lunes, 22 de agosto de 2011

Asistencia perfecta a un acto de ECO

El dato era certero. Una circular interna llegó a cada despacho de áreas claves del gobierno el martes 16 de agosto y palabras más palabras menos decía, pedía en tono de orden que los “firmantes” debían concurrir a las 19 en el Club San Martín el miércoles 17 de agosto, feriado provincial, sin dar muchos detalles. El papel anduvo desde las principales oficinas de funcionarios hasta las más acotadas e incluso sus destinatarios principales fueron becarios de la Secretaría de Desarrollo Humano. Estamento estratégico de la administración provincial porque se encarga de la tarea social o de la asistencia social por más bien definirlo. Maneja además programas nacionales de alimentación para miles de comedores en toda la provincia, cortes de rancho, frazadas y ropas para algún tipo de contingencia climática en el ocaso del actual duro invierno.

La orden escrita tuvo su efecto en la convocatoria, gran cantidad de gente se agolpó en la mencionada entidad deportiva de un estrecha cercanía a las autoridades provinciales, “el Santo”, es el club de los amores del ministro Secretario General de la Gobernación, Carlos Vignolo.

Los citados por el gobierno improvisaban una fila india en uno de los accesos que estaba en la más profunda oscuridad, a penas unos metros tras el ingreso los esperaban planillas donde debían dejar asentado su nombre, apellido y dependencia a la cual prestan servicios. Todo muy ordenado y prolijo, tras ese trámite debían acomodarse en la cancha de básquet donde el concejal y presidente del comité capital del radicalismo, Norberto Ast, vanamente trataba de conseguir silencio y atención de la gente.

Sin embargo el dirigente explicaba que cada grupo tenía que acomodarse con su circuito y agradecía cada cinco minutos: “Porque somos muchos y vamos a sorprender al gobernador que ya está por llegar”, reiteraba un Ast eufórico y un poco aturdido por tener que ordenar semejante cantidad de gente. Un esfuerzo titánico al que el edil no está muy acostumbrado.

A esa altura la reunión se trataba de un gran mitin al que lo cerraría el jefe político de la Unión Cívica Radical (UCR) y conductor de la alianza oficial Encuentro por Corrientes (ECO). Y así fue, a las 20.05 Ricardo Colombi ingresó al lugar a paso firme y acelerado. Como no había tarima ni atril subió a una silla de plástico que en realidad eran tres para soportar la humanidad oficial y desde allí habló a los gritos con tono de reto. De puteada para ser exacto y coloquial.

Reprochó que en “esta capital” no haya presencia en las calles ni en los barrios y pidió que cada uno de los que estaba presente debía “sentir la transpiración de la camiseta”.

El gobernador exhibía preocupación por los abultados resultados del peronismo en las elecciones Primarias del pasado 14 de agosto, por eso trató de talibanisar a la tropa.

El único detalle que seguramente el gobernador desconocerá porque seguramente será el ardid de algún trasnochado de la Corte el que lo ideó, que más del cincuenta por ciento de la gente no estaba allí por convicciones, ni por simpatía, ni por el choripan y la gaseosa que tampoco hubo. Estaba ahí por un simple razón, desde sus diferentes puestos laborales los conminaron a ir a sopeso de no hacerlo afrontar serios problemas. En el caso de los becarios lisa y llanamente perder ése beneficio.

Días después, cuatro para ser más exactos, en el mismo lugar se hizo la presentación formal de los candidatos a legisladores de ECO para las elecciones del 18 de septiembre. No había ni la mitad de gente que sí hubo días antes.

En charla con un funcionario provincial le pregunté por el tono que había usado el gobernador en el mitin del día feriado. Entusiasta mi interlocutor me contestó: “Lo que pasa es que Ricardo vio esa cantidad gente, mil trescientas personas y le mandó ficha, él es así cuando ve mucha gente y si ve que hay clima le baja guacha con todo”.

Lo escuhé simulando atención y lo dejé seguir porque no hay nada peor que destrozar una ilusión.

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