Las filosas garras del aparato estatal reelegido hace dos
semanas no dejan de mostrar su voracidad.
Resguardado por el relato oficial: el
incidente entre el gobernador Ricardo Colombi con una mujer de 27 años en
Mercedes, pago natal del mandatario provincial no deja de mostrar qué es lo que
votó la autodenominada clase media local. Aglutinada en centenares de miles de
empleados públicos cuya máxima conquista proletaria es renovar el automóvil una
vez al año e ir a veranear a playas del sur brasileño. Dichas bahías parecieran
ser que estuvieran en el exterior y no en un país vecino. Quizás esa es la
idea.
El zamarreo al que sometió el propio gobernador a Flavia
Miérez ante los adjudicatarios que habían recibido una vivienda el pasado lunes
en un barrio de Mercedes, es lo que votaron los antikirchnerista locales. El
titular del Ejecutivo con la acción intentó que los reclamos no se
oigan y luego delegó en su custodia la tarea final de reducir a la mujer que
además de estar indignada por no poder acceder a un inmueble, está embarazada
de ocho meses.
De eso se trata el voto de quince días atrás, la preferencia
de que las tropelías sean hechas por políticos nativos y no foráneos. Miérez
reclamó por qué no se le había entregado una casa luego de haber hecho los
trámites previos con la particularidad que posee un hijo discapacitado,
supuestamente las familias con un integrante de esas condiciones, tiene
prioridad ante el universo de familias que pugnan por un derecho
constitucional. Acceder a un inmueble digno para lo cual el Estado debería
arbitrar las medidas necesarias. El Estado claro, no el macondo que es
Corrientes y mucho más Mercedes donde cualquier reclamante termina por alguna
razón en la comisaría local. El caso de Miérez no es aislado.
Un productor y ex dirigente rural mercedeño, Blas Ferrando,
acérrimo crítico del gobernador, tuvo el mismo destino final un mes y medio
atrás. Fue porque ofició de guía local a unos periodistas que indagaban sobre
inmuebles y negocios ligados al ex intendente local, actual mandatario provincial reelecto.
¿Misoginia? También a fines de junio pasado un grupo de
mujeres fueron reprimidas, balas de goma, palos y golpes, por la policía
provincial y su tropa elite llamada “policía de alto riesgo”, especializada en
grandes operaciones como disolver protestas callejeras. El episodio ocurrió a metros de la explanada del puente interprovincial Manuel Blegrano, en pleno mediodía. Esa vez también el
reclamo fue por viviendas, lo curioso es que en la mayoría de los casos la
gente que reclama posee ingresos económicos medios para abonar mensualmente la
cuota del inmueble. Pero las pocas casas que construye el Invico, en algún
tiempo y recursos que le sobre, porque en el medio instala parquet en canchas
de básquet, son distribuidas según la cara del cliente. Punteros y dirigentes
de base son los que arman las listas de entrega.
Otro caso fue el que ocurrió en Monte Caseros donde el
gobierno municipal de la sureña ciudad tuvo que ir a la Justicia para que el 10%
de las casas que deben quedar para gente de escasos recursos económicos
disponga de esas viviendas, le sea respetado. Con un fallo a favor de la
comuna, el gobierno provincial de igual manera avanzó con las adjudicaciones a
gusto y paladar.
Días atrás de nuevo la Justicia volvió a exigir tanto a los estados
municipal (capitalino) y provincial que otorguen una casa a una madre cuyo hijo
es discapacitado y el no tener un ambiente acorde donde vivir, le dificulta aún
más su desarrollo.
Estas son algunas de las cosas que el antikirchnerismo
rancio eligió dos semanas atrás. La provincia de Corrientes no posee
establecimientos para recuperación de adictos a drogas, alcohol o cualquier
otro tipo de adicciones. A los enfermos, por los general jóvenes, los envían al
ex hospital psiquiátrico que se parece más al purgatorio previo al infierno que
a un espacio de contención.
Los políticos cuyos hijos tienen estas problemáticas los
envían a las grandes ciudades del país. Es porque poseen los recursos
económicos para hacerlo.
Otra cosa que eligió el antikirchnerismo de estas pampas es
la política del fútbol. Reparto de camisetas, pelotas, torneos por acá y por
allá, traer a las grandes estrellas del pasado reciente futbolero a dar
demostraciones del balón pie a los originarios. Subsidios para clubes pequeños
en toda la geografía provincial. También se ratificó, en las elecciones
pasadas, el reparto unilateral desde el gobierno sobre quién pasa a planta
permanente o no en la administración pública. A su vez, se ratificó por parte
del antikirchnerismo local la potestad absoluta dada al gobierno sobre cómo y
cuándo dar mejoras salariales. Basado en su simple criterio. La idea es
sentarse a esperar el cambio de humor del capataz, dícese del gobierno de turno
y así aguardar unos mangos extras cada tanto cuando al gobierno provincial se le antoje.
También lo otro que habrán votado y quizás ya no sean
antikircheristas, sea los que se inclinaron a favor de las huestes del gobierno
local movidos por el terror, el inmenso miedo a dar una vuelta de rosca a los
últimos doce años de gobierno relativamente idéntico a si mismo. Una mueca de
cosas recicladas: ricardistas, arturistas y después finalmente ricardistas. El
miedo a que esos pases a planta caigan, a que la vida no sea la misma si se va
el que está y ya no podamos ni siquiera comer chipa y tomar mate. Porque
nuestro destino lleno de éxito nos depara eso, sólo mate, chipa y algo de
chamamé.