domingo, 23 de diciembre de 2018

Rezar


Es domingo. Pasó la hora crítica del atardecer, anochecer, sin fútbol, sin películas, sin alcohol.
Sin programación en la tele.
Pienso en hace cuánto no entro a una iglesia. Lo que indefectiblemente me lleva a pensar en:
Rezar, creer, fe y todo lo que mantiene vivo al ser humano.

¿A caso dejé de estar vivo?
Todo fue a colación de que los 24 de diciembre hay misa. Algo desconocido para mí, quizás lo sabía en algún momento, pero hace mucho dejé de recordarlo.
Y entonces pienso en qué momento dejé de creer. El oficio, el trabajo, el amor, el olvido, la angustia, la tristeza, el resentimiento. ¿Cuándo empecé a caerme? ¿Hasta dónde caeré?



Ella me asegura que debo confiar en mí como primera medida. Y desde allí buscar la salida a esto que no sé qué es, pero se me hace como un laberinto.

La confianza en mí mismo me digo. Son casi las once de la noche y cuando retomé mi lectura de poesías y relatos, encontré un breve texto que hablaba de rezar.
Señales, digo. Justo hablaba de misas e iglesias, de fe, de creencias.
Debo planchar mi camisa para mañana lunes.
Fue un domingo más.

Domingo 22:57 Corrientes, Capital. Diciembre 16, 2018.

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