miércoles, 26 de mayo de 2010

De pasaportes apócrifos y sentido de pertenencia

Quizás sea tomarse una tremenda boludez demasiado en serio, pero es justo y necesario que como forma de promocionar nuestra provincia se entregue a potenciales turistas un “Pasaporte”, como método para mostrar las bondades de esta tierra y a su vez diferenciarla de las demás veintitrés jurisdicciones nacionales.
Resulta obvio decir que el documento es simbólico como una manera única de exhibirse ante sus competidoras, por parte de este terruño, cada vez que hay visitas ilustres y no tanto pero el solo hecho de ser “extranjeras”, es decir no correntinas, se les obsequia el ficticio “Pasaporte” a la espera de una próxima visita.

Durante los recientes y maratónicos festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo en la Capital Federal, Corrientes al igual que el resto de las provincias, tuvo su espacio en el paseo homónimo a los 200 años del primer gobierno patrio, resulta que cada visitante que ingresaba al lugar (stand correntino), se llevaba un Pasaporte en la mano.

Curioso no?, tal vez. O bien tomarse en serio tamaña patraña marketinera. En realidad lo que me parece es que el mentado “Pasaporte” estriba, más que sostenerse, en el viejo apotegma: “Corrientes República aparte”, con el que durante años los habitantes de esta parte del país creímos diferenciarnos solamente por nuestra existencia y no por nuestras costumbres, creencias o cultura, de los demás mortales que habitan la geografía nacional.

Este tema del “Pasaporte” se remonta a la gestión anterior a la actual, se desconoce quién lo haya inventado y bajo qué circunstancias, pero el actual gobierno lo sigue aplicando como política turística y cultural.
Justamente ahora, en tiempos en los que se debate la unión del país o incluso, donde las provincias intentan sobreponerse a un bastardeado federalismo por parte de la Capital Federal que se arroja el mote de “Nación”.

Durante los menemistas años ’90 y jóvenes ’80 los gobernantes correntinos de entonces machacaban la idea de “República” para la provincia, una perorata que prendió en la corrrentinidad, aislando mucho más de lo que en su historia lo estuvo Corrientes del resto del país, del resto, no solamente de la centralista Buenos Aires.
También en los siglos XVIII y XIX los feudos fogoneaban este egocentrismo de creernos aparte de todo, pero quizás en aquel tiempo el pensamiento tenía más sostén por la institucionalidad política que aún se estaba gestando en el país.

¿Pero hoy es necesario apelar a estos rebusques para mostrar nuestra tierra y captar la atención de los foráneos con un ficticio papel?
Ya sé, puede ser demasiada boludez para cavilarla, pero no está mal planteárselo y tratar de pensar un poco más allá de vacuos argumentos a la hora de mostrar nuestro sentido de pertenencia hacia los demás.-

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