Ni siquiera a las lisonjas es capaz de responder con algo de
educación o al menos amabilidad. Anida en él
ese destello: complejo de
inferioridad germinado en los años de pobreza en su tierra natal. Tiempos
anclados ahora en las centurias.
Es curioso porque habla del resentimiento de las personas,
especialmente de quienes ejercen el oficio de la prensa, cuando lo utiliza con
el mismo pragmatismo político que lo puso en la historia de la provincia al
ganar tres elecciones a gobernador en los últimos trece años. Recuerda lo mismo
que exhibió cuando denostó a un socio, el grupo Clarín, en ese marco reiteró la
ancestral moraleja de que la vida es una rueda y por ende da vueltas. Algo así como
“todo lo que me haces se te volverá en contra dentro de algún tiempo no muy
lejano”
A pesar de la benevolencia que recibe de algunos, envía a
los periodistas a que exploren cosas sólo para comprar lo que ven sus ojos de
caudillo. Apoltronado en el sillón del poder la autocrítica es utopía en estado
puro.
El vacío conceptual de Ricardo Colombi es el sinónimo, el
reflejo de sus administraciones basadas en la coyuntura, en expiar las culpas
en las cosas que no fueron, que no ocurrieron y en los demás.
No es más que el espejo devolviendo la imagen de lo que
somos.
P/D: perfiles basados en una entrevista al gobernador de la provincia,
Ricardo Colombi, en el diario El Litoral del domingo 29 de Septiembre 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario