Grandes onanistas que de vez en
cuando dejan de disfrutar las mieles que les da ser exégetas de los
poderosos y
sus empleadores directos, sumados a los enviadores de sobres, emergen a la
superficie para mostrarse un poco. No hay nada más excitante para quien
practica el onanismo que dejarse ver. O bien, mientras se autosatisfacen se
miran en el espejo. Además de la práctica y concentración en autosatisfacerse,
la vanidad es otro de sus desvelos.
¿Con qué necesidad se le alfombra
constantemente el andar al Gobernador Ricardo Colombi? Incluso hasta en sus
diatribas, sus expresiones misóginas. A veces es tan burdo que realmente cabe
la pregunta si, más allá de los sobres, de las pautas, obras públicas que van a
un medio de comunicación o algo similar, no hay un verdadero convencimiento de
las tropelías cometidas por el mandatario provincial.
Por ejemplo: ¿Hace falta reiterar
durante semanas que Colombi recibirá a fulano o mengano sólo si la selección
nacional de fútbol obtiene alguna vez el torneo mundial de esa disciplina?
Qué cambiará si el mercedeño
recibe a alguien según la performance de
la albiceleste. Las cuestiones de Estado las define ¿de esa manera?. Debe ser,
en diciembre de 2012 ante este cronista y unos cuántos más dijo que ganó
elecciones repartiendo camisetas y pelotas de fútbol. Tal mal no le fue, lleva
más de diez años en el poder. Habla sí, de nuestra sociedad que vota eso. Pero
dicha cuestión es otra historia.
Sigamos en la senda de la alfombra
al infame…
Un clásico de las vacaciones es
que el Gobernador, desde donde esté, porque nunca dicen a dónde va a veranear,
venden durante días que el mandatario en cuestión dirige su gobierno desde el
lugar de descanso. Lo dicen con el rigor del hallazgo de un desfalco millonario.
La novela estival termina cuando el jefe de Estado provincial llega y durante
otra buena cantidad de días dicen que reúne a su gabinete, que imparte órdenes
y que “estará en la Fiesta Nacional
Chamamé”.
Todo un estadista.
Los ejemplos son muchos. Está la
infame respuesta del Gobernador cuando un cronista radial le preguntó sobre qué
opinaba a la idea de que él maneja la Justicia provincial, denuncias lanzadas desde el
PJ correntino. Colombi fue lacónico: “El muerto se asusta del degollado”. Confesión
de parte relevamiento de prueba. Si él maneja los juzgados locales, el PJ local
con el nacional, manejan los nacionales. Esta barbaridad no tuvo la rigurosidad
que le dan a los encuentros futbolísticos del mercedeño y como toma decisiones
según resultados futbolísticos. Un antecedente fue que hace un par de años
atrás apostó con el entonces intendente de Monte Caseros, Eduardo “Botón”
Galantini, la construcción de una cancha de jockey sobre césped. El cotejo
terminó en empate. Los llamados diarios festejaron la ocurrencia del Gobernador
que administrada la cosa pública basándose en la caprichosa. Es decir, ¿esa
obra que apostó no debería seguir todo un proceso administrativo para su
realización? De guiarse por los picaditos los intendentes deberían hacer un
fixture para ver qué obra le arrancan al Gobernador gracias al fútbol. Sin
embargo los tabloides se pasaron días comentando la tropelía oficial.
Ni hablar de los “problemas”
inmobiliarios que tiene el Gobernador con mansiones flojas de papeles, de eso
no se habla. Sí hay aspaviento con bufonadas del Gobernador en actos
transmitidos en cada nacional encabezados por la Presidenta CFK,
esa faceta ladina de Colombi es maquillada en las tolderías locales sin
entenderse bien para qué. ¿Lo quieren mostrar simpático al Gobernador de los
monosílabos con sus chascarrillos sobre arbitrajes de fútbol? ¿Lo quieren
desnudar ante la sociedad con sus verdades preocupaciones que tienen que ver
con la pelotita?
En lugar de esa pavada del jueves
pasado tras la presentación de un nuevo programa federal de viviendas, Colombi
hubiese expresado a viva voz la decisión del Estado correntino de traer los
restos del General San Martín a Yapeyú, el impacto habría sido bueno con la
proximidad de la fecha y la puesta en escena de la sesión especial del Senado
en solar natal del Padre de la
Patria.
Pero no, el jefe del Ejecutivo
correntino prefirió bromear con lo que más le gusta como si estuviera en un
almacén de ramos generales de Mercedes. Claro que del otro lado tuvo a una
profesional de las cámaras.
Todos los escribas tenemos
patrones, de uno y de otro lado, de ahí a las muecas de crítico con rúbrica,
hay onanismo en su máxima expresión.