En pocos días, un emprendimiento que supo ser estandarte en Corrientes, desembarcará en la vecina provincia del Chaco. Puntualmente en Resistencia, la planta de fabricación de calzados de la Cooperativa Utrasa se instalará en la vecina capital porque allí le dan lo que en su tierra le niegan: más elementos, más herramientas para trabajar.
Se debe a que la Cooperativa, que carga además con el plus de ser una fábrica recuperada por sus operarios tras quebrar, tiene un sobreexcedente de producción y necesita justamente extender su producción de zapatillas.
De no darse esto, todo lo que produce de más sin poder comercializarlo le generaría pérdidas.La historia es fascinante y describe la desidia que se mantiene en la dirigencia local para crear y cuidar el trabajo privado. Algo que tanto pregonan los postulantes a ocupar cargos políticos, pero que en la realidad, como es el caso de Utrasa, va por otro lado.
De no darse esto, todo lo que produce de más sin poder comercializarlo le generaría pérdidas.La historia es fascinante y describe la desidia que se mantiene en la dirigencia local para crear y cuidar el trabajo privado. Algo que tanto pregonan los postulantes a ocupar cargos políticos, pero que en la realidad, como es el caso de Utrasa, va por otro lado.
“Esta es una industria con un potencial enorme en todo el país; el año pasado en la Argentina se produjeron 110 millones de pares, de los cuales, 100 millones son de fabricación nacional”, dijo el ministro de Industria chaqueño, Sebastián Agostini; otro dato, dicha cartera no existe en Corrientes. Sólo la de Producción dedicada casi en su totalidad al fomento del arroz y derivados de cuestiones agropecuarias. El funcionario de la vecina provincia se había encontrado en Puerto Iguazú con el titular de la cooperativa originaria de San Luis del Palmar, Roberto Espínola. En la ciudad misionera se llevaba acabo un encuentro de fábricas recuperadas y al regresar a Chaco, Agostini de inmediato se cruzó el río Paraná y visitó las instalaciones de la planta en cuestión.
El pasado lunes se rubricó entre las partes un convenio por el cual la Cooperativa correntina ocupará un predio cercano a la Sociedad Rural de Chaco: “De acuerdo con los plazos del proyecto, la fábrica comenzará a funcionar en septiembre, con el objetivo de alcanzar antes de fin de año los 500 pares diarios de producción.
El pasado lunes se rubricó entre las partes un convenio por el cual la Cooperativa correntina ocupará un predio cercano a la Sociedad Rural de Chaco: “De acuerdo con los plazos del proyecto, la fábrica comenzará a funcionar en septiembre, con el objetivo de alcanzar antes de fin de año los 500 pares diarios de producción.
En Resistencia, el taller de confecciones de zapatos, zapatillas y calzados producirá para primeras marcas, entre las que se destacan Grimoldi y Funcional”, explicó Agostini, y fin de la historia. La empresa cooperativista podrá cumplir con sus estándares de productividad, mejorar sus calzados y por sobre todo, jerarquizar el trabajo y condiciones laborales de sus operarios. ¿Y en la República de Corrientes?
De este lado del Paraná pareciera que sólo hay lugar al viejo sueño de la Argentina agroexportadora que le valió el mote de granero del mundo.
De este lado del Paraná pareciera que sólo hay lugar al viejo sueño de la Argentina agroexportadora que le valió el mote de granero del mundo.
El desarrollo industrial sólo figura en los extensos discursos y promesas de campaña. Incluso, y sólo por dar un ejemplo, el postulante del kirchnerismo a nivel provincial -Carlos Espínola- había prometido a Utrasa que lo que necesitaba la cooperativa llegaría una vez que el intendente capitalino alcance la gobernación. Por su parte, el adversario del joven alcalde, el gobernador Ricardo Colombi (UCR), concentra su esmero en la materia agropecuaria, lo que no está mal ni equivocado, pero condena a Corrientes a ser lo que fue hasta ahora. Una provincia dedicada sólo a la producción primaria sin posibilidades de despegar de ese sitio que la mantiene anclada en esa polaroid de comienzos del siglo pasado.
Las comparaciones, como lo indica su naturaleza, siempre son odiosas, en este caso mucho más, ya que en la vecina provincia también hay muchos problemas básicos como los tiene Corrientes. Pero lo de Utrasa, su emigración, no deja de ser una constante en la historia de la correntinidad.
Centenares de comprovincianos que para ser dignos y no vivir de las dádivas políticas o del empleo público, algo que a veces roza lo primero, tuvieron que tomar el penoso camino del exilio interno, irse a las grandes ciudades del país o como en este caso, a capitales del NEA. El énfasis que puso el Gobierno provincial por estos días en dar aumentos y “extras en negro” a la masa salarial de agentes estatales, pareciera explicar la matriz de una emigración que no se detiene. Sólo mutó sus formas en el siglo XXI.
P/D: editorial NORTE de Corrientes domingo 14 de julio
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