martes, 5 de febrero de 2013

De apresuramiento político y carnaval


Lo bueno de los años es la sabiduría, la pérdida de miedos como el de las alturas o la de volar. En eso andaba el Gobernador de la Provincia cuando este sábado por la noche, a bordo del helicóptero oficial, arribó al flamante corsódromo capitalino para cortar cintas y ponderar su gestión basada en dos aristas importantes: el apresuramiento en inaugurar la obra pública sin terminar y la invitación al sector privado para hacer negocios sobre los cimientos de fastuosos emprendimientos hechos con dinero estatal. "Ésta es la primera etapa", dijo Ricardo Colombi rodeado de lentejuelas y purpurina para discurrir después en frases hechas como el afianzamiento del turismo local y la de anuncios sobre la concreción de un velódromo a metros del predio carnavalero.

Las obras del corsódromo no están terminadas y ahora es oficial, la admisión del mandatario provincial abrió un signo de pregunta sobre cómo seguirán los trabajos en la zona del Perichón, con la construcción de tribunas de cemento y obras complementarias, y si lo que falta será hecho por el Estado o por privados, sector al que el mandatario suele esmerarse en cuidar y seducir. Pero el secreto sigue indemne, los costos y quién o quiénes llevaron adelante el emprendimiento, no se saben; tal información anida en las catacumbas del poder, celosamente cuidada para que no emerja a la luz pública. Se habla, porque no es oficial, que el costo final trepará a unos 55 millones de pesos, pero sin saber la identidad de las empresas constructoras que avanzarán con la edificación de lo que resta. En su momento fue el Invico quien monitoreó los trabajos y luego el ente autárquico fue echado a un lado para dar paso a firmas de las que se desconoce la procedencia en la esfera pública.

Es una gran paso que el carnaval correntino tenga su escenario propio. Un salto cualitativo, si es que realmente se quiere dar vuelo como espectáculo de nivel al corso autóctono, el que perdió ante otras plazas en la región, por caso, el de Gualeguaychú. Pero habla bien de la institucionalidad de la Provincia que los números públicos se conozcan y por sobre todo que la obra pública sea bien hecha y no abdique ante una lluvia o un viento, producto del apresuramiento de los funcionarios a cortar cintas ante la llegada de fechas electorales.

El viaje en helicóptero de Colombi en la noche sabatina quizás radique en la demora que le hubiese ocasionado al Gobernador, como al público, el caos vehicular en el acceso al flamante predio del carnaval. Un detalle que desnuda esa rapidez y a veces hasta desidia a la hora de entregar obras públicas apuradas para la foto oficial. Se pueden citar en ese tren, al pavimento oficial sin distinciones: de la Provincia, Municipio y la Nación, que al cabo de meses de terminados se convierten en escombros. La falta de organismos de control que fueron creados por la Constitución Provincial tras la reforma de 2007 ayuda a mejorar la calidad institucional y a evitar los manejos propios de un Macondo donde la que manda es una sola voz. Pero ninguno de esos estamentos fueron activados en los últimos años; de funcionar, quizás se sabría a ciencia cierta cuánto les costó a todos los correntinos y correntinas la emblemática obra para la fiesta de las plumas y lentejuelas.

Además de la alegría que da el carnaval, cuidar la transparencia y legalidad de los actos de Gobierno también es saludable a la vida de los contribuyentes.
Colombi, con su rancio estilo, se quejó en la velada del sábado último que medios durante la semana pasada hayan divulgado todas las falencias del corsódromo y sus alrededores, las formas de llegar y el paupérrimo estado de caminos zonales para el ingreso y egreso del lugar. Se trata de contar las cosas que están hechas a medias o ni siquiera están hechas, lo bueno por decantación; la gente, el electorado, sabrá premiarlo o no. El Gobernador con tantos años de arena política debería entender esa ecuación matemática en la política, pero cuando la realidad es mirada por espejos donde todo es a pedir del interesado, esa visión se puede narcotizar y eyectarse de lo real.

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