miércoles, 16 de junio de 2010

Ojo con los títulos

“Lamento boliviano” decía el título de la noticia que presentaba el noticiero de Canal 9 de Resistencia en su edición del mediodía 15/06/10, contaba cómo fue interceptado en plena Ruta Nacional 16 un micro “con personas de origen boliviano”, contrabandeando ropas traídas justamente de ese país limítrofe al nuestro.

En la imagen se la veía a una mujer que aparentaba unos cincuenta años, entre sollozos contaba los esfuerzos que para ellos representaba hacer semejante viaje para comprar las mercaderías y volver a Resistencia. Una empresa que les demanda no solamente trabajo en soportar tantas horas de viaje, sino recursos económicos para adquirir las manufacturas.

“Nos estaban siguiendo, nos estaban siguiendo porque acá nos pararon y nos hicieron bajar todas nuestras cosas”, seguía en su relato la desdichada señora, de fondo el camarógrafo se esmeraba en mostrar con primeros planos, la carga incautada por gendarmes que se paseaban delante del cameraman como si hubiesen detenido un cargamento de armas químicas.

Semanas atrás en Villa Celina (Pcia. Buenos Aires) policías federales cumpliendo una orden judicial allanaron un taller textil clandestino, donde trabajaban familias enteras (con niños incluidos) para “liberarlos” de la supuesta esclavitud a la que son sometidos por algún feudal moderno. En este caso como en el anterior, los protagonistas también eran de "origen boliviano" como lo indicaba certeramente el título de Canal 9 de Resistencia.

En ambos casos hay un paralelismo, los inmigrantes que llegan en grandes cantidades a la Argentina buscando un trabajo para sustentarse, son prácticamente expulsados de sus terruños.

En Villa Celina, los efectivos tuvieron que enfrentarse con los “trabajadores ilegales” para poder cumplir la orden judicial, los empleados no querían que su única fuente laboral cerrara a pesar de las calamidades que debían soportar.

La señora que traía ropa junto a un grupo de personas y que fueron interceptados a la altura de Sanz Peña, ante las cámaras exponía lo mismo, qué hacer ante la pérdida económica. Y además, afirmaba que para ellos era un trabajo digno.

Si bien ignoran las leyes aduaneras de la Argentina y lo franqueables que son los puestos fronterizos locales junto al de nuestros vecinos, la cuestión de fondo es la fragilidad de los inmigrantes. Y los círculos viciosos que se dan entorno al contrabando de todo rubro.

Además de los estigmas a los que son expuestos constantemente con eso de “origen boliviano”; habrá un “origen argentino”, imagínense un par de correntinos con dos porteños contrabandeando chucherías en Madrid, de ser arrestados cómo titularía la tele. El origen estimo más acorde a etnias, religiones o hasta credos, para lo otro existen las nacionalidades.

Por eso, y además de los chistes fáciles que también padecen los inmigrantes, cuidemos los títulos. ¿Hacía falta poner, Lamento Boliviano? Y exhibirlos como si fueran grandes delincuentes.

Creo que con esos grandes titulares lo único que se logra es hacer crecer al enano fascista intrínseco que casi todos tenemos.

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