miércoles, 8 de agosto de 2012

Por suerte lo de las ocupaciones ilegales era todo organizado


Su nombre ya es extraño y mueve a la contradicción. Inteligencia Criminal, así aparentemente se llama un área de la policía provincial encargada de esclarecer hechos de compleja maraña que quizás lleven a pensar que su nombre hace honor a la sagacidad e inteligencia de los criminales.

Esta división de Sherlock Holmes logró desenmascarar una organización dedicada a usurpar terrenos en la capital provincial. Un golpe artero a este rubro del hampa que todo indica cuenta con la protección municipal del intendente Carlos Espínola (PJ).

Que trabajo impecable el de los policías que detectaron en un anexo comunal de la ciudad “elementos de logística” de los usurpadores. Tal cual lo explicara un día después del procedimiento el ministro de Gobierno, Gustavo Valdés, el funcionario no anduvo con vueltas y llamó a una conferencia de prensa para dar detalles del episodio y sobre todo acusar directamente al intendente Espinola de ser, desde las sombras, el ideólogo de la ocupación de tierras en la ciudad.

Menos mal que todo ya se esclareció. Ahora podremos dormir en paz porque quedó demostrado una vez más que no se trata de un déficit habitacional que hace estragos en la población, sino de una avanzada de pobres organizados y recalcitrantes que quieren vivir de arriba.

¿Por qué esta gente en lugar de hacerse de lotes de manera ilegal no se inscribe en el INVICO? ¿Qué les cuesta esperar 20 o 30 años por una casa? No es nada ese tiempo mientras con la asignación universal por hijo pagan un buen alquiler y refuerzan de esa forma el mercado inmobiliario local.

Ya lo dijo el gobernador Ricardo Colombi cuando comenzó la toma de lotes al sur de la ciudad, “el noventa por ciento de la gente que está en ese lugar no tiene necesidad habitacional”. Un mes después Inteligencia Criminal confirmó la sospecha del mandatario.

Es que debe haber un complot de hordas humildes contra el gobierno provincial. No hace mucho el ministro de Salud Pública, Julián Dindard, fundamentó que los altos índices de niñas madres en Corrientes se debía al sólo hecho de que las chicas se embarazan para percibir la asignación universal por hijo. De esa forma, sí se entiende, vivir de arriba.
Uno de sus compañeros de gabinete, el ministro de Educación, Orlando Macció, arrimó una teoría para combatir tal flagelo: “A las nenas les vamos a enseñar a decir que no”. Sin duda un gran aporte del veterinario que conduce la cartera educativa para evitar relaciones sexuales en los pequeños educandos.

Otro tanto supo aportar, tampoco hace mucho, el subsecretario de Seguridad, Guillermo Weyler: “Dentro de poco iremos a buscar a los delincuentes al pelotero” dijo el funcionario ex policía para graficar que los delitos son cometidos cada vez más por jóvenes, adolescentes o niños. No explicó, porque seguramente Weyler obviará esas circunstancias, en que gran porcentaje de esos chicos están fuera del sistema y se sienten marginados de todo y de todos.

Como verán, a penas con pocos ejemplos queda demostrado que hay una confabulación constante de los pobres hacia una administración que lleva diez años en el poder. Fuerzas del mal que conspiran contra un gobierno que defiende la “vida”, cree en los santos evangelios y apuesta al desarrollo del campo: arroceros, ganaderos, empresas forestadoras y firmas inmobiliarias.

En cuanto a la respuesta del municipio ante tamaña acusación, de alentar y ayudar la ocupación de tierras en forma ilegal, por ahora respondió el silencio.
Dicen que la gestión de la ciudad anda atareada con los preparativos para festejar este fin de semana el día del niño. Esas son verdaderas políticas de Estado.

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