jueves, 7 de agosto de 2014

Juicio y castigo para la mala praxis del doctor desamor

No es novedad que la sociedad en la que vivimos cada vez se asemeja más a una selva. Desde observar a
los individuos diez minutos en una esquina notaremos la involución de lo que somos y quizás nunca seremos.
Sin embargo de vez en cuando hay atisbos de que aún hay esperanza. Y así debe ser. La recuperación del nieto 114 por parte de las Abuelas de Plaza de Mayo, el nieto natural de Estela de Carlotto, quizás cierre, en parte el círculo de terror en el país. Un círculo de otro país hace casi 40 años donde gobernaba el oscurantismo.

La noticia inundó el mundo literal y figuradamente. El martes por la tarde a la redacción llega un colega indignado por el tratamiento de la información por parte de un médico que como pasa tiempo habla o al menos lo intenta hacer, en la radio.

“No puede ser lo que acabo de escuchar en la radio. A vos te parece”, me decía una y otra vez tomándose la cabeza con ambas manos. Empezó así su relato de lo que decía el doctor, su visión sobre la aparición del nieto 114 en la radio, que como plus es una de las de mayor audiencia en la Capital provincial. Sus derrapes facinerosos eran apoyados por su acompañante, una señora que también intenta hablar en el aire de la emisora.

El doctor dijo entonces que se acordaba de algo: “La Carlotto tenia cuentas pendientes con la justicia por el desmanejo de fondos, en los que incluso están involucrados los Schoklender". Imagino que confundió con Eve de Bonafini, creadora de la agrupación Madres de Plaza de Mayo, la imagen de Carlotto.
Doble latrocinio del doctor, además de no estar informado y perderse en la historia contemporánea de la Argentina, presupone que por irregularidades cometidas (llevando al caso de Bonafini) no tienen derecho a recuperar y encontrarse con sus nietos naturales. Cuyos padres fueron desaparecidos por los represores de la última dictadura.

Mi compañero seguía en su relato de indignación. El doctor que a esa altura ya estaba más del lado del desamor, que del amor, como gusta llamarse abrigando esperanza de conseguir alguna paciente que abrigue su corazón y satisfaga vaya a saber qué instintos, siguió en línea directa al precipicio de los lugares comunes de la clase media. Y para ello no tuvo mejor idea que citar como ejemplo lo que ocurre, a su entender, qué pasa con la devoción a San Cayetano en los últimos años.

Estimó que la gente, es decir los correntinos, ya no iban hasta la pequeña comarca homónima a la Capital provincial a pedirle trabajo o agradecerle tenerlo, sino que caminaban hasta allí “para pedirle planes sociales”. Decía que su opinión era como “católico”, a la indignación de mi interlocutor se me vino la imagen de los obispos con los genocidas todos los domingos en las principales iglesias del país. Los Tedéum y las fotos de las fiestas en fechas patrias en las principales portadas de los diarios.

¿Puede haber tanta impunidad de mala praxis en los medios?


Quizás eso explique, en mediana escala, por qué tenemos los mismos gobernantes en la provincia desde hace décadas. Algo que no exime de la responsabilidad al doctor, con quien claro, al menos yo no me atendería.  

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