Cuándo nos mintieron. Aquella vez en esa quema de muñecos en
1999, los estandartes eran llevados por un
aguerrido sindicalista docente llamado
Gustavo Canteros, lo acompañaba por esos días de revolución, entre muchos
claro, Araceli Ferreyra, era la caída de un gobierno elegido unos años antes
por el mismo electorado que tronaba no por injusticias, sino porque no percibía
en tiempo y forma sus haberes. O bien quizás fue eso lo que visibilizó el
resto. A tantos años es difícil percibir. La administración que se hundía con
la velocidad y horror del Titanic solían llamarla régimen. Las caras de los
improvisados maniquíes consumidos por el fuego eran de dos actuales ex
gobernadores: Raúl Romero Feris y Pedro, Pedrito Braillard Poccard.
Tiempo actual. Algún sábado de fines de agosto de 2013 ambos
personajes, el gremialista pirómano de imágenes y Pedrito, comparten la
presentación de quien debería acompañar al actual gobernador Ricardo Colombi en
su faena de terminar de girar los tornillos que lo mantengan firme en el poder,
con algunos barquinazos, desde 2001. Todos aplauden y están felices, dicen que
la fórmula Colombi y por ahora no se sabe quien, será imbatible. Es Canteros y
Pedrito es el postulante a la intendencia capitalina. Ambos bajo el manto
pagano de un frente electoral llamado Encuentro por Corrientes (ECO). Pedrito
habla e intenta lograr una mística de orador empático que en varias vidas no lo
conseguiría, Canteros feliz, aplaude. Un poco más allá está Nora Nazar, actual
Diputada provincial del nuevismo y candidata de ECO, en primer término, a
Senadora provincial. También esposa de Raúl Romero Feris.
Es el turno después del elegido. Canteros al igual que el
dueño de la imagen que solía incinerar en tiempos revolucionarios, busca
transmitir solidez a un auditorio colmado en un espacio pequeño. Canteros dice
que es peronista y algunos llevados por la euforia que suelen tener los mítines
políticos bien rentados, le creen. Todo se desarrolla en esa mañana de fines de
agosto pasado en el salón de fiestas del Club San Martín.
El último orador es Colombi quien reitera su diatriba por un
aliado a quien le debe mucho. El kirchnerismo, de quine dice que si gana las elecciones
del 15 de septiembre, se comería al menos, varios chicos crudos. Y que además,
cambiaría la forma de vivir del correntino y lo plantea como una epopeya de
unitarios y federales. Él, este mercedeño de unos cincuenta y algo de años,
sería el caudillo federal levantado en armas contra el absolutismo unitario.
Todos aplauden: Pedrito, Canteros, Nazar. ¿Del limbo aplaudirá el ex
interventor federal Ramón Mestre? Alter ego del gobernador Colombi a quien lo
ayudó a ganar en dudosas circunstancias las elecciones de 2001. El adversario
aquella vez fue el nuevismo. ¿Y la foto con Néstor Kirchner en 2009, días
después de haber ganado la gobernación a su primero hermano (Arturo)?
Nimiedades. Gajes del oficio en política.
Cuándo nos mintieron. En qué parte de los últimos 14 años se
cruzaron tantos astros para que mucho antagonismo se licue y se vuelva
consenso.
Es curioso pero la participación democrática en Argentina se
resume a un cotejo Boca River, quizás para que justamente las elecciones sean
similares a partidos de fútbol, se hacen los domingos y con un reñido clásico cada
tanto.
La gente, los medios, los grandes medios que dicen “les
damos lugar a todos porque somos plurales” y calibran el centimetraje de sus
tapas con los favoritos porque cobran de ambos lados; lo reducen a mero
encuentro deportivo. El ganador sale festejando en la portada, con los brazos
en alto, bailando, mojado en transpiración y entre papelitos picados. El
perdedor, con la cara (si es que la da) desencajada como suele ser el impúdico
rostro de la derrota.
Al otro día, la resaca de eso que pasó, es viejo. Porque
justamente nada pasó. Sólo dos fuerzas políticas intentando quedarse con algo
llamado “Gobierno” porque dicen que el “Estado” somos nosotros.
Pero el tiempo también pasó para el Frente para la Victoria (FpV). A la escudería
kirchnerista de estas pampas la atraviesan las contradicciones como lo es en su
matriz el kirchnerismo de las grandes ligas. Sus referentes locales hace un tiempo
se pusieron unos trajes denominados “progresistas”, se los consigue al costo en
cualquier tienda de ropería política.
Su General de brigada partidaria, Fabián Ríos, logró cargos
legislativos en el Congreso de la
Nación gracias a acuerdos electorales con las fuerzas
conservadoras. Anidó en el núcleo duro del peronismo provincial, un peronismo
tan conserva como las reuniones de tupperware, compartió espacios incluso en el
extinto Frente de Todos. Alianza que supo cobijar a los Colombi por dos:
Ricardo y Arturo, en sus primeras gobernaciones a comienzos de la década
pasada. Allí, juntos andaban los justicialistas que profesan la revolución de Mao
Zedong en formato correntino y reforma agraria para la provincia. Un
ejemplo, sólo por citar uno al pasar, es el matrimonio legislativo Rubín.
Carlos Rubín y su esposa Alicia Locatelli, antes de llegar a la Cámara de diputados se
alternaron las intendencias de su pueblo natal. Curuzú Cuatiá, ambos,
respetuosos de la santa Biblia se pronunciaron en contra del matrimonio
igualitario. A veces al progresismo se le puede hacer un “pido”.
¿Otro ejemplo? Sí, en el Concejo Deliberante de la comuna de
la familia Rubín, está por cumplir dos años un proyecto presentado por el
propio PJ local para retirar de la entrada del poblado, un busto con la imagen
de Pedro Eugenio Aramburu, General de la Nación y dictador quien gobernó el país entre
1955 hasta 1958. Fue durante la Revolución Libertadora,
el periodo de mayor persecución nacional para el peronismo. Carlos y Alicia
prefirieron no adentrarse en el tema. ¿Otro pido a la causa nacional y popular?
Sí.
Pasaron los comicios del domingo y hay resaca. ¿Quién pagará
la fiesta? Los de siempre, nosotros. Colombi antes de meterse en el túnel de
la historia, otra vez, ajustará los cinturones de la economía oficial hasta
dejar sin aire a la masa de empleados públicos. Por eso calibro la dádiva de
los $400 con el metafórico "plus salarial" hasta fines de este año. Hasta dentro de un par de meses. En diciembre
se termina el regalo y habrá que pasar el verano. No importa, eso también está
pensado. Habrá durante unos 20 días chamamé y la música correntina catapultada
por los medios de comunicación, se pondrá de moda. Nadie pensará en que enero
es largo y no hay paritarias para negociar mejoras laborales ni salariales.
Nadie recordará la causa federal del gobernador en la Justicia Federal
que lo imputa de tres delitos: enriquecimiento ilícito, evasión de impuestos e
incumplimiento de deberes de funcionario público.
Es raro ver como la gente se asombró de las tropelías del
kirchnerismo a nivel nacional, temían que aquí se cometieran lo mismo, pero no
ven las que llevan la marca local: concentración de medios paraoficiales,
algunos incluso de dudosa comprobación real, arresto de periodistas y un relato
oficial aprueba de fisuras gracias a las jugosísimas pautas derramadas en los
“grandes medios” de la aldea.
Qué tropelías valen más. ¿Las de acá o las de allá, las que
poseen la marca indeleble de Buenos Aires? El manejo de la Justicia cotiza más acá o
allá, en la gran ciudad. Cuando Colombi respondió que “el muerto se reía del
degollado” para simbolizar como el PJ mueves los hilos de jueces federales y él
con los nativos, importa a caso.
Cuando surja algún flautista de Hamelín que enseñe a los
originarios de estas pampas que se puede vivir sin empleo público y que para
eso genere trabajo genuino, cercano a lo digno. Cuando dicho personaje logre
meter en la cabeza de los locales que no está bien que los pibes coman en los
comedores de escuelas, porque eso demuestra que los padres no tienen trabajo
formal y que no tuvieron una instrucción al menos mediana para valerse por si
mismos.
Cuando en esta comarca dejen de importar más las vacas, el
arroz y los árboles para que sí importen los humanos. Quizás haya un destello
al otro lado del corredor.
Cuando ese flautista haga entender que no todo lo que viene
de afuera es para cambiar lo que somos. Cuando dejemos de creernos el ombligo
de un mundo donde no estamos. Quizás allí empecemos a crecer de en serio.
¿De dónde diantre debería venir el flautista de Hamelín?