miércoles, 25 de agosto de 2010

Ayuí: la suerte está echada

A la chica le costaba hablar en público pero salió adelante con la hoja manuscrita inquieta por los temblores del nerviosismo, la adolescente se fue en loas al gran proyecto faraónico, salvador y hasta redentor de la Represa Ayuí Grande, ella como estudiante del último año del nivel secundario se esperanzaba en que ésa mega construcción que inundará 18 mil hectáreas con agua del Arroyo Ayuí, en el umbral de los Esteros del Iberá, los quitará del letargo al cual parece que los meredeños por alguna conjunción diabólica fueron condenados.

Dijo que ella iría a Corrientes y estudiaría veterinaria y que al cabo de los cinco o seis años que podrían demandarle convertirse en profesional, volvería a su terruño con diploma bajo el brazo y que las empresas (Copra y Pilagá) la cobijarían fraternalmente al ser una hija de Mercedes que soportó el destierro para instruirse y que eso era una forma de burlar el destierro al que son condenados centenares de miles de mercedeños por no haber trabajo genuino en la tierra que dio dos gobernadores consecutivos a la provincia.

Pero la política no es trabajo, es un sacerdocio. En aquella audiencia pública hecha en la Bolsa de Comercio de Mercedes, el cinco de diciembre pasado, donde asistieron en bloque sectores que están a favor del emprendimiento económico más grande del país, por su concentración geográfica y empresarial (sólo dos firmas la regentean), quedó expuesta la metodología de los grandes pulpos económicos que no difiere mucho al de sus pares ambientalistas.

Para ese día había un modesto operativo de seguridad de la policía provincial, estaba prevista la irrupción de los “talibanes” ambientalistas en la reunión, pero nada paso, incluso las autoridades del Instituto Correntino del Agua y el Ambiente (ICAA) organizadores de la audiencia, temían disturbios que produjeran la nulidad de la reunión estipulada por ley a través de un decreto provincial que exige exposiciones públicas a favor y en contra de emprendimientos que involucren recursos naturales de la provincia.

Sin embargo los ambientalistas fueron los menos, sus voces en contra no se escucharon salvo alguna que otra exposición reducida a minoría ante las avasallantes posiciones a favor de las zafras arroceras.

Ayuí Grande prevé incrementar sideralmente la producción de arroz en la provincia, promete 120 mil toneladas anuales que en un 90 % irá al mercado exterior y a Brasil, el gran consumidor del producto. Además, con la poca tierra que no será inundada por el dique en el arroyo homónimo al emprendimiento, las firmas criarán ganado, justamente las dos empresas aglutinan a las más encumbradas estancias ganaderas mercedeñas que empezaron a incursionar en el negocio del arroz.

Recuerdo, aquella vez de nuevo, la audiencia pública donde los pobladores de parajes cercanos al lugar físico del proyecto, fueron llevados especialmente a Mercedes para exponer su beneplácito y gran esperanza en un futuro mejor por parte del emprendimiento.

Un hombre con piel curtida por décadas de trabajo campestre, con atuendo rural, azuzado vaya a saber porqué promesa o presión, balbuceó algunas frases ante el auditorio, carcomido por el miedo de hablar en público contó las penurias que vivió toda su existencia por no tener trabajo formal, la partida de sus hijos de la tierra que los vio nacer y la desidia que hay en los parajes campesinos.

Cosas que llegarán a su fin una vez que el arroz vea la luz, ésa es la idea de los empresarios regada con mucha propaganda en medios, funcionarios, políticos, profesionales y pobladores que a veces por ingenuidad y otras por intereses, creen que el centro provincial se convertirá en una especie de Disneylandia.

Ahora, ocho meses después de aquella audiencia pública donde todo salió prolijo y quedó claro que la inundación de 18 mil hectáreas de campos vírgenes no le hace mal a nadie y que habrá trabajo para todos –quizás hasta para los que no lo quieran-, el tema saltó al tapete nacional producto de la guerra santa del gobierno federal con el Multimedios Clarín.

José Aranda, actual Vicepresidente del holding periodístico, es el titular del Proyecto Ayuí Grande, en sociedad con el magnate húngaro George Soros.

Pero como siempre pasa en las cruzadas a las que nos tiene acostumbrado el kirchnerismo, uno de los protagonistas, en este caso los interesados en el proyecto ya cruzaron el rubicón.

La suerte está echada.-

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