viernes, 8 de junio de 2012

Ni chipacitos, ni sándwiches de miga. Grabadores

Los tiempos cambian y actualmente la modernidad anda de la mano con el progresismo. Cuando se trata de agraciar, congraciar, conchabarse con alguien no se repara en gastos ni gestos. Eso justamente, gestos, el intendente capitalino Carlos “Camau” Espínola regaló grabadores a periodistas que concurrieron al palacio comunal el pasado 7 de junio durante un ágape o algo parecido. Como sabemos, día instituido para destacar la tarea de los journalistas en conmemoración a la primera edición de la Gaceta de Buenos Ayres. Diario que no fue independiente porque estaba dirigido por uno de los cerebros de la Revolución de Mayo, Mariano Moreno. Pero esa es otra historia.

Y entonces los sándwiches de miga, los chipacitos y las gaseosas por no abundar en opíparos nocturnos entre las mieles y tentáculos del poder, convidadas al mundo de los escribas se acomodan en la misma subestimación que es recibir como prebenda un aparatejo digital.

Cada uno de esos ingredientes es como la caricia del amo al perro fiel que ladra cuando debe hacerlo, calla cuando se le ordena y corre tras el hueso al escuchar el silbido.

El mismo poder corroído que no ve la precarización laboral en los medios ya que esa debilidad de las “empresas” la usa como factor de presión para que cierre el círculo desvirtuado en que gira el sistema.

Un sistema al que también contribuimos por emisión u omisión nosotros mismos. Desazón provocada al ver como año tras año funcionarios públicos incluso los que visten uniformes se desviven por “agasajar” a los trabajadores de prensa.
Entregan premios en medio de boatos y discursos grandilocuentes. Todo pura mentira y blasfemia, pura pose, puro gesto.

Sin embargo deberían cuidarse las formas en algunos casos. No hacernos sentir tan miserables digo, con un asado alcanzaba.

Pero un grabador. ¿Era realmente justo y necesario?

Si ya sabemos que las caricias en el lomo son para que sigamos domesticados.

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