martes, 29 de octubre de 2013

La similitud de los relatos, aquí y allá

El parecido entre el relato kirchnerista y el colombista por estas tierras es inmenso. Pocas horas después de
ser electo diputado nacional, Gustavo Valdés, dio un consejo a las mujeres para protegerse de los arrebatos callejeros. No usar más carteras.
Sería un consejo de legislador electo si no se cuentan los cuatro años que lleva como ministro de Gobierno en la provincia, el monopolio de la seguridad es del flamante legislador nacional hasta diciembre próximo.

Lo de Valdés, quien llegó a la postulación de una banca en la cámara baja del Congreso Nacional por sus virtudes de incondicionalidad al gobernador Ricardo Colombi, se asemeja al tratamiento del kirchnerismo a la seguridad en los estadios de fútbol. Para que no haya incidentes, prohibió la asistencia de público visitante a las canchas. Primero lo estableció para un par de fechas y luego lo extendió para lo que resta del campeonato. La idea no es mala. Sería difícil que las barras bravas se maten a piñas o a tiros si sólo está una de las partes. Para pelear como mínimo hacen falta dos partes.
Aplicamos el método Valdés que a su entender la prevención es que las damas dejen de lado las carteras y empiecen a usar la billetera del caballero.

En la economía los relatos kirchneristas y colombistas se parecen. Ambos dicen combatirla en el consumo. El consumo interno a través de planes sociales y aumento escalonado de salarios, ambas cosas no están mal pero no atacan del drama de raíz.

En la provincia el gobierno a tono con las elecciones pasadas dio un plus salarial. En palabras más directas un regalo de $400 a la masa de empleados públicos para sumar votos. Claro que la medida no fue explicada así, el ministerio de Hacienda por medio de quien lo dirige, Enrique Vaz Torres, dijo que la motivación para dicha acción de gobierno fue pelear contra la inflación nacional ya que el kirchnerismo no hace nada para combatirla. Al contrario, la oculta. La pura verdad. Sin embargo el plus en diciembre se termina pero la inflación seguirá su escalada ascendente. Extraña forma de combatir algo por unos meses y después echarse a dormir. 

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