Cuando lo importante sea escuchar y no gritar más fuerte.
Cuando se deje de estar pendiente del
cronograma de sueldos públicos y planes sociales, cuando eso sea reemplazado
por estudios de posgrado y becas para que los chicos y chicas vayan a estudiar
al secundario y a la universidad.
Cuando un pavimento deje de ser prioridad y que al crimen no
haya que combatirlo con más y más policías en las calles, sino asegurándose de
que la gente tenga casi las mismas oportunidades en la vida desde que nace
hasta que se hace adulto.
Cuando dejemos de creer que las elecciones son partidos de
fútbol que se pueden ganar con un tiro libre cobrado en tiempo de descuento.
Cuando los medios de comunicación dejen de tener la dinámica rural de
estancias, capataces y peones. Cuando los periodistas bajemos de los
rascacielos del ego que tenemos y entendamos la realidad.
Cuando dejen de hacer propaganda de magnanismo estatal que
da de comer a los pibes en los colegios. Cuando dejen de comprar un voto con la
entrega de anteojos, muletas o sillas de ruedas.
Cuando dejen de admitir que pueden comprar voluntades a dos
cuadras de las escuelas los días de elecciones con una bolsita de mercaderías o
simplemente dando dinero a la gente. Cuando dejen de hacernos creer que
necesitamos caudillos que nos guíen a ninguna parte para que ellos sigan
manteniendo el status quo.
Cuando dejemos a Dios y los santos en las iglesias y nos
pongamos hacer algo y no reduzcamos todo a lo místico de la fe.
Cuando los juzgados dejen de ser olimpos de absolutismos y
también envíen a las cárceles a ricos y famosos.
Cuando dejemos de lado estas cosas quizás hayamos empezado a
ver el destello de luz al otro lado del túnel.
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