El parecido entre el relato kirchnerista y el colombista por
estas tierras es inmenso. Pocas horas después de
ser electo diputado nacional,
Gustavo Valdés, dio un consejo a las mujeres para protegerse de los arrebatos
callejeros. No usar más carteras.
Sería un consejo de legislador electo si no se cuentan los
cuatro años que lleva como ministro de Gobierno en la provincia, el monopolio
de la seguridad es del flamante legislador nacional hasta diciembre próximo.
Lo de Valdés, quien llegó a la postulación de una banca en
la cámara baja del Congreso Nacional por sus virtudes de incondicionalidad al
gobernador Ricardo Colombi, se asemeja al tratamiento del kirchnerismo a la
seguridad en los estadios de fútbol. Para que no haya incidentes, prohibió la
asistencia de público visitante a las canchas. Primero lo estableció para un
par de fechas y luego lo extendió para lo que resta del campeonato. La idea no
es mala. Sería difícil que las barras bravas se maten a piñas o a tiros si sólo
está una de las partes. Para pelear como mínimo hacen falta dos partes.
Aplicamos el método Valdés que a su entender la prevención
es que las damas dejen de lado las carteras y empiecen a usar la billetera del
caballero.
En la economía los relatos kirchneristas y colombistas se
parecen. Ambos dicen combatirla en el consumo. El consumo interno a través de
planes sociales y aumento escalonado de salarios, ambas cosas no están mal pero
no atacan del drama de raíz.
En la provincia el gobierno a tono con las elecciones
pasadas dio un plus salarial. En palabras más directas un regalo de $400 a la
masa de empleados públicos para sumar votos. Claro que la medida no fue
explicada así, el ministerio de Hacienda por medio de quien lo dirige, Enrique
Vaz Torres, dijo que la motivación para dicha acción de gobierno fue pelear
contra la inflación nacional ya que el kirchnerismo no hace nada para
combatirla. Al contrario, la oculta. La pura verdad. Sin embargo el plus en
diciembre se termina pero la inflación seguirá su escalada ascendente. Extraña
forma de combatir algo por unos meses y después echarse a dormir.