jueves, 25 de julio de 2013

Política y Justicia: la verdadera “Corpo” en la aldea

No será ni la primera ni la última vez que el Senado provincial le da visos de legalidad a una ilegalidad.
Blanquea un negreo. Convierte en bueno algo malo.
Entrada la siesta de este jueves 25 de julio de 2013 aprobó el pliego de la ahora ex candidata a fiscal de Instrucción Nº 3, Mónica Inés Espíndola, una joven abogada que desde hace unos siete años ya se desempeña como secretaria de dicho estamento.

El Senado donde manda la mayoría del oficialismo liderado por el radicalismo del gobernador Ricardo Colombi, prestó acuerdo hoy al pliego de la postulante, en el marco de una audiencia pública donde se tuvo que evaluar una impugnación hecha por un particular que objetó los requisitos de la ahora flamante fiscala. Hasta aquí un mero trámite legislativo en una cámara donde quienes mandan son los radicales y sus aliados. Salvo por un detalle, la postulante había reprobado los exámenes que se le habían tomado en el Consejo de la Magistratura, a través de un recurso extraordinario y en circunstancias no aclaradas la prueba de Espíndola fue reevaluada y finalmente integró una terna elevada luego al gobernador. ¿Qué candidato eligió? La de la joven que pasó el examen con un empujoncito.

Un mes y medio atrás ocurrió exactamente lo mismo con otra postulante a fiscal, al Correccional Nº 2 de la Capital provincial y a pesar de los reparos que puso la oposición en el Senado, el pliego pasó el filtro aunque en medio de duros cruces e insultos entre los senadores de la oposición (PJ kirchnerista) y el radicalismo.

Quienes se destacaron en la sesión de este jueves fueron dos senadores radicales, Noel Breard y Sergio Flinta, ambos extraídos por el gobernador Colombi de la factoría Universidad Nacional del Nordeste (Unne), un reservorio del radicalismo conservador aunque en rigor de verdad, los antecedentes de Breard se remontan un poco más atrás de los claustros universitarios.
Cada uno por su lado defendió a capa y espada el pliego de Espíndola. Por ejemplo, Flinta, de profesión veterinario, respondió a los argumentos de la senadora Mary Mansutti (PJ) que sus objeciones sólo buscaban acosarla a la flamante funcionaria judicial. Y que la impugnación la debía haber hecho un abogado y no un periodista. Con esa línea de pensamiento Flinta no podría tratar ni sancionar leyes, es más, no debería ocupar una banca en el Senado provincial. ¿El lugar de Flinta sería tras el mostrador de una negocio de mascotas? Eso es otra historia.

Lo más grave es que cuando se produjo la impugnación, hace dos semanas cuando el Poder Legislativo se tomó las reglamentarias vacaciones invernales, el fiscal general César Sotelo, jefe de todos los fiscales de la provincia, encaró al impugnante. Un conductor de radio y televisión local y lo increpó por la presentación que había hecho. Del episodio hay testigos e incluso el propio relato del periodista a quien, el funcionario
Judicial mientras lo apretaba, admitió que los exámenes de Espíndola habían sido reprobados y luego aprobados y que todo se debía a una campaña en contra él.

La fiscalía de Instrucción Nº 3 tiene competencia electoral, en su mesa de entradas se encuentra una denuncia penal contra el gobernador Ricardo Colombi –la primera en jurisdicción de la Justicia provincial- por incumplimiento de los deberes de funcionario público y abuso de poder.

Nada mejor y tranquilizador que tener tropa propia para determinados menesteres.   

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