viernes, 24 de enero de 2014

La trascendencia de la inversión privada

La historia está hecha de contrastes, difusa y llena de grises como la vida misma. El universo chamamecero, el verdadero. El de la tierra adentro en ignotos e inhóspitos parajes del interior provincial que condena a sus habitantes al exilio a otras provincias más desarrolladas, es relatada en cadencia nostálgica por la música que abriga a los habitantes de este suelo.
Los tópicos del chamamé giran, como todos los géneros que retratan a las regiones de nuestro país, especialmente a las históricamente postergadas, sobre sus dolencias como sociedad. El chamamé retrata al hombre campestre cuyo hábitat natural es ese. En medio de esteros, fauna y flora autóctonos viviendo en condiciones muchas veces infrahumanas. La mujer, figura femenina relegada por lo general a segundo plano: en la casa al cuidado de los hijos y quehaceres hogareños. Claro que otro tanto nuestra música resalta las alegrías de correntinos y correntinas, rinde tributo a sus héroes, muchas veces también postergados y olvidados por la historia oficial. Realza la fe en los santos autóctonos.
Pero es curioso. Allí está el contraste como tantas canciones del universo chamamé hablan del exilio de miles de correntinos que tuvieron que morir lejos de la patria. La auténtica patria que cobija los huesos de los padres. Por qué tanto destierro. Por qué tanto sufrimiento en condiciones de vida paupérrimas en pleno siglo XXI.
El gobernador de la provincia Ricardo Colombi (UCR) de regreso de sus vacaciones lanzó una señal que no está mal al observarla a primera vista. La inyección de recursos privados para mejorar y relanzar un evento que en los últimos años es como una reiteración. Un reflejo en el espejo. El mandatario provincial pidió inversión privada para la organización de la Fiesta del Chamamé 2015, agregó una revelación más jugosa, que preparar una fiesta como la chamamecera con duración de casi dos semanas es muy onerosa para el Estado. Es decir, para todos los correntinos y correntinas. Será por eso que nunca presentan los balances de la festividad. No importa, ahora no es ese el punto, el punto es el contraste de que esos padecimientos tan bien retratados por el chamamé como ir a buscar trabajo miles de kilómetros y hasta en otros país por correntinos, para que deje de ser así también necesita de que las inversiones privadas lleguen a estas tierras abrazadas por el Paraná y Uruguay.

El mismo color político y apellido administra el erario público desde inicios de la década pasada y urge encontrar explicaciones a las falencias que vienen de arrastre. Justamente en diez años Corrientes aumentó el 60 por ciento de empleo público, la dependencia al sueldo provincial es muy parecido al de un plan social.

Resignó según los vientos políticos recursos que le pertenecen, nunca las autoridades provinciales hicieron un reclamo veraz y se limitaron a berrinches límites dentro de la provincia. La inversión privada así como debe ser buscada para el ocio debe gravitar con fuerza en la superación local, la creación de un desarrollo que esté acompañado de mano de obra calificada y que no esté supeditada a cada elección si pasa o no a engrosar las listas de personal público.
La determinación para descender los magros índices sociales de la provincia también necesita, primero de decisión política y luego de inversión privada. Inversión interesada en el desarrollo real para una provincia que aún está en etapa de producción primaria y que no sean cotos de negocios cautivos a expensas del Estado fofo que siempre mira hacia otro lado.
Parece mucho más pero sólo pasaron tres meses de la última, de tres, campañas electorales que hubo en la provincia y el término desarrollo fue tan usado que llegó a parecerse a una muletilla.
La inversión privada bien aplicada hará que ese destierro tan lamentado en las estrofas del universo chamamé sea sólo una imagen de antaño, de un pasado que nos agobió. De no ser así los pesares contados por nuestra música tendrán cada vez más vigencia. Casi, casi, como lo tiene ahora mismo

FOTO: Rasho Fotos
Texto, publicado en NORTE de Corrientes, lunes 20 de enero 2014