domingo, 18 de enero de 2015

El gracias checho de el chino

Hace un par de años los vi en el Club Regatas de Corrientes, fue en enero, en un festival paralelo que se hizo a la Fiesta Nacional del Chamamé. Estaban como número central con algunos invitados como Verón Palacios y Santiago “Bocha” Sheridan. Los muchachos de La Nueva Luna iniciaban una exploración, al menos en público, en el mundo chamamecero.

Aquella velada con muy buen marco de público los músicos tropicales o cumbieros ponían mucha garra, como un equipo rústico que avanza en campo contrario movido sólo con ímpetu pero con escasez de fútbol.

Sentí entonces que quizás se debía a sus comienzos en el rubro. Que lo hacían con respeto como ellos dicen, tampoco nunca entendí bien a qué se refieren con “respeto”, pero esa noche de enero salí del Regatas dándole crédito a los cumbieros sobre esa exploración que estaban iniciando.

Anoche, (madrugada de domingo 18 de enero de 2015), un par de años después los muchachos nuevamente se presentaron en el escenario del anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola. Los veía desde la comodidad de mi living, Malbec en mano y Parisiennes por doquier. La lluvia, de a ratos llovizna, le daba ese toque apoteótico que siempre regala una precipitación en un festival popular como es la Fiesta Nacional del Chamamé.

Los muchachos iniciaron la carga de actuación con clásicos y entre canción y canción el rasgueo de la guitarra con el “Nueva luna…Nueva luna…”. Tantas reiteraciones de ese ejercicio que se pareció al ruido del taladro al atravesar un material sólido.

Avanzaron en el show y lo llamaron, quizás para que los remolque, a Santiago “Bocha” Sheridan, quien como todo gran cantor a pesar de su excedido peso mantiene la lírica del buen futbolista. A estas alturas no caben dudas de que “Bocha” tiene la humildad de los grandes, una gran persona, bondadosa y sin problemas de compartir su talento con los muchachos cumbieros. “Mi amigo” lo presentó  Marcelo González (El Chino), vocalista de La Nueva…y eso explica muchas cosas. Uno a los amigos los elige y por ende los acepta como son, con errores, vicios y excesos. Lo digo por el “Bocha”, que seguramente así los aceptó a los muchahones.

Pero en el final Marcelo González (El Chino) se fastidió, después de pronunciar unos exabruptos en escena, dijo que estaba enojado porque quería cerrar la noche. Porque decía que ellos siempre se tienen que ir antes, porque la gente les pide que sigan cantando, porque ellos hacen chamamé todo el año (algo seriamente en duda), porque a él como “soy porteño”, no lo dejaban cerrar una noche de la Fiesta Nacional. En fin, porque hablaba como con derecho adquirido: “Al Instituto de Cultura…por favor. El año que viene tenemos que cerrar una noche”, conmino Marcelo González (El Chino) y al regresar la vista a la primera fila retrocedió unos metros. “Perdón checho (Sergio Flinta, Senador provincial, presidente (vitalicio de la UCR correntina) y hombre de confianza del Gobernador, Ricardo Colombi) pero lo digo en serio. Queremos cerrar una noche”. Quizás esta amistad también explique muchas cosas de los muchachos cumbieros y si el año que viene bajan el telón de una velada, entenderemos el motivo. Hay que esperar sólo un año.

Antes, durante el show, hubo otras loas al político. “Gracias checho” dijo varias veces Marcelo González (El Chino).

Es buena la diversidad en los festivales, abre la cabeza del público, bastante hermética por caso como es la nativa. Algunas veces la Fiesta Nacional del Chamamé se aproxima a eso. Otras, atrasa lustros.