jueves, 5 de abril de 2012

Ruido, ruido, mucho ruido

Garúa como desde hacía tiempo no lo hacía en un jueves santo. Mañana no hay diarios y hoy no trabajo y me zumba desde hace más de un día algo en la cabeza.

Lo ocurrido a Mariela, colega del Libertador y compañera de la facultad allá por aquellos locos fines de los ’90 cuando era joven e inmortal. Cuando no tenía en mi mente las toxinas de este oficio.

Pienso y trato de encontrar lógica al porqué llegamos a esta situación. A tal grado de perversidad en nuestro oficio. Al síndrome de Estocolmo que muchas veces se da en el medio.

Le doy vueltas a la rosca y no le encuentro sentido. Y entonces siguen ocurriendo cosas alrededor. Los tres detenidos por el derrumbe de un edificio donde murieron ocho tipos pobres, fueron liberados casi a la medianoche y a escondidas por una jueza que no quiere tener en sus manos la causa.

Un expediente que son varias brasas calientes. Recuerdo entonces los dichos del ministro de Salud Pública, Julián Dindart, diciendo que las niñas madres se embarazan para cobrar la Asignación Universal por Hijo. A más pibes más guita.

Y un par de días después el ministro de Educación –veterinario él- Orlando Macció sale al rescate del asedio mediático que padece Dindart y es contundente: “A las niñas les enseñaremos a decir que NO”.

El ruido y la angustia bailan malambo en mi cabeza. Y el morbo con ironía me lleva a imaginar cómo una maestra jardinera se esmera en instruir a las pequeñas a rechazar propuestas de índole sexual.

Aparece en escena la camioneta del Instituto de Vivienda de Corrientes (INVICO) con una preciada carga que no son materiales de construcción. O bueno, construyen pero realidades de otro mundo, dicen que llevaba marihuana pero nadie pudo comprobarlo y de hecho el gobierno provincial lo desmintió. La versión periodística daba cuenta que fue detenida en Chaco durante un control policial de rutina.

Y de nuevo veo la cabeza de Mariela en una pica en el centro de la escena. También me veo a mí en un tiempo no muy lejano como muestra del escarnio al que cualquier kamikaze de este oficio puede terminar.

El caso de la colega incluso es mucho más complejo, siniestro: hizo su trabajo diario de un diario y días después le asestan una lanza ejemplificadora para el resto. El pretexto es la supuesta falacia del vehículo oficial y la carga verde, sin embargo un par de días antes la misma data salió en otro medio de Resistencia (Chaco) que pertenece a la matriz del Libertador. Todo en el marco de protestas laborales en el tabloide de la colega.

Vaya confusión. Como explicar e indicar la salida de este lodazal.

Allanan la casa del vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, y la justicia promete llegar hasta el fin.

Por la tele muestran la partida desde Londres de un “moderno destructor”, una mole de acero que tiene como destino final el puerto de Malvinas o las Falkland. ¿Otra guerra?

Las noticias hacen ruido pero no en la gente. Lo hacen en el microclima donde se difunden, un círculo reducido que se asemeja a un limbo.

Observo las cosas que ocurren en todo momento y no diviso salida a la vista. Angustia de ver eso y decir: “En manos de quiénes estamos”.

Sigo escuchando a Foo Fighters y voy al placebo que todos tenemos. Indignarnos un rato y luego hacer como que nada haya pasado. Así vivir cuesta esta vida.

Jueves, siesta. 15.17

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