hoguera de las vanidades. Una kermes organizada a las apuradas. Votan al Chamamé que lo llevan al mismo destino que el show de las plumas.

Votan lo que quieren ser pero nunca serán. Porque en realidad votan lo que realmente son. Una comarca de ciegos donde el único tuerto infame es el rey.
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Lunes 05 de Junio de 2017, 00:47. En Corrientes Capital ganó la elección a intendente de dicho municipio, Eduardo Tassano (UCR). Postulante elegido por el dedo índice del Gobernador, Ricardo Colombi (UCR).

Foto editada: M.M 

domingo, 28 de mayo de 2017

Siete

Las cuestiones numéricas nunca fueron lo suyo. Sin embargo en el momento más mundano cobró relevancia.


Siete son los pecados capitales.

Siete son los crisantemos a los que canta Sabina en el disco Esta boca es mía.

Siete son los días de la semana.

Según la fábula bíblica en el séptimo día el creador descansó.

En la séptima jornada de los siete días que tiene la semana, se debe ir a misa para el catolicismo Apostólico Romano.

El relato bíblico también habla de maldiciones y bendiciones basadas en el 7: siete años de vacas flacas y siete años de vacas gordas.

Roberto Arlt escribió Los siete locos.

La divina trinidad sumada a los cuatro elementos terrenales: agua, aire, tierra y fuego; suman siete.

Fue siete a cero la goleada de Alemania a Brasil en el Mundial de Fútbol 2014 en el país vecino.

Si se rompe un espejo la mala suerte será de siete años.

El séptimo hijo varón es ahijado del Presidente de la Nación que se encuentre de turno en el poder.

También, suele creerse, que el séptimo hijo varón a medida que se desarrolle se convertirá en lobizón (hombre lobo).

Aquella noche casi intrascendente ella evitó tomarse una foto con él y el pase de factura que suele demorarse, al cabo, siempre llega. “Después de siete años…”, dijo por el tiempo en que habían compartido entre idas y vueltas. Periodo en que él siempre prefirió las sombras.
Ahora, al otro lado de ese pasado, el número lo sacudió y lo dejó un poco más cerca del abismo.


Domingo 28 de Mayo 2017. 15:11   

sábado, 27 de mayo de 2017

Luna artificial

A caso la luna que está al alcance de la mano pude seguir siendo musa. Aquello que lo  tenemos terrenalmente puede llegar a inspirarnos. Estos interrogantes quizás sean, su no respuesta, el derrumbe de los matrimonios. La muerte de la pasión. El deseo congelado por tener que convivir de manera cotidiana con un mundo compartido. Lo que mata es la humedad y también la convivencia. Los 365 días anuales y las 24 horas diarias. Vaya pregunta y soliloquios sin contestaciones. Quedan como suspendidos en el aire. En esa espera pueden tranquilamente habitar los signos de preguntas existenciales.

Aquella mañana de otoño justamente la luna parecía suspendida sobre la intersección de ambas calles. Bolívar y Perú. Una esquina que cíclicamente a lo largo de su historia fue de rateros. En su pasado más lejano supo ser la vidriera de chicas con tarifas bajas y servicios variados en moteles de mala muerte sobre la Avenida Artigas. A unas cuatro cuadras de la intersección mencionada.
También una noche, recuerdo en ese órgano vital del Barrio Libertad como lo es la esquina mencionada, crucé a dos chicas fornidas que reían a los gritos gracias al faso que se fumaban. Estaban dentro de un auto. Se besaban y tocaban. Esa noche, como esta mañana, la llovizna era eficaz como un asesino full time. ¿Habrán tenido acceso carnal las chicas? La luna artificial no estaba porque aún la velada transitaba su adolescencia.
Aquella noche como este amanecer tenían una cortina de garúa con fermento de humedad. Por mi parte, voy al encuentro de la aguja que atravesará mi brazo izquierdo.
A esta hora. Seis  y quince de la mañana esta luna suspendida en la esquina también en un estado lisérgico podría ser confundida con un Ovni. O un mensaje místico. Veinte y pico de años atrás en esta misma intersección, estaban los montículos de tierra cuando se pavimentó gran parte de la barriada. Ahora la metamorfosis va hacia el cielo. La zona está llena de edificios cuyo financiamiento es de obscura procedencia. Al menos de muy difícil justificación ante el fisco que en esto casos prefiere no ver.

Estiro el brazo derecho para tocar ese bólido de luz pero es una ilusión óptica. Entonces, vaya ejercicio de memoria, recuerdo que en esta intersección un automóvil me chocó. Mi edad cuando eso ocurrió, eso sí me cuesta recordarlo. Pero era niño y como recientemente aprendía andar en bicicleta fui casi a escondidas de mis padres hasta la plaza homónima del barrio y  decidí aventurarme sobre la calle al regresar a casa. La aventura culminó con la colisión del rodado de gran porte hacia mí. Luego había vecinos corriendo a los gritos por todos lados.
El episodio del siniestro vial sin daños de consideración es lo más lejos que me pudo llevar en el tiempo esta luna artificial. Suspendida sobre la esquina su imagen y figura son fantasmagóricas. Surrealistas.


Creo definitivamente que el mejor brazo para la extracción de sangre debería ser el izquierdo. Qué me determina eso. No hay explicación lógica. Como la de imaginar que la luz de neón de una esquina sea exactamente igual a la luminosidad de una luna levitando sobre la intersección de dos calles.  

Sábado. 12:13. Otoño, Mayo de 2017

domingo, 21 de mayo de 2017

Charla

-      - Hace mucho no me escuchas.
-       - Puede ser. Tengo otra cosa que no me deja oír. La tengo metida en el cerebro desde hace bastante.
-        -- Te dije que las minas te iban a enloquecer. O toda esa sarta de boludeces que siempre elucubras.  
-       - En rigor de verdad lo  tuyo nunca me sirvió de mucho. Vos llegas con el hecho consumado. Sos como el llanto sobre la leche derramada jajaja. Que se yo. Ahora tengo que solucionar esto que me atraviesa la cabeza y que al parecer acelerará mi locura.
-        - Siempre trágico vos. Me hablas de algo metido en tu cabeza pero yo, lo sabes, soy más que eso. Lo mío está cerca del alma. Soy casi el representante de tu alma.
-        - Jajaja “representante de tu alma”. Pero mirá la boludez que decís. Ahora sos vos el que piensa y dice boludeces.
-       -  Bueno. Cuándo hablamos seriamente…
-       -  Cuando tenga ganas. Cuando haya onda…ahh, pero deberíamos convocarlos a dos amigos tuyos
-        - Qué amigos. Yo no tengo amigos. Soy único y les digo a todos lo que deben hacer.
-        - Jajajaja. Bueno, dos conocidos tuyos: el viento y el olvido.


Recostados en la profundidad del atardecer ambos personajes, reales, debatían cuándo podrían verse. Las siluetas de ambos conformaban una figura fantasmagórica sobre la pared. Uno de ellos cargaba con la soberbia. El otro. Con la cadencia de quien deben tomar un camino en una bifurcación.

Charla entre la voz de la conciencia y el
zumbido.  

Domingo 21 de Mayo 2017. 18:49

Continuará.

sábado, 25 de marzo de 2017

El defensor menos pensado y Ricardo…¿sin pantalones?

Hay un viejo cuento con moraleja que relata la desnudez del rey. Una forma de significar las debilidades de un todo poderoso en alguna comarca del Medioevo.  
En la aldea local algo  similar habría ocurrido con el Gobernador Ricardo Colombi (UCR) a cuento, de lo relatado por un animador televisivo en un programa del a caso género musical, cumbia. “La gente fue a golpear las puertas de Casa de Gobierno y el Gobernador qué hizo. Se puso los pantalones”, contó Tony Torales con una vaga idea de inyectar épica al guión que le habían descargado en su acotado chip para que lo reprodujera ante las cámaras de televisión.  

Qué habrá estado haciendo el mandatario provincial semidesnudo en la sede oficial. ¿Habrá estado evacuando su organismo? Al parecer y siempre según el esforzado relato del animador, el Gobernador fue sorprendido alrededor de las 6 de la mañana por un grupo de padres quienes denunciaron el secuestro de sus hijos y fueron a la búsqueda del súper héroe. Más bien. Del patrón de la comarca para que los ayude.
“Se puso los pantalones” reiteró Torales en otro tramo. Siempre en la búsqueda de una épica dramática a lo que trataba de reproducir en base a su limitado lenguaje y quizás:  ¿Mostrarlo humano al todo poderoso? ¿El Gobernador duerme en la Gobernación? Podría ser otro efecto narcótico del poder. Literalmente vivir en esa casona antigua pintada de rosado.
Colombi semidesnudo. La imagen podría ser dantesca. Pero reveladora.
Un grupo de tutores golpeando las puertas de Casa de Gobierno a las 6 de la mañana y el dueño del inmueble oficial responde a los llamados, despeinado con el poco cabello que le resta y sin pantalones, yendo a ver qué ocurre para ser despertado antes del alba por una horda de tutores desesperados.

El animador en su apresuramiento para cumplir las órdenes que le habían sido impuestas, relatar el relato, no contextualizó. Su esforzado cuento en que según sus palabras el “Gobernador se puso los pantalones”, es el episodio ocurrido el pasado 21 de Diciembre. Fecha en que policías de la provincia de Santa Fe con una orden de un juez federal de esa provincia, ejecutaron un procedimiento antidroga en Goya. En medio de ese operativo apareció el Gobernador Colombi para que “liberen a los guríses”. Jóvenes que habían sido “levantados” por los efectivos santafesinos en la costanera capitalina y llevados hasta la segunda ciudad de la provincia, en calidad de testigos para dicho procedimiento judicial. El hecho sin precedentes en el país. La irrupción de un Gobernador en un operativo para incautar droga y arrestar a traficantes, cobró dimensión tras otro operativo de envergadura donde fueron detenidos el intendente y viceintendente de Itatí (ocurrido a inicios de Marzo 2017). Ambos acusados de liderar una banda que desde esa localidad, distribuía marihuana a siete provincias del norte argentino.


“Quisieron ensuciar al Gobernador Ricardo Colombi como a cualquier Gobernador que esté en este caso”, continuó el animador en su búsqueda desesperada de palabras para relatar lo ordenado.  “El Gobernador se puso los pantalones y qué hizo. Fue hasta a Goya y pidió la liberación de estos chicos que literalmente fueron secuestrados”, siguió Torales en su cruzada defensa al mandatario provincial. De fondo estaba en juego la pauta oficial. El respirador artificial de casi todos los programas y medios de comunicación en la comarca. “Pero los medios nacionales estuvieron usando porque seguramente hay una mano negra ahí detrás. Quisieron meternos a todos en la misma bolsa como quisieron meterlo al Gobernador Ricardo Colombi en la misma bolsa. Cuando fue él que se puso los pantalones y actuó”. Otra vez los pantalones y ahora una bolsa. ¿Qué bolsa es donde fueron ingresados los correntinos el Gobernador?. “No tenemos nada que ver” juró el animador sin explicar con qué situación o si se refería al episodio ocurrido en Goya: “Están hablando muy mal de todos los correntinos y no somos todos malos. Simplemente quería decir que no somos narcos”.
 Esto último al parecer era la idea central de todo el rodeo y tropiezos verbales del defensor menos pensado del Gobernador. Salvo el dato de los pantalones cumplió con: el inicio, núcleo y desenlace del relato oficial sobre cómo la administración provincial encara la lucha contra el narcotráfico.

jueves, 19 de enero de 2017

Pozo de aire

Ese pozo de aire le significó una metáfora. Las metáforas suelen tener la contundencia superadora quizás a la misma verdad. Las paredes de esa cuadrícula en el edificio estaban manchadas de humedad, un color un poco negro y otro tanto marrón.
Temía siempre al tirar las colillas de cigarrillos que esos restos ocasionaran un accidente ígneo. A veces, jugaba con esa idea de que todo ardiera en mil llamas y observar el trabajo de los bomberos una vez evacuado del lugar.
En otras circunstancias cavilaba de manera atroz cómo se estrellaría un cuerpo humano al saltar por ese agujero. ¿Cuánto tiempo tardaría en morir? ¿El deceso sería instantáneo?. Se le vino a la mente el caso de un gato suicida. Un felino con exceso de domesticación que una vez perdió equilibrio en un balcón y terminó entre los autos estacionados en la vereda. Salió ileso de aquel percance. ¿Un gato suicida?  Se repetía y le provocaba gracia y a la vez un poco de morbo, el animal destrozado en el piso producto de la pérdida de sus destrezas innatas o el mero hecho del deseo de quitarse la vida. ¿Puede a caso un animal tener semejante grado de raciocinio? No encontraba una respuesta exacta a esos soliloquios.

Ponía de nuevo la memoria fotográfica en aquel pozo de aire. Algunas noches, con las luces apagadas, se convertía en una inmensidad de lo negro. Fantaseaba a veces de que la más absoluta profundidad de los mares tenía esa dimensión de lo negro. Un negro que llevaba a la mente en una asociación libre hacia lo desconocido.
Seguía revoloteándole en la cabeza la significación de lo metafórico. El pozo de aire como un pasadizo a lo desconocido o como una especie de nimbo del tiempo. Un lugar donde justamente todo queda quieto. Sin modificarse. ¿Acaso eso era la propia foto de su vida?
Llenar papeles de diario con noticias que a nadie la importaban podría caber en ese pozo de aire. Miles de horas perdidas para estrellarse en un lugar bastante próximo a la nada. Su vida a caso estaba suspendida en ese nimbo donde nada se modificaba. Jugaba con la idea de que si el gato decidió suicidarse podría llegar a tener más decisión que él. Rió, agitó  la cabeza y se convenció que la precipitación del felino a tierra fue producto de su propia impericia y olvido de sus destrezas naturales.
A él también le había ocurrido miles de veces estrellarse ante pisos y paredes. Pero no había nada como desintegrarse tras un impacto contra el olvido.


Enero 19 de 2.017. Mañana calurosa e igual a casi todas las de un verano que lleva la prisa de un fugitivo. 10:36. Corrientes, Capital