martes, 20 de julio de 2010

OBITUARIO: La partida de Miguel

A nuestro compañero un puñado de preguntas sin razón. Las que nos hacemos cuando la muerte nos toca la cara, nos atraviesa la conciencia. Y lo entendible se vuelve una endeble ilusión. De eso se trata también la vida, de cosas que no podemos entender ni retenerlas en la mano. Miguel tendrá paz y en la tierra buscaremos la justicia imperfecta de los hombres

Cómo volver del recuerdo de la última vez que te vi. Como te vía siempre o casi siempre. Con esa cámara colgada al cuello. Esa lánguida forma de andar, hablar pausado y risa que era casi una postal eterna en tu cara.

¿Se vuelve desde donde estás?. Qué es lo que hay allá. Te dijeron antes de que te vayas todo lo bueno que dicen ahora que sos cuando no estás más.

¿Hay fotos allá?. La gente se saca instantáneas. Hay luces como dicen. Qué se siente caminar en ese pasadizo del más allá que nos separa del más acá.

Cómo es estar varios días en el patíbulo en que se convierte la cama de un hospital. ¿Escuchabas el llanto?. Sentías la bronca que le daba la impotencia a tu gente. Recordas ese instante en que dejaste de ser.

Te veré algunas vez, te veremos en algún tiempo.

Cómo será la vida en ese lugar. Los olores, los colores, el aire. La gente. Hay personas ahí. Dónde estás, a dónde fuiste. Por qué el azaroso destino te arrebató así.

Creo que a veces el destino es eso, un lugar donde cargamos las cosas que no podemos explicar. Y entonces las preguntas sin razón nos envuelven, nos atraviesan de lado a lado. El llanto es la expresión, las lágrimas son el icono orgánico de los mortales para explicar esa desazón que da el destino.

Es cuando la muerte deja de ser inexistente y se hace real. Tan real como la ausencia y el vacío. Amarga, pesada, inllevable.

Por qué los buenos se van siempre sin avisar cuando queda todavía mucha vida y luz por delante. Por qué los Hijos de Puta siguen vivos acá, será éste el infierno donde deban redimir culpas.

¿Vos no tenías culpas y por eso te fuiste intempestivamente?. ¿Debió ser así entonces?

Tu verdugo donde está. Sentado a la izquierda o derecha del mal. Él tendrá paz como vos, vida eterna en este más acá. Mostrará su horrenda cara alguna vez o además de llevarte en el recuerdo debemos lidiar con eso, con la impunidad del que te cegó la existencia.

¿Dónde estás Miguel?. Decime, contanos cómo es allá.

Mientras tanto te sigo con la vista como ese último día que te vi y nos saludamos. Sin mucho que decir nos apretamos las manos y siempre esa pregunta retórica entre periodistas cuando se saludan.

Qué hay...

- Nada...

- Me voy a ver entonces que hay por otro lado, dijiste y te perdiste en la calle con esa cámara colgada al cuello.

****
Escrito y publicado en www.corrientesonline.com el 20 de julio de 2007, minutos después de haberse conocido la muerte de Miguel Fleitas, periodista-fotógrafo.

Atropellado junto a su novia en un acceso a la ciudad de Resistencia (Chaco) mientras hacían dedo para viajar a su Formosa natal, murió tras varios días de agonía, el remisero que lo embistió (Hugo Orlando Arnstedt) estuvo prófugo hasta entregarse, hoy camina por la capital chaqueña tras ser condenado a tres año de prisión, condena excarcelable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario