miércoles, 4 de noviembre de 2009

El ministro Efe en acción, una historia repetida

Veinte minutos son los que separan una realidad de la otra. Es el tiempo que se demora desde el centro correntino hasta una precaria barriada con sesgo de asentamiento a orillas del Río Paraná. Para hacer el amor se demora menos.

Así es Corrientes, como el resto de la Argentina, difusa, contradictoria, llena de contraste. De la opulencia a la indigencia total: “Del abrazo al olvido”, canta Joaquín Sabina en un tema inspirado en las chicas de Almodóvar.

Esos vaivenes hacen característico al ministro Efe, un ser un tanto extraño cuya dicción se mixtura entre un campechano con algunos visos de hombre urbano.

El ministro Efe quiere ser muy ejecutivo, una especie de salvador y redentor de los más necesitados. Así, cuando vio que las aguas del Río Paraná estaban a punto de fagocitarse a los ribereños correntinos –en algunos casos sí se los engulló-, no dudó en tomar su camioneta muy moderna y rumbeó hacia la costa donde habitan famélicos ladrilleros que ahora ni siquiera pueden ver su trabajo bajos las aguas.

Es que las aguas son muy turbias, casi oscuras por la creciente que además arrastra a la costa todo tipo de alimañas, creo que en ese punto coinciden en algo con el ministro Efe.

Sin embargo él llegó hasta el lugar de los acontecimientos y fue recibido tibiamente por la esposa del titular de la Asociación de Ladrilleros del barrio Río Paraná.

El ministro Efe es ejecutivo y tiene que mostrarlo. Sí, así es, entonces no para de sacarse fotos mientras saluda casi de lejos a dos ladrilleros que intentan seguir con su trabajo a pesar de la cercanía del río y de los casi 40 grados de calor.

El ministro Efe balbucea cosas que sus interlocutores no pueden descifrar y empieza una serie de frenéticos llamados por su, también moderno, teléfono celular. Es que es muy ejecutivo.

Efe se interna luego en una casa que no llega a la definición de medio terminar, mira, supervisa, pregunta qué hace falta y la conyugue del presidente de la asociación ladrillera, al instante contesta: Leche, leche, leche ministro…
Claro, para que no lo queden dudas al ministro Efe. No pasa una fracción de segundo y ordena vía celular la mercancía y remata que antes del mediodía estará en la casilla que hace de comedor barrial.

Que mierda ni que ocho cuartos. Efe es un ejemplo de ejecutividad, si todos fueran como él la política en la Argentina sería otra cosa. Qué en la Argentina, en Latinoamérica. Qué más, en Estados Unidos. En el mundo entero digamos.

En su lánguido andar a Efe se le nota una panza que es como un nudo marinero a mitad de su cuerpo. Sin embargo sigue aparentando ser delgado.

Tras las fotos y solucionar la llegada de la leche, Efe se saluda con el titular de la asociación que en un pedido que se parecía más a una orden le dice: - Vamos a ver a donde llego el agua ministro, es un desastre, la gente está muy mal.

A Efe el tono no lo incomoda porque estar en el lugar de los hechos y donde están los necesitados es lo que a el le apasiona. Para algo es tan ejecutivo, no?. Cargó a esposo y esposa en su moderna camioneta y los llevó por las callejuelas devastadas el barrio Río Paraná.

Y efectivamente el Paraná se metió en cada una de las indigentes casas, el olor es nauseabundo y el color del agua totalmente obscuro. Pero el ministro Efe no se amilana, parlamenta con ladrilleros afectados por la creciente, se interioriza de cuánto cuestan las canoas utilizadas por los pescadores de la zona, pregunta si la cotización del ladrillo sube en casos como estos, en los que el río supera a la costa.

Efe no para de hablar y decir que las soluciones están en camino. Con asistentes sociales y todo. El ministro maneja su ejecutividad vía celular como si fuera una transmisión en vivo de tv.

- Vo ministro habla mucho por celular pero no hace nada, todavía no no llega nada de lo que nos prometiste la semana pasada, ni la leche, ni los colchones, ni los subsidios.

El inquisidor cuestionamiento sale de la coloquial forma de hablar del titular de la asociación de ladrilleros.

Lo que para cualquier funcionario podría ser un disparo en la cabeza para Efe es apenas un chiste de mal gusto, el sigue hablando por celular y parlamentando con los ladrilleros que ya se quedaron sin casa y trabajo. Todo a la vez, pura ejecutividad.

Efe sin contemplaciones y con una sonrisa a flor de labios como si fueron un eximio jugador de póker, devuelve el disparo: “Vos tenes que entregar lo que yo te doy”, y ambos rompen en risas socarronas.

Quizás Efe y el presidente de la Asociación de Ladrilleros del Barrio Río Paraná, sean tan ejecutivos como lo son en su mundo donde todo es posible. Frente a las risas un ladrillero intenta vanamente recuperar una canoa para cambiar de rubro mientras dure la creciente.

El ministro Efe y su interlocutor apuran todo, para eso son ejecutivos, Efe dice que se le hace tarde y pide que aguarden la llegada de la ayuda que estará en el lugar antes del mediodía.

Entonces el jefe de los ladrilleros de la costa correntina lanza en forma de estocada una sentencia; “mira que mañana voy a tu oficina por los subsidios ehhh…”.

Efe a punto de ingresar a su moderna camioneta implora: “Anda pero sin levantar el avispero porque no hay para todos”.-

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