sábado, 27 de mayo de 2017

Luna artificial

A caso la luna que está al alcance de la mano pude seguir siendo musa. Aquello que lo  tenemos terrenalmente puede llegar a inspirarnos. Estos interrogantes quizás sean, su no respuesta, el derrumbe de los matrimonios. La muerte de la pasión. El deseo congelado por tener que convivir de manera cotidiana con un mundo compartido. Lo que mata es la humedad y también la convivencia. Los 365 días anuales y las 24 horas diarias. Vaya pregunta y soliloquios sin contestaciones. Quedan como suspendidos en el aire. En esa espera pueden tranquilamente habitar los signos de preguntas existenciales.

Aquella mañana de otoño justamente la luna parecía suspendida sobre la intersección de ambas calles. Bolívar y Perú. Una esquina que cíclicamente a lo largo de su historia fue de rateros. En su pasado más lejano supo ser la vidriera de chicas con tarifas bajas y servicios variados en moteles de mala muerte sobre la Avenida Artigas. A unas cuatro cuadras de la intersección mencionada.
También una noche, recuerdo en ese órgano vital del Barrio Libertad como lo es la esquina mencionada, crucé a dos chicas fornidas que reían a los gritos gracias al faso que se fumaban. Estaban dentro de un auto. Se besaban y tocaban. Esa noche, como esta mañana, la llovizna era eficaz como un asesino full time. ¿Habrán tenido acceso carnal las chicas? La luna artificial no estaba porque aún la velada transitaba su adolescencia.
Aquella noche como este amanecer tenían una cortina de garúa con fermento de humedad. Por mi parte, voy al encuentro de la aguja que atravesará mi brazo izquierdo.
A esta hora. Seis  y quince de la mañana esta luna suspendida en la esquina también en un estado lisérgico podría ser confundida con un Ovni. O un mensaje místico. Veinte y pico de años atrás en esta misma intersección, estaban los montículos de tierra cuando se pavimentó gran parte de la barriada. Ahora la metamorfosis va hacia el cielo. La zona está llena de edificios cuyo financiamiento es de obscura procedencia. Al menos de muy difícil justificación ante el fisco que en esto casos prefiere no ver.

Estiro el brazo derecho para tocar ese bólido de luz pero es una ilusión óptica. Entonces, vaya ejercicio de memoria, recuerdo que en esta intersección un automóvil me chocó. Mi edad cuando eso ocurrió, eso sí me cuesta recordarlo. Pero era niño y como recientemente aprendía andar en bicicleta fui casi a escondidas de mis padres hasta la plaza homónima del barrio y  decidí aventurarme sobre la calle al regresar a casa. La aventura culminó con la colisión del rodado de gran porte hacia mí. Luego había vecinos corriendo a los gritos por todos lados.
El episodio del siniestro vial sin daños de consideración es lo más lejos que me pudo llevar en el tiempo esta luna artificial. Suspendida sobre la esquina su imagen y figura son fantasmagóricas. Surrealistas.


Creo definitivamente que el mejor brazo para la extracción de sangre debería ser el izquierdo. Qué me determina eso. No hay explicación lógica. Como la de imaginar que la luz de neón de una esquina sea exactamente igual a la luminosidad de una luna levitando sobre la intersección de dos calles.  

Sábado. 12:13. Otoño, Mayo de 2017

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