domingo, 5 de junio de 2011

Reseña

Alguien quiere ver muerto a Emilio Malbrán es una pregunta, suena como tal y hacia esa dirección va el nuevo libro de Jorge Fernández Días quien contrariamente al personaje de cronista solitario, alcoholizado y gris que figura en este compendio de relatos policiales, en la fotografía de solapa de la obra se parece más a un Dandy.

El regreso del escritor y antes periodista aunque dicen que ambas cosas siempre se entrecruzan navega por las movedizas aguas marinas del género policial. De hecho Fernández explica que cada uno de los capítulos encierran viejas notas de su pasar por la sección policiales de extinguidos diarios en la década del ’80.

Tiempo en que los hombres de prensa pasaban muchas horas diurnas en la calle a la caza de buena información y una vez cerrada la edición, sucumbían en bares cercanos a las redacciones.

El autor da estas muestras de esa bohemia desaparecida a lo largo de todo el libro choca en su vertiginosa narración con chispas del gran fuego sagrado de Osvaldo Soriano, hay parecidos con las andanzas del gordo y el flaco en Solitario, Triste y Final.

Claro que podemos estar ante la presencia de una gran influencia del periodista y escritor fallecido.

Sin embargo Fernández colisiona con clichés holivudenses en gran parte de los relatos, especialmente al momento de la acción que si bien poseen rasgos de argentinidad, llevan consigo marcas del cine estadounidense. Por ejemplo: ver cómo unos matones devenidos en militares represores de los ’70 acomodan dos cadáveres en una casa de playa y la prenden fuego. Ese cuadro es contado por el Fernández con minuciosidad y aceleramiento pero lleva la memoria inexorablemente a películas norteamericanas de las re que repiten hasta el hartazo en el cable.

Pasa que Fernández carga un sobre peso, La logia de Cádiz y Dilema de los Próceres fueron obras que marcaron su camino hacia la narrativa tras el majestuoso Mamá. Él mismo así lo dice cada vez que puede. “Creo que el periodismo narrativo puede decir y hasta denunciar tantas o más cosas que el periodismo de investigación”.

Hijo de inmigrantes españoles en 1981 fundó “Retruco” una publicación barrial que le sirvió para hacer las dos cosas a la vez, periodista y escritor.

Con varios premios como el de Editores de Cataluña, Atlántida y la Medalla de la Hispanidad, Alguien quiere ver muerto a Emilio Malbran cojea ante la altivez de sus obras anteriores.

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