Es curiosa la relación que tiene el cáncer con el poder, con
la política. Con la vida misma también. Cuando te informan que lo tenés o que
alguien cercano a tu entorno lo tiene es como cuando el condenado a muerte
escucha su sentencia capital. Sabe que lo único que lo separa de su extinción
es el tiempo, y lo peor, es que antes deberá transitar un vía crúcis.
Por estos días recordé aquellos últimos momentos de una
enfermedad implacable. Tanto que liquida a los más poderosos. Primero corroe
por dentro hasta debilitar tanto el cuerpo humano dejándolo como una simple hoja. Ante eso la única
barrera es la fortaleza psíquica, espiritual para los que son creyentes, lo
segundo sea quizás prepararse para entrar a ese limbo desconocido por los
mortales.
Las fotos de aquellas horas donde creo haber visto a la
muerte pasar a buscar lo que tenía reservado desde antes, cuando se declaró la
enfermedad, es eso: el aferramiento a la vida, a lo terrenal.
Sin saberlo porque decidimos ignorarlo, el cáncer avanza a
pasos apresurados hacia nosotros. Los agroquímicos inyectados a las hortalizas,
la alimentación del ganado vacuno que nos devoramos en exquisitos asados,
bifes, trozados en guisos, traen consigo lo ahora llamado “transgénico”. Un
eufemismo inventado por las grandes corporaciones para acelerar la siembra de
sus productos, abaratar costos y tenerlos listos a velocidad luz sobre las
góndolas de los supermercados.
La contaminación al ambiente: agua y aire aportan lo suyo.
Los excesos: alcohol, droga, cigarrillo, suelen acelerar más
la dantesca aparición cancérigena.
Creo, que en esa sala de espera antes de partir al
inframundo, mientras se padece la enfermedad, quizás sea el purgatorio. Estoy
casi convencido que ese pase de facturas se da aquí abajo sin esa básica
explicación bíblica de premios y castigos. De cielos celestiales bien
iluminados o infiernos soterrados cercados por lenguas de fuego.
Aún hay cosas que nos muestran lo limitados y frágiles que
somos.
P/D: tapa del
diario PAGINA/12 del miércoles 06 de Marzo de 2013, un día después de la muerte
del Presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Su deceso se dio casi dos años
después de que se le detectaran células cancérigas que estaban activas y
produjeron sendos tumores en el organismo presidencial. Antes se sometió a
operaciones y posterior tratamiento de quimioterapia. Murió en la tarde del 05
de Marzo de 2013.
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