viernes, 19 de octubre de 2012

Lo sacro y lo profano: Postales de un día kirchnerista en Itatí


Una feligresía parecida a la que suele arribar a los pies de la patrona correntina se movía con parcimonia hacia la Basílica de la Virgen de Itatí. Hombres, mujeres, niños y adolescentes, pero algo desencajaba con el emblema religioso correntino, las banderas con la imagen de Néstor y Cristina Kirchner. Y los colectivos, muchas unidades de transporte urbano de pasajeros de la capital provincial coparon la localidad desde pasado el mediodía. 

La hilera de unidades exhibía un paisaje como si fuera un aniversario de la coronación pontificia de la Virgen. “Cuando nos vamos mamá…”, preguntó un pequeño a la madre que aplacaba los treinta grados de calor con agua mineral.

Aparato partidario, eso fue lo que se vio ayer en Itatí que por unas horas se convirtió en la meca kirchnerista de la región: las provincias de los gobernadores presentes con Cristina en la primera fila del acto de ayer, proveyeron la logística para dar el tradicional cotillón militante K. Dicen que las huestes del chaqueño Jorge Capitanich ofrecieron $300 a cambio de la presencia en suelo itateño. Pero no fue suficiente para poblar de manera completa la plaza frente a la Basílica, marcadamente los locales tomaron la visita presidencial como una fecha patronal.

Quermeses y venta de churros, chipas, gaseosa, cerveza y fernet, fue la gama  de ofertas en el espacio público. Los nativos no se mezclaron con los visitantes y la parafernalia de bombos, remeras con la ve de la victoria y los cánticos “somos los soldados de Cristina para la liberación”.

Mientras, frente a la explanada de la Basílica se acomodaban los militantes principalmente de La Cámpora con sus banderas que tanto sacaron de las casillas después, durante el acto, a camarógrafos y reporteros gráficos. Pequeñas delegaciones del interior correspondientes al vasto mundo peronista con cada una de sus facciones, se arrimó al grueso de las columnas de los jóvenes kirchneristas que habían tomado las principales ubicaciones.

Al borde de los estribos de los colectivos cada puntero tomaba lista y en algunos casos entregaba botellas descartables de agua y gaseosa, después indicaba el camino a seguir hasta donde fue el epicentro de la ceremonia. Veinte minutos de discurso para unos  casi diez repartidos entre saludos protocolares a la Presidenta, firma de convenio con la provincia y entrega de obsequios locales a la mandataria.   

Eso fue todo para desvanecerse la euforia del público partidario con el ocaso que dibujaba un verdadero cuadro natural tras la cúpula de la Basílica.
Cosa extraña ver tantos políticos dentro y fuera del templo. Un verdadero gráfico de lo sacro y profano.

Silbidos para el gobernador Ricardo Colombi enfundado en su habitual talante de parecer estar constantemente incómodo. ¿Cuáles habrán sido los reclamos institucionales que habrá hecho a la Presidenta? Cada vez que fue nombrado durante el acto oficial, al menos tres veces, recibió andanada de silbidos. Para colmo de las casualidades le tocó la derecha. Estar sentado a la derecha de Cristina Fernández de Kichner y a la izquierda él, Carlos Espínola. Mencionado por la jefa de Estado y con éxtasis ininterrumpido a lo largo de toda la ceremonia, las dos, dentro y fuera de la Basílica.

Curiosidades de un día agitado. Lo sacro con lo profano. Colombi a la derecha, Espínola a la izquierda. La política no tiene imposibles. Dicen que para la fe tampoco hay imposibles. Que incluso suele llegar a mover montañas y producir milagros.  

FOTO: Iván Almiron. Diario NORTE de Corrientes  

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