lunes, 11 de octubre de 2010

La Lucha

Lucha… ¿Qué lucha?

Lucha y vuelve decían los peronistas zurdos y de derecha durante los dieciocho años que se tomó “el viejo” para decidir si venía o no.

¿Los burgueses luchan? ¿Luchan cómodamente con sueldos todos los meses, comida, casa, una mujer religiosamente acostada todas las noches en la cama? ¿Se lucha con Internet más cable instalado y Tinelli y los culos danzantes cada velada durante la cena?

¿Qué lucha? ¿Los que cobran para sacar al aire a diputados, senadores, ministros, gobernadores, gremialistas y presidentes? ¿Ellos luchan también?

Luchan más o menos los que se benefician con las leyes laborales y hacen “la plancha” en la redacción. ¿Luchan los que dicen Luchar cuando se reúnen para lograr mejoras salariales?

Hay Lucha con o sin pauta oficial. ¿Se lucha más cuando hay pautita? ¿Lucha el empresario por la pauta y los ningunea a los empleados?

¿Cuánto puede luchar un movilero que no hilvana una sola frase sin poner una muletilla? Y el que sale al aire con monosílabos¿? Qué tanto luchan los que están fuera del sistema, los que laburan en portales, radios “cascotes” y periódicos de morondanga.

Recuerdo en la facultad como se copiaba en los exámenes y se “calcaban” los trabajos prácticos. No sé porqué pero siempre en los grupos eran muchos menos los que trabajaban que los que no lo hacían. Curiosamente eso lo vi después en la “vida real”.

¿Es justa la lucha para el que no labura igual que el resto? Porqué debe percibir lo mismo uno que “hace plancha” a otro que produce dos y hasta tres veces más. ¿Cómo es la lucha ahí?

Es rara la lucha ¿no? O para luchar hay que dejar de lado el laburo¿? Dejar abiertas las páginas hasta el filo del cierre, total algo ponemos después: “Esto es más importante, es por nuestro bienestar…”

- Pero y el diario…mirá cómo sale mañana….

- No importa boludo…acá el tema es que nosotros estemos mejor, lo del diario zafa…no importa…

¿Será así y soy un pelotudo filosofando? Garabateando pensamientos equivocados…

¿Los que escriben para el culo también luchan?

Los gremialistas no deberían trabajar de eso, pedir licencia y sólo dedicarse a “defender” a sus pares. Dedicarse ciento por ciento a la lucha, hacer “digna” la profesión y el oficio que al entender de ellos, se realiza de esa forma, sólo con la lucha.

En el oficio del periodismo vernáculo son bien conocidos los gremialistas justamente por sus luchas, más que por su trabajo o el tiempo que le dedican al trabajo, por eso quizás sea tiempo de que se brinden un “full time” a rescatar de las garras del mal al resto de los compañeros.

En la lucha revolucionaria/gremial de antes, los dirigentes predicaban con el ejemplo y eso era su principal bastión. En los ’60 y ’70 eran ellos –dirigentes- los que se ponían al frente de los trabajos forzados y quienes tenían turnos más largos, a veces de hasta 18 horas corridas.

Salían de las fábricas y no iban a sus casas para ver televisión, a sus hijos, esposas, amigos o amantes. Iban a la unidad básica o al comité para diagramar las políticas “proletarias” y planear la lucha.

El capital de esa lucha y de esos gremialistas era eso, marcar la diferencia en el trabajo, laburar dos y hasta tres veces más que el resto. Con eso edificaban su credibilidad para hacer política, sentían en carne viva los padecimientos de “los compañeros”, sabían de qué se trataba no solamente las injusticias sino que a la par, conocían el trabajo rudo y esforzado del resto.

Hoy dicen: “Pero los compañeros que no reclaman o no saben sus derechos….por ellos no podemos hacer nada”.

Es el camino más fácil para no hacerse cargo; lo mismo sería pedirle a un esclavo que pelee por su libertad y reclame algo que nunca tuvo. Que un famélico logre alimentos por sus propios medios.

La legitimidad de la lucha gremial actual creo que anida en la capacidad “laboral” de los representantes del rubro, sea cual fuere, no solamente el oficio del periodismo metido en los medios de comunicación.

Quizás allí se encuentre el porqué de las escuálidas convocatorias de los mismos a la hora de reclamos o pedidos de unión, muchas veces agotado en mera diatriba fácil a la patronal de turno que propensos al trabajo como disparador de conquistas.

Como fue la lucha de aquellos “militantes” del ’60 y ’70.-

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