domingo, 31 de julio de 2011

El ministro garchador

Era una de esas tantas siestas correntinas donde la redacción del periódico en el que trabajo se parecía bastante a un pueblito de duelo. Había poca gente y el silencio era respetuoso de ese difunto imaginario.

Un día como cualquier otro digámoslo así. Llega mi compañero de tareas y me cuenta la siguiente historia acontecida ese día pero por la mañana. La voz que leerán es la de él y la de su circunstancial interlocutor, un ministro de Estado de esta bendita comarca.

Me crucé con el ministro V….(por obvias razones no pondremos el nombre pero utilizaremos una de sus iniciales) y el tipo no sabes, está totalmente loco. Justo salía de casa de gobierno, de reunirse con el gobernador y entonces le pregunté por el aumento –de salarios a empleados públicos-

- Mirá contestó seguro el ministro ve corta y lanzó un ejemplo muy gráfico: es como si me quisiera tapar con los canzancillos, me estiro, me estiro y algo me llega hasta el cuello pero las pelotas me quedan bien apretadas.

La cuestión es que el funcionario estaba ataviado en realidad de carpetas llenas de números y de diversos ejercicios que fue a mostrar al jefe para ver qué onda. Cómo se podía avanzar con un flamante incremento de haberes.

“Acá la cosa es fácil. Que estos hijos de puta –por el gobierno nacional, popular y kirchnerista- nos paguen lo que nos deben. Pero ya van a ver estos, les voy a encajar un garchazo”, dijo y volvió a tomarse de la zona genital haciendo equilibrio con los papeles.

En eso por la vereda de enfrente pasaba un legislador muy cercano al gobierno provincial y a modo de broma desde la acera apuntó al ministro V: “Pescado para todos, carne para todos, fútbol para todos y ¿el aumento para todos para cuando?”. Y siguió su marcha el honorable hacedor de leyes.

El ministro atinó a saludarlo con una mano y con la otra –ya había dejado de señalarse los testículos- abrió una de las carpetas para enseñar números bastante complejos.

“Le vamos a encajar una denuncia y vamos a reclamar en el Congreso todo lo que nos deben por las regalías, esta hija de puta ya ver, lindo pijazo le vamos a meter y nos van a tener que pagar todo lo que nos están descontando”.

Aludía a una serie de podas en los envíos de coparticipación nacional que mes a mes ingresa a las arcas locales, esos descuentos eran y seguramente lo de deben ser hasta ahora, por deudas del Estado provincial que puso justamente como garantía sus recursos devenidos de la coparticipación. Algo que el ministro V está decidido a pelar a fuerza fálica: “Se la vamos a dar a estos hijos de putas. Tremendo garchazo van a ligar que no van a poder decir nada”.

A todo eso yo seguía preguntando cómo venía el esquema para la suba de sueldos pero el ministro V estaba ensimismado en su guerra santa contra la administración kichnerista.

“No saben lo que les espera… ya van a ver como se comen garchazos estos…no saben lo que les espera”, seguía el ministro ve baja y yo no podía arrancarle uno solo detalle del aumento de sueldos.

Tras la anécdota mi compañero y yo reímos en la redacción como dos hienas en celo. Rompimos de esa forma una siesta monótona y lerda, calcada a todas las demás. La fijación fálica del interlocutor no nos sorprendió porque acostumbra a graficar cuestiones y acciones de Estado con el miembro masculino

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