domingo, 10 de junio de 2018

A Marina no le gustaba el che



A Marina no le gustaba el che. Le gustaba el cine. Un poco las chicas y bastante irse a ninguna parte.

A mí ella me gusta desde su nombre hasta su cuerpo. ¿A caso se pusieron a pensar por qué te puede gustar una persona por su nombre?



Marina, sí. Desde aquel amanecer que no nos vimos más. Aquella vez que soltó una lágrima porque al fin le dije lo que sentía.
Sin embargo Marina luego fue implacable con su indiferencia y de golpe, sin secuencia alguna, se convirtió en un recuerdo que desde entonces boxea con el olvido.

A Marina le gustan las danzas de cuerdas. Ahora la veo decirme desde el fondo de los años, sentada aquella vez en el patio de la casa de té: “No  hay nada que no me guste de vos. Pero detesto cuando decís che”. A partir de esa imagen, Marina se desvanece con idéntica intensidad a la de aquellos besos.
Los besos que Marina por unas horas me dio.

Resistencia (Chaco) 11:40. 07 de Junio 2018

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