martes, 18 de septiembre de 2012

Lección de historia un domingo por la noche



Antes de comenzar el acto el cronista disparó, tras las preguntas de rigor, el tiro certero. El intendente capitalino, Carlos Espínola (PJ), en su esfuerzo de parecer peronista y kirchnerista dejó una  placa como especie de epitafio en la plaza Vera. Un recordatorio a los adolescentes desaparecidos en la fatídica “noche de los lápices”.  Operación paramilitar con el objetivo de dar escarmiento a los que pedían un boleto de transporte urbano estudiantil gratis en 1976.

Para el acto hecho con el aspaviento característico de la impostación de lo que se quiere ser y lo que se es en realidad, Espínola discurrió en muletillas sobre los mártires del primer año de la última dictadura militar en el país. Pidió y alentó en ese contexto la participación de jóvenes  en política. 

Al responder lo coyuntural el periodista lanzó al alcalde: “Que opinión le merece el otro evento histórico que se recuerda en esta fecha”.
El intendente carraspeó, fingió saludar a personas que ni lo miraban y ensayó una respuesta. “Sí, sí…lo de la noche de los lápices…”.
El cronista se apiadó y repuso al ver que sería un imposible lograr respuesta correcta alguna por parte del jefe comunal. “No, se recuerdan 57 años de la Revolución Libertadora que derrocó al General Perón en 1955”.

Atónito, Espínola encontró salida cuando una señora se acercó y lo saludó. Confundidos como el jefe comunal quedaron unos chicos de La Cámpora que observaban la escena.

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