Hay algo extraño por estos días. Quizás mi tiempo ocioso
tirado en la cama con el brazo derecho quebrado en varias partes a la espera de
cirugía me llevan con más detenimiento a mirar la coyuntura. Mixturado esto con
la molestia propia de la fractura ósea y radial como dicen los médicos, me aturdo.
Veo con grandilocuencia como inauguran un moderno aeropuerto
en Mercedes, transmisión en vivo por la tele y desfile de avioncitos por la
pista. Que bueno que el centro de la provincia tenga una aeroestación me digo
cuando veo el despliegue para semejante acto. Pero me frustro al oír varios funcionarios
municipales mercedeños correr el velo a las verdaderas intenciones de una obra
que costó dos millones de pesos en tiempos de supuestas vacas flacas, tan
repetido así por el gobierno provincial.
Dicen que el emprendimiento es para los turistas
extranjeros, para su comodidad ya que aterrizarán en Mercedes y de allí
rumbearán hacia Colonia Carlos Pellegrini lugar geográfico de los Esteros del Iberá
y que servirá además para los empresarios arroceros que se movilizan por el
aire. Cada uno de ellos aparcará su nave en la flamante estación para visitar
los emprendimientos ubicados en el gran humedal guaranífero.
Lo veo al gobernador Ricardo Colombi regodearse en su pueblo
natal. Habla el gobernador entonces con palabras tan repetidas que parecen
muletillas; menciona al desarrollo, la producción y el futuro para su terruño
que lo vio hacerse desde muy abajo cuando era intendente.
Cuando los negocios de sus amigos arroceros no lo desvelaban
tanto como para hacerles un aeropuerto.
Pasan las horas y los días y sigo en mi lecho de
convaleciente. Observo entonces que un joven corredor de cuatriciclo, debutante
el, le va bastante bien en el Rally Dakar Litoral. El gobierno se esmera en
informar que el piloto en cuestión, oriundo de la provincia de Buenos Aires, es
auspiciado por la administración provincial. Más sorpresa me da cuando veo que
a los dos días de concluida la competencia el muchacho agradece el “acompañamiento”
del gobierno correntino.
No puede ser…me digo. Semejante pelotudez en medio de cosas
que atraviesan la vida común de los seres vivos que habitamos esta aldea.
Creo que hasta pueden ser los analgésicos que estoy
consumiendo pero hay más.
Un par de señoras ocupantes de terrenos en el barrio Pirayuí
dicen que hace unos días empezaron a comer roedores. No lo puedo creer y me digo
que debe ser un invento de los fucking medios. Después caigo en la cuenta que
como esas señoras centenares de familias ocupan esos terrenos al sur de la
ciudad porque no tienen casas y quieren un trozo de tierra para hacer su techo
propio.
Están a la buena de Dios o del diablo. Sin abrigo, sin
alimentos y a la indiferencia de todos. Del gobierno provincial y comunal. Llevan
casi un mes de ocupación. A esos excluidos no les llama la atención ni el Dakar
ni un aeropuerto para arroceros. No tienen nada que perder así que no es loco
que se morfen ratas, sapos o lo que fuere. En 1989 los colonos en esos degustes
gastronómicos fueron los rosarinos que ensayaron con la carne de gato. En las
postrimerías de la presidencia de Ricardo Alfonsin.
Continúo mis errantes jornadas y me topo con la presentación
de la Feria Provincial
del Libro. Lo máximo. Toda la carne al asador para diferenciarse de la
municipal finalizada hace muy poco. Gran anuncio, la principal figura del
evento será el ex goleador de Boca Juniors, Martín Palermo. Llegará para presentar
“Titán del gol y de la vida” lo seguirá Peter Capusotto. Será un gran kermés me
digo, además ocupará un predio eclesiástico, la feria en cuestión será en el Colegio
Pío XI.
Cuando pregunté qué tenía que ver el temible número 9 xeneize
con un evento librero me recordaron enseguida la pasión del gobernador Colombi hacia
el fútbol y hacia Boca y quizás solamente allí radique el esmero oficial en los
libros.
Como toda comarca todo tiene que estar a la imagen y
semejanza del rey de turno.