- - Hace mucho no me escuchas.
- - Puede ser. Tengo otra cosa que no me deja
oír. La tengo metida en el cerebro desde hace bastante.
- -- Te dije que las minas te iban a enloquecer. O
toda esa sarta de boludeces que siempre elucubras.
- - En rigor de verdad lo tuyo nunca me sirvió de mucho. Vos llegas con el hecho consumado. Sos como el llanto sobre la leche derramada jajaja.
Que se yo. Ahora tengo que solucionar esto que me atraviesa la cabeza y que al
parecer acelerará mi locura.
- - Siempre trágico vos. Me hablas de algo metido en tu cabeza pero yo, lo sabes, soy más que eso. Lo mío está
cerca del alma. Soy casi el representante de tu alma.
- - Jajaja “representante de tu alma”. Pero mirá
la boludez que decís. Ahora sos vos el que piensa y dice boludeces.
- - Bueno. Cuándo hablamos seriamente…
- - Cuando tenga ganas. Cuando haya onda…ahh,
pero deberíamos convocarlos a dos amigos tuyos
- - Qué amigos. Yo no tengo amigos. Soy único y
les digo a todos lo que deben hacer.
- - Jajajaja. Bueno, dos conocidos tuyos: el viento
y el olvido.
Recostados en la profundidad del atardecer ambos personajes, reales,
debatían cuándo podrían verse. Las siluetas de ambos conformaban una figura
fantasmagórica sobre la pared. Uno de ellos cargaba con la soberbia. El otro. Con
la cadencia de quien deben tomar un camino en una bifurcación.
Charla entre la voz de la conciencia y el
zumbido.
Domingo 21
de Mayo 2017. 18:49
Continuará.
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