domingo, 14 de febrero de 2010

Muchos problemas para viajar en el interior cordobés


En plena temporada estival el servicio de transporte de media distancia en la provincia de Córdoba, viola todo tipo de disposiciones establecidas por la Comisión Nacional de Transporte (CNT). Un micro que une habitualmente Cosquín con Córdoba (Cptal), llevó su pasaje parado con la puerta en mal estado del ómnibus que gran parte del trayecto lo hace en caminos de cornisa, atravesando las sierras mediterráneas.

Este pasado domingo los cordobeses aprovecharon las altas temperaturas para hacerse una escapada a diferentes puntos del interior de la provincia mediterránea.

Para tal misión, familias enteras desde la temprana mañana que presentaba una tenue llovizna sobre la capital cordobesa, se dispusieron a viajar sobre el Valle de Punilla, entre otros destinos, Cosquín y su río homónimo fueron de los favoritos.

A pesar de la afluencia turística que es conocida en esta fecha del año, las empresas de transporte de pasajeros de media distancia, por lo general suelen colapsar en su cantidad de unidades y frecuencia en salidas de las diversas terminales.

El caso de la empresa La Calera y su interno 730 es emblemático para la cuestión. El micro partió a las 20.10 del domingo desde una plataforma de la estación Terminal coscoína, con destino “directo” a la capital mediterránea.

El viaje que se desarrolla por la Ruta 36 en el Valle de Punilla, luego desanda por el denominado camino de “La Calera”, entre las sierras; prometía solamente una hora de viaje.

Pero tal promesa se derrumbó a los pocos minutos de salir de la Terminal de la “capital nacional del folklore”, el micro empezó a subir pasajeros hasta abarrotar de gente el pasillo de la unidad.
El final de un día largo y agotador, extremadamente caluroso, más las infrahumanas condiciones en las que se presentaba el viaje, crispo los ánimos entre la gente.

El recorrido tardó mucho más de los 60 minutos prometidos para llegar a la estación Terminal capitalina y agregó un poco más de dramatismo al viaje, la puerta de ascenso y descenso de pasajeros, no cerraba correctamente.

El desperfecto quedó al descubierto a la altura de la localidad de San Roque en una de las tantas paradas que realizó el coche para bajar y subir pasaje. “No cierra bien la puerta”, se percató una anciana al bajar del ómnibus y lo informó desde la oscura banquina una vez en tierra firme.

A pesar de los esfuerzos del chofer la entrada a la unidad no calzaba correctamente y atinó entonces a pedirles a dos jóvenes que apretujados usaban de respaldo la puerta, a pararse y no apoyarse sobre la misma.

Así siguió el derrotero del vehículo hasta arribar, con una hora de retraso, a la Terminal de la capital mediterránea.

Cada uno de los pasajeros que descendían del micro, tras tomar aire y reponerse del caótico viaje, atinaban a conformarse de haber llegado sanos y salvo a destino. “Esto es siempre lo mismo”, decían mientras se secaban transpiración y desplegaban huesos después de los malabares hechos sobre el interno 730 de la firma La Calera.

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