jueves, 21 de enero de 2010

Cortes


En vísperas de Reyes Magos, Corrientes, es más aldea que el resto de sus veces. Se parece mucho más a lo que es, se mira al espejo y se reconoce, aunque se niega.

Es cinco de enero de 2010 y el estival clima desata su furia sobre la comarca a punto de fenecer con sus habitantes por falta de energía. Nadie duerme, nadie puede comprar mercadería perecedera porque los cortes en el suministro eléctrico se repiten y se extienden en el tiempo. Pudren los víveres en la heladera.

Cuatro horas, seis, diez, catorce, veinte, treinta, treinta y dos; infinitamente no hay luz en la aldea.

Son vísperas de Reyes y nadie piensa en eso, la costanera de norte a sur permanece a oscuras y parece un inmenso agujero negro, esos de los que hay en el espacio.

Dicen que unos cables de cuya existencia nadie sabía, explotaron en las alturas del puente interprovincial Manuel Belgrano, el tránsito está parado hace horas, filas de vehículos de distinto porte. Fastidio, desazón, espera, bronca.

Ahora además de oscuridad hay bocinazos perdidos, trabajo de operarios de DPEC, intentos vanos para que vuelva la energía.

Una familia tipo duerme en su automóvil porque es el único lugar donde el aire acondicionado funciona sin fuerza eléctrica, es a base de combustión del motor y una plácida noche cuesta veinte pesos, la tarifa del consumo de combustible.

“Tengo que descansar”, declara al otro día el jefe de familia y en el rostro asevera varias noches en vela.

Hay fastidio y cansancio en la aldea por los cortes. En la costanera y su intersección donde termina el norte y comienza el sur, sigue todo negro. Profundo en el horizonte del bulevar, las chicas caminan sin destino, pantalones y faldas diminutas.

Los chicos toman como si fuera la última cena, los 40 grados siguen impávidos como si nada ha pasado y mantienen férreamente su látigo sobre los habitantes.

Todo es confuso y parece que no hay arreglo de nada. No importa, en el fondo de la costanera sur que se mantiene en negro por la falta de luz, descansan los esqueletos de las tribunas destinadas a momo.

Nada puede pasar, momo es Rey y tendrá con qué hacer frente a los cortes. Hablan de crisis, de una crisis energética, hay un decreto, dicen que habrá obras fastuosas y faraónicas nunca antes vistas por los ojos de los aldeanos.

Anillo energético que conectará a toda la provincia entre sí, desde el centro hacia el resto de los puntos cardinales, transformadores de distintos portes.

Ya no son vísperas de reyes, son casi la una de la madruga del 6 de enero de 2010, nadie duerme, todos caminan por la costanera ahora con luz.

Con un amigo engullo una pizza a la vera de la avenida y a orillas del Paraná: de Baltasar, Melchor, Gaspar, no hay noticias.

No importa, es temprano, deben estar cambiando las baterías de sus linternas para enfrentar una larga noche.

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