jueves, 27 de marzo de 2014

La delgada línea que hay que cuidar

Los aciagos días de diciembre de 2013 mostraron una película que suele ser recurrente en la cícli­ca historia nacional. Saqueos y convulsión en varios distritos del país e incluso en los más po­blados, las grandes urbes argentinas sucumbieron ante ataques vandálicos. Pero lo alarmante fue que esos episodios se dieron en el marco de huelgas policiales que dejaron al servicio de focos violentos los centros comerciales de esas ciudades. Los policías provinciales lograron en horas lo que a los gremios les lleva meses y hasta consiguieron aumentos salariales significativos a cambio de volver a la calles y restablecer el orden. La conquista se extendió a sus camaradas federales (gendarmes y prefectos) quienes tuvieron por efecto colateral una mejora sala­rial antes de que termine el año pasado. Era la reserva fría del Go­bierno nacional en caso de que los acuartelamientos se mantu­vieran en el tiempo. Negociar con armas y uniforme reditúa mucho más que hacerlo con guardapol­vos o mameluco de industriales.
Corrientes vivió una situación particular como lo es su natura­leza, siempre diferenciándose del resto, en la Capital provincial hubo una incipiente protesta que hasta hoy el Gobierno provincial niega. Sin embargo, en cuestión de horas de aquellos calu­rosos primeros días de diciembre, el gobernador de la Provincia que iba a iniciar su segundo mandato con­secutivo, Ricardo Colombi (UCR), activó un plan de contingencia. El relato del oficialismo local y el apaci­guamiento en el país de las huelgas policiales, las fies­tas de fin de año y las vacaciones estivales, ocultaron la reacción de la administración local. Sin tener un es­quema grave como otras provincias subyugó ante los reclamos policiales y puso en marcha una batería de mejoras salariales.
Solamente ayer corrió el velo, aunque con libreto propio, de la gravedad de los episodios de diciembre. El Ejecutivo descabezó la plana mayor de la Policía y a pe­sar de que Colombi hablara de “continuidad” en la ges­tión de esa institución su ministro de Seguridad, Pedro Braillard Poccard, hasta diciembre pasado vicegober­nador, definió los cambios con palabras muy diferen­tes a las del jefe de Estado provincial. “Ahora empieza otra etapa”, dijo y argumentó que “todos tenemos que hacer nuestro aporte, si no queremos caer en la des­gracia de algunas provincias hermanas o de otros paí­ses de América latina que están viviendo situaciones muy complicadas”. La debilidad de las instituciones políticas ante la fuerza de las armas y de los uniformes quedó expuesta y blanqueada por el funcionario en­cargado de esa sensible área. Lo demuestra la contun­dencia de los números: un salario inicial de maestro es de $3.600 mientras que un joven cabo que egresa de la escuela policial tiene asegurado $8.000 de bolsillo. Queda en evi­dencia cuál de las áreas es la que podría poner más en apuros, como lo indicó Poccard, a la administra­ción provincial.
Pero lo contundente fue lo ex­puesto por Colombi al calificar de “excesivos formalismos” a los pasos procesales y legales que de­moran el trabajo policial. Utilizó un dantesco ejemplo: cuando un policía quita la vida de alguien, su­poniendo que sea un delincuente. “Tenga que estar penando y tran­sitando los pasillos de los diversos juzgados penales. No puede ser que quien ha defendido su vida esté más de treinta o cuarenta días detenido”. Para el Goberna­dor esos casos de homicidios de quienes visten unifor­mes, deben tener tratamientos expeditivos. Extraño siendo que el que lo dice además de ser gobernador, es un hombre de leyes. No es el único, el pasado domingo el intendente capitalino, Fabián Ríos, tuvo un arrebato que se suele apoderar de las sociedades. Hacer justi­cia por mano propia, el alcalde se acantonó frente a la cochera de un conductor infractor que en la huida de un control de tránsito atropelló a tres inspectores. Ríos parecía un comisario de esos de comienzos del siglo pasado a punto de ingresar en la finca tras derribar la puerta de una patada.
El fortalecimiento de las instituciones se da con edu­cación y profesionalismo de las fuerzas de seguridad. No intercambiando libertad de acción por acompaña­miento político.
Editorial del diario NORTE de Corrientes. Jueves 27 de Marzo 2014

viernes, 21 de marzo de 2014

El Audi

La cantina del Club Hércules en el barrio Libertad ese jueves tenía movimiento por el entrenamiento de los chicos, en básquet, que estaban a punto de terminar. Eran las 23:30 y la clientela iba en busca de las promo: unas enormes hamburguesas, dos, y lomitos acompañados con papas fritas. Las tartas que eran mi objetivo se habían esfumado más temprano.

El tremendo automóvil estacionó en doble fila exactamente frente al acceso principal del Club, buscaba a
uno de los pibes del entrenamiento. De negro intenso y los tres globos entrelazados lo destacaban del resto de los rodados sobre calle Brasil entre Junín e Irigoyen.

“Lo que siempre me pregunto cómo es que en una ciudad tan pobre hay estos autos” me lanza el dueño de la concesión cantinera luego de despachar una promo de hamburguesa con fritas y ordenar mi lomito con papas. El hombre de unos cuarenta y pico de años observa fijamente el Audi modelo 2014 y sigue enrollado en sus dicotomías: “Fijate vos como es la cosas que en hay gente que hace días está en la calle por la lluvia sin nadie que los ayude, esa gente no tiene expectativa de vida. No viven más que el día a día y te encontrás con estos autos en la calle”.

Para que no queden dudas y tras azuzarlo con  un “quizás no esté bien la distribución de la riqueza” por mi parte, cavila de nuevo. “No…no es que envidie ni nada de eso. Pero cómo hay estos autos en Corrientes, que se yo, con lo pobre que es la provincia, la ciudad. Eso es lo que me pregunto”.

Llega un padre con su hija y pide la promo de hamburguesa con papas que esta noche de jueves es la vedette en la cantina.

Divago entonces en las fotos que vi en la redacción durante todo el día: familias enteras en la calle gritando por ayuda, por soluciones de fondo que nunca llegan. Pienso por qué diantre los legisladores que se hacen llamar con el calificativo de honorables, sesionan de noche. Recuerdo las casas regaladas por un amigo al gobernador, imagino las propiedades de funcionarios. Los empresarios locales que fugan dinero al extranjero o lo vuelcan en modernos edificios en provincias vecinas.
Pienso en las obras que deberían hacerse para que dejemos de pensar como en el siglo XIX en los problemas que traen las lluvias, recuerdo hace nada el drama de la falta de energía. La marca registrada de “Corrientes República aparte”. El terror de la correntinidad a los cambios por más leves que parezcan. En las reverendas sandeces que escribimos o intentamos escribir a diario en el diario.


Mi lomito que mete miedo como un centurión ya está empaquetado y embolsado. El Audi recoge al niño que aguardaba. Subo a la moto, el cielo despejado después de muchas noches de lluvia intensa y discurro mientras pongo primera cómo sería la vida vista desde un auto semejante.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Cronistas radiales también recibieron viviendas en el barrio Pirayuí

El Instituto de Viviendas de Corrientes (Invico), de manera directa adjudicó varias casas a cronistas de
exteriores de radios FM de esta capital, fue tras una reunión privada convocada en febrero pasado (2009) por parte del director de Información Pública y el actual subinterventor del ente autártico. La entrega se hizo durante un gran acto con la presencia del gobernador Ricardo Colombi, el pasado 7 de abril (2010).

“¿Quién no tiene casa?”, fue la pregunta directa  e imperativa de Colombi durante una reunión celebrada el pasado mes de febrero en el despacho privado del mandatario provincial. Allí estaban el director de Información Pública, Julio Burna, el subinterventor del Instituto de Vivienda de Corrientes (Invico), Bernardo Rodríguez y un nutrido grupo de trabajadores de prensa, en su mayoría cronistas radiales de exteriores.

Conocidos en la jerga periodística como “movileros”, varios de ellos y una conductora radial recibieron sendas viviendas del complejo habitacional del barrio Pirayuí el pasado 7 de abril, lo curioso es que muy pocos son los que estaban inscriptos en el Invico para lograr una adjudicación como Dios manda o como manda al menos la formalidad administrativa. 

Si bien no es un delito, ¿No lo es? lo llamativo es la forma en que se dieron los hechos, en una reunión privada y de forma directa se procedió al reparto inmobiliario. Se debe a que el Estado puede hacerlo porque de cada construcción de complejos habitacionales, el 10 % queda en poder del instituto de vivienda que es justamente el encargado de administrar esas casas. Esas entregas se hacen según el criterio del organismo, en este caso quien tuvo a su cargo la disposición de los inmuebles fue el propio gobernador.

La prebenda y dádiva de la cual tanto objeta la actual administración, en este caso tuvo su excepción a la regla. Sabido es, en el mundillo político y de los medios, que la mayoría de los trabajadores de prensa que recibieron las viviendas, apoyaron abiertamente a la alianza que hoy gobierna la provincia. Incluso algonos de los muchachos se jugaron porque los medios para los cuales trabajan no apoyaban la fórmula Colombi - Braillard Poccard. 

Sin embargo, es loable la obtención del techo propio y lo que debería ser la paga puntual de las cuotas para que el Invico se autofinancie y demás correntinos puedan seguir teniendo casas, aunque tengan que esperar varios lustros para que esa quimera se convierta en realidad. Sino, deberán hacerse cronistas radiales. Que sepan hablar y tener un mínimo grado de compresión de las cosas tampoco es importante.

Lo que manda es la fidelidad al gobierno de turno.    

P/D: el texto data del 27 de abril de 2010   

lunes, 3 de marzo de 2014

La infamia del Cholo

Domingo 2 de marzo pasadas las cuatro de la tarde en América 24, Mauro Viale, le pone mucha garra y establece la polémica del financiamiento estatal al fútbol para ganarle la pulseada a la depresión y ánimos suicidas que caracterizan los ocasos domingueros.
Con una tribuna de periodistas, de política y deportivos, presenta una nota grabada con Marcelo Araujo, relator animador futbolero de años y recientemente devenido en ferviente kirchnerista.

De regreso al estudio Mauro pide opiniones y fiel a su estilo chicanea para que alguien pierda los estribos y si de estribos se trata, entre los journalistas aparece, Oscar “Cholo” Gómez Castañón, el reconocido animador folclórico y cuentapropista del espectáculo autóctono. El Cholo lanza su opinión: “Yo no quiero que gasten mi dinero como contribuyente en propaganda partidaria, hablando bien y mal de los demás, no quiero. No estoy de acuerdo con eso”, dice seguro el regenteador de peñas y festivales a fines.

El cholo habla con libertad sobre su oposición al dispendio de recursos públicos que además de financiar eventos, a su entender, son propaladoras de propaganda política de un partido o de candidatos de un partido. Algo similar a lo que él practica todos los veranos en sus vacaciones pagas, por el Estado correntino, desde 2010 cuando es contratado para animar la Fiesta Nacional del Chamamé.
El anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola además de ser pintarrajeado con el verde de la propaganda política del partido y alianza que gobierna la provincia, es un desfile incesante de funcionarios y legisladores de esa misma facción las noches televisadas. Cada uno de ellos se lleva lisonjas y varios minutos de aire en breves notas donde la provincia que describen se asemeja a Suiza.
El chamamé para los correntinos sería como el fútbol para los argentinos. El Estado provincial tiene el monopolio de su financiamiento y en ese caso al mercader del folklore no le parece mal. Tampoco estriba o pone reparos en la utilización política que desde hace tiempo hace la administración local de la Fiesta Nacional de la música correntina.


La doble vara con la que las estrellas de la televisión suelen medir las cosas. Varas distintas para observar idénticas cuestiones. Un ejemplo, los defensores de la República que pusieron el grito en el cielo cuando en 2011 la hija de la Presidenta le entregó el bastón de mando a su madre en el Congreso. Fueron los mismos que se emocionaron hasta las lágrimas cuando idéntico acto se repitió en Corrientes el pasado 10 de diciembre, uno de los hijos del gobernador le entregó el bastón de mando provincial y la madre del mandatario le acomodó la banda durante la ceremonia de asunción de Ricardo Colombi.