miércoles, 24 de abril de 2013

Angustia y gajes


“Nunca disfrutamos lo que hacemos porque estamos pensando en lo que haremos después”, me dijo hace poco una amiga retirada de las trincheras periodísticas. Lejos de ese nimbo de egos la visión es otra pero nostálgica, me dijo también que extraña la adrenalina y la vorágine. Que nada se compara al frenesí de las redacciones de diarios. Lo sé. Padecí ese síndrome de abstinencia tres años atrás cuando fui desocupado journalista durante ocho meses.

La frase en cuestión me quedó haciendo ruido. Qué pasará que es un raro misterio padecer el diario trajinar de resolver la coyuntura. Trascurrirse diez, doce horas frente a una PC tratando de explicar cosas a la gente que no le interesa. Hilvanando oraciones melosas para que la información no sea aburrida cuando lo es. Llenando páginas cual autómata para librarse al fin del horario laboral e ir a casa o bar a bucear en alcohol y otra vez poner la cabeza a maquinar para el otro día.
Sin feriados, sin domingos, lidiando con los copy paste de los compañeros, el sueldo que no alcanza, el informalismo laboral, y el arte de tapar agujeros todos los días.
Por qué me gusta. Nos gusta. ¿En realidad nos gusta? O estamos condenados a eso. Condenados al éxito como dijo el nefasto presidente provisional a comienzos de la década pasada.

Están los otros. Los que creen quizás para no renunciar o no plantearse estas cosas. Los que piensan que hacen algo similar al periodismo tipeando las consignas oficiales llegadas desde oficinas alfombradas en el poder. Todos hicimos y hacemos eso. Lo malo es no admitirlo y replantearse eso. Si es periodismo o mera comunicación de partes y de parte.

Quizás los años me estén atravesando pero una angustia me paraliza y subleva hacia estos paradigmas. Me pone en el lado de la autocrítica de qué nos pasa. Cuál es el fundamento de nuestra sentencia al éxito. Qué hay después de dejar las diez o doce horas frente a una PC. ¿Hay algo después de eso? ¿Sabemos hacer otra cosa que moldear la realidad según la oferta y demanda de las empresas periodísticas?

La burguesía de un empleo público bien rentada es una buena solución. Pero otra vez la consiga. La adrenalina dónde la buscamos. En un deporte. Sexo. Alcohol. Viajes. Twuitter. Facebook.  

Seriamente empecé a creer y cada vez estoy más convencido que el errado en esta historia soy yo. El perfeccionar determinadas cosas, ser prolijo en la derrota del día a día y hacerme mala sangre por corregir el inexorable rumbo natural de las cosas, es un defecto individual.
Observo a los que navegan en las inmutables aguas de la mediocridad y veo que vivirán muchos más años que yo. Al menos sus últimos quizás lo pasen en sus casas y no sobre la cama de un hospital. Por ejemplo, no tienen gastristis ni padecen el asecho diario del insomnio. Tampoco sufren trastornos de ansiedad ni alimenticios. En fin, tendrán una vida –figurada- a la de Tutankamón.

Estos dilemas pueden tener respuesta abstracta como las preguntas mencionadas anteriormente: “Capaz seamos unos inconformistas” agregó mi amiga para darme alivio y mostrarme que quizás no soy el único desquiciado en el mundo terrenal.
Entonces trato de arribar a la conclusión de que a mi angustia podría sumarle meros gajes del oficio. 

sábado, 20 de abril de 2013

La infalible receta del caudillo


El mapa diagramado por el gobernador Ricardo Colombi con vistas a un ensayo general, puertas adentro del partido radical gobernante, antes de las elecciones generales en la provincia, no tiene sorpresas y representa el ADN del caudillo mercedeño. Salvo en dos localidades de las treinta y tres que están en poder de la UCR, sus intendentes no irán por una re-reelección que aún resta definirse en el terreno judicial.


Todos los jefes comunales apoltronados en sus sillones desde comienzos de la década pasada seguirán firmes, al menos tienen esa intención al inscribirse el pasado viernes en el cierre de listas internas del partido gobernante, se postularon para ser candidatos a un tercer mandato consecutivo al frente de sus municipios.

Colombi supo inocularles el adictivo gusto del poder y lo mixturó con la matriz correntina muy poco adepta a los cambios. Si se observa con detenimiento en las demás nóminas presentadas para los rubros senadores y diputados provinciales, los nombres de los doce años de gobierno radical en la provincia, se reiteran. Ex funcionarios ricardistas y arturistas reciclados regresan al ruedo legislativo premiados por haberse quedado en el llano y haber cuidado los intereses del partido para el gobernador. Un caso emblemático es el de Manuel Aguirre. Hacendoso dirigente radical saladeño que ahora va por un lugarcito en el Senado. Una beca tras cuatro años de laburar para el partido del jefe. Antes, el “colorado” fue diputado y subsecretario de Seguridad.

Enroque oficial para mantener el estatus quo que quiere cuatro años más en el poder. Es  curioso como Colombi utiliza la entelequia de la correntinidad. El famoso cambiemos para que nade cambie. Su discurso de campaña va por ese lado enfundado en un capcioso federalismo que intenta mostrar dentro de la provincia para diferenciarse del kircherismo de quien fue un buen socio hace cuatro años atrás.

Pero ese discurso es probable que le traiga buenos réditos a la hora de la batalla final en septiembre venidero donde de lograrlo, el caudillo volverá a meterse en la historia de la provincia como ya lo hizo al convertirse dos veces gobernador. Si lo consigue esta vez será el primer mandatario provincial en lograr una reelección. Todos los récords para un dirigente que balbucea frases pero es un trabajador inagotable de la política en campaña. Para Colombi la política es eso. Campaña las 24 horas y los 365 días del año.

Al cierre de las listas del pasado viernes un tabloide local que lo trata con mucho cariño y lo cuida de los embates de una oposición que se mantiene en la lejanía, dijo para graficar que Colombi se inclinó por “los paladares negros”. Un buen eufemismo para no decir los incondicionales que sólo obedecen los designios del mandamás en la estancia interpretada así por el caudillo sobre lo que es el Estado y el partido que integra.

En rigor de verdad las nóminas armadas por Colombi no distan mucho de su adversario el peronismo ahora kirchnerista en la provincia, no hay figuras que se destaquen por encima de los postulantes a la gobernación. Son especies de rellenos en las listas que se parecen más a frazadas que a sábanas.

En este primer banquete servido ya se anticipa que no habrá mucho para elegir en las mesas de los cuartos oscuros. Más de lo mismo que venimos fagocitando hace doce años en la provincia.
Pero el cobrar los sueldos públicos a fin de mes es lo que al electorado lo puede llevar nuevamente a tomar la cucharada de sopa como lo viene haciendo desde hace más de diez años, sumado eso a la escasez de una oposición fuerte al caudillo mercedeño es donde puede haber diferencia. Y además, la copia fiel de los mandamientos kircheristas que hace el PJ provincial es tan impostada que cuesta creer siquiera que son realmente kirchneristas. Un peronismo que pasó por todas sus versiones. Desde el menemismo recalcitrante al progresismo en pose de estos tiempos.

Lo que angustia es la interpretación más exacta que hace el caudillo del pensamiento correntino. El conservadurismo y es eso lo que posiblemente lo lleve a ganar otra vez. Sus primeras cartas echadas al paño el pasado viernes así lo demuestran. 

jueves, 18 de abril de 2013

Humedad tras pernoctar con niños


La política correntina tiene la capacidad, hay que saber reconocerlo, de sorprender por medio de las mezquindades de los dirigentes que la integran.

Ayer se vivió uno de esos episodios bizarros a los que tiene acostumbrada a la ciudadanía, el Gobierno provincial envió a un sindicalista amigo a arruinarle "la fiesta" a los kirchneristas capitalinos, que ayer lograron la visita de una de las figuritas difíciles de la constelación "K". El ministro de Economía, Hernán Lorenzino, estuvo en la capital provincial y tuvo un par de reuniones con el elegido de dicho espacio político en suelo correntino, en el Municipio el visitante atendió una audiencia con el intendente capitalino, Carlos Espínola (PJ), y algunos empresarios.

Pero el plato fuerte para la militancia estaba en la sede del Sindicato de Luz y Fuerza. Hasta allí llegó el joven ministro y cuando todo era fiesta apareció el gremialista amigo del Gobierno para echar limón a tanta dulzura.

La escena fue de un patetismo tal que no hace más que revelar lo rudimentaria que es la dirigencia local. Sostenido en un papel manuscrito, el sindicalista intentó hacer reclamos de fondos que legalmente pertenecen a la Provincia y que según el Gobierno provincial, son retenidos por la Nación. Es curioso que un sindicalista se convierta en fiscal de estado por unos minutos y se arroje esa potestad.

Los recursos que solicitó cara a cara al ministro de Economía son -entre otros- los excedentes de Salto Grande y Yacyretá. El mismo gobierno que lo envió a inmolarse en el acto político de ayer al mediodía, es el que renunció a ese planteo que estaba en instancia judicial iniciada por la administración anterior. La dimisión fue como condición, impuesta por la Nación, para que Corrientes ingrese al programa de refinanciación de pasivos provinciales a fines de 2010. Gracias a eso el Gobierno actual no paga deudas.

Lorenzino, entre sorprendido y con deseos de irse raudamente del lugar, atinó a dar la solución a todos esos males. La cura de la enfermedad en el retaceo de recursos llegará cuando Espínola se apoltrone en la gobernación local. Tal cual esgrimido por el funcionario nacional.

En tren de chiquilinadas el kirchnerismo tiene lo suyo, el viernes hubo una cumbre de gobernadores regionales en Resistencia (Chaco) y el ausente -no le giraron invitación- fue el radical correntino Ricardo Colombi. Tal "ninguneo" lo padece desde hace tiempo, desde hace algunos años, cuando dejó de ser aliado al kirchnerismo y a partir de entonces erra en soledad e intenta usufructuar esa condición de víctima. Salvo cuando reluce su costado más infantil en maniobras como la concretada ayer al mediodía en el sindicato de los trabajadores energéticos.

Pero si de infantilería se trata, la misma llega hasta la cúspide del mundo K. La presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, a mediados de 2011 en teleconferencia conectada con Colombi en la Gobernación correntina lo retó cual niño al mandatario provincial porque no vio en primera fila a su elegido, el joven intendente capitalino. "¿Dónde está Camau? (apodo de Espínola)... ¿Está Camau ahí?", lanzó furibunda a través del satélite. Colombi decía que sí estaba en el lugar moviendo la cabeza de arriba hacia abajo, y rápido la gente de ceremonial movió una silla para que el alcalde logre el podio de la primera fila.

El juego se repite desde hace tiempo y todo indica que el frenesí electoral seguirá por esa senda. Actitudes propias de un jardín de infantes de jefes de Estado obligados por ley y mandato popular, a mejorar la calidad de vida de la gente.


Pero alguna pista de lo que ocurre cuando se pernocta con niños dio el propio Gobernador hace un tiempo. Con el alba se arriba mojado. Una sabia definición de que con infantes no se pueden tratar cosas de envergadura. Una significación metafórica de inmadurez para descalificar al adversario en momentos de tensión.

En este caso: los niños que humedecen las camas, ¿son ellos?

Sus comportamientos así lo muestran al menos hasta ahora.

P/D: editorial domingo 14 de abril‏. Diario NORTE de Corrientes

martes, 9 de abril de 2013

Solidaridad for export ante la desidia


Los diez años del kirchnerismo lograron algo. Quizás la llamada "batalla cultural", definida así por los talibanes del relato nacional y popular, esté siendo ganada por la facción ideada por los patagónicos. Ahora la política y sus contiendas se pelean y defi­
nen en los medios de comunicación o a través de éstos.

Incluso el Gobierno provincial, tan esmerado en desmarcarse del sello K, juega en ese terreno muy parecido al lodazal. En las últimas 72 horas, el temporal acaecido en la Capital Federal y La Plata abrió un nuevo capítulo en el conflicto bélico de los medios masivos.

Corrientes, la metrópoli provincial, tiene sus propias rencillas de pago chico. Una especie de escala pequeña de las "guerras comunicacionales de la Gran Ciudad".

La escalada del enfrentamiento entre las administraciones provincial y comunal mantiene abierta la pelea y todos los días hay episodios diferentes. El último fue una burda caricatura, una paupérrima puesta en escena: concejales capitalinos sesionando el pasado jueves bajo el tenue brillo que daba un conjunto de velas en la sede del Concejo Deliberante. Los representantes de los vecinos capitalinos que pertenecen al oficialismo kirchnerista del gobierno de la ciudad están imbuidos en una especie de resistencia revolucionaria contra el corte de energía eléctrica en la sede comunal que ayer sumó diez días, hasta que una resolución judicial -cautelar- puso fin a la oscuridad.

Ahora tiene un agravante ventilado por su adversario, el Gobierno provincial, y es que el Municipio además de la energía también debería millonarios aportes jubilatorios al Instituto de Previsión Social (IPS), ambas cosas desmentidas por el intendente, quien arguye que todo forma parte de una campaña de desgaste y desprestigio hacia su administración.

Así, desde las trincheras municipales redoblan la apuesta en relatar todas las cuentas pendientes que posee el Gobierno provincial con el comunal.

Las miserias de estar echándose culpas cual adolescentes en proceso pleno de pubertad, lleva a los adversarios a concentrarse en versionar cada uno a su modo la realidad.

Anteayer, a última hora de la noche la cartera de Hacienda y Finanzas, ministerio devenido en usina comunicacional, tropezó contando dos versiones de un solo episodio. En un mismo comunicado de prensa aseguró, datos de por medio, que los desagües pluviales de la localidad de Gobernador Virasoro funcionaron de óptima manera y que el ejido urbano de esa comuna -bastión del radicalismo- no padeció inundaciones.

Sin embargo, párrafos más abajo tras un subtítulo, describía detalladamente cómo habían sido asistidas centenares de personas cuyos barrios sucumbieron ante el avance de las aguas, producto de las intensas lluvias del pasado miércoles y jueves.

Los medios, éste no, que cumplen a pie juntillas con los comunicados informativos de ambas administraciones publicaron de manera completa ambas cosas.
Por un lado la rápida acción de las redes de desagüe virasoreñas, y por el otro la asistencia a los inundados.

Tanto empeño en tapar el sol con las manos que la gestión descansa en paz desde hace tiempo. Ni la Comuna ni la Provincia lograron avanzar de manera significativa en cambios medulares que mejoren la calidad de vida de correntinos; ambos sectores sólo se concentran en moldear la realidad cada uno a su antojo ayudados por los medios de comunicación vernáculos.

Por ejemplo: hasta ayer en barrios capitalinos la gente continuaba chapoteando en el barro con el agua de las últimas precipitaciones que no puede correr porque no tiene hacia dónde porque faltan obras, falta decisión política y madurez en todo sentido. En el sentido figurado para hacer de la política una herramienta que mejore la existencia de los electores, que la mejore a largo plazo y no cada vez que estén cerca las urnas. Y la literal, que los "líderes" de ambas facciones en pugna abandonen la teoría del miembro más extenso a la hora de medir fuerzas cual orilleros peleando en un arrabal.

P/D: editorial diario NORTE de Corrientes. Domingo 07 de abril 2013.-

miércoles, 3 de abril de 2013

Aquel otoño


Casi entrando a la hora crítica del diario, en la redacción sintonizamos con mis compañeros de alcázar, la televisión. El canal paraoficial que trasmitió el acto central recordatorio de la gesta malvinense donde los actores principales no fueron los sobrevivientes de aquella locura iniciada por un militar beodo en el otoño del ’82 y apoyada masivamente por el pueblo argentino que nunca se equivoca, sino el gobernador de la provincia Ricardo Colombi.
Para el canal en cuestión que percibe jugosas pautas publicitarias que no son denunciadas ni investigadas de oficio por la expeditiva, en algunos casos, bendita Justicia. El despliegue de cámaras que intentaba hacer no debía perder de vista, mejor dicho, de la lente de la cámara a la estrella en cuestión.

Irreverente y abominable me pareció después, al promediar la ceremonia, la impostación que le puso el locutor maestro de ceremonia al momento en que pasaron frente al señor gobernador, los ex combatientes de Malvinas mercedeños. Se detuvieron y como si fuera una coreografía ensayada muchas veces, ante el palco oficial ofrecieron al mandatario provincial saludos y otros tantos Sapucay al aire, todo en perfecta pleitesía al mandamás.

Todos felices y patriotas al menos durante los 40 minutos que duró el acto en la ciudad goyana.
Qué hacía Colombi en aquel otoño de 1982. No creo que haya ido a la plaza de su Mercedes natal a vivar las fuerzas nacionales que iban al suicidio casi colectivo en unas islas, hasta ese entonces ignotas del Atlántico Sur. 

Su rancio perfil conservador más cerca de un caudillo liberal o autonomista que de un radical copetudo de comité, no lo hace a uno imaginarlo en un plaza entonando cánticos: “El que no salta es un inglés”.

Qué hacían los actuales patriotas kirchneristas en aquel otoño del ’82. Qué hicieron antes, durante mejor dicho, los obscuros años dictatoriales.
¿Fueron a vivar al beodo militar que llevó al suicidio a centenares de jóvenes que desconocían el archipiélago donde encallaron?.

Qué hacían los cínicos de hoy y de hace 31 años aquel otoño fatídico que volvió a mostrarnos que estamos condenados al éxito pero que antes debemos pagar peaje en el purgatorio de los fracasos. Cargarnos a la espalda cual cruz nuestras contradicciones que nunca terminamos de revelarlas a nosotros mismos.