Sábado a pleno en este
duro invierno. La función es a las 19:30. La película, El Ángel, dirigida por
Luis Ortega.
Una pequeña fila con público
variado aguarda para ingresar: jóvenes, adultos y adultos mayores.
El primer cimbronazo llega
con los $180 de costo en la entrada. Abrigo
pequeñas esperanzas al filme que contó con una amplia promoción (paso por
Cannes, Abril pasado) en las últimas semanas. Una vuelta por los sanitarios y a
las 19:20 enfilo a la sala N° 2. Me ubico en el sector alto, frente a la
pantalla y empiezan los avisos. Un alivio, no hay tanta gente muñida de
alimentos. Otro síntoma de la crisis argentina que en este caso ayudará a
disfrutar la película sin succiones de gaseosas ni engullidos de pororó. Un
señor y señora de alrededor de cincuenta años se ubican a mi lado y ocurre el
segundo estoque.
Tras los avisos aparece en
pantalla el tráiler de El Ángel: ¿raro no? Que te pasen el aviso de la película
que vas a ver en pocos minutos.
Llega la apertura de “Universal”
con la típica imagen de las estrellas girando alrededor de un pico nevado de
una típica montaña norteamericana. Y finalmente en imagen se lo ve a Tom Cruise
en la escena inicial de lo que es Misión Imposible: Repercusión.
Increíble, por unos
segundos pienso que equivoqué la sala pero no me parece. Busco el ticket en la
oscuridad y no lo puedo encontrar. Hay un leve murmullo, un joven baja
corriendo y regresa a los segundos. “Ya les avisé. Ya cambian”, dice mientras
se acomoda en su asiento.
Fue sólo el inicio de una
noche de tropiezos. La película agota. Parece un videoclip eterno de casi dos
horas. Densidad en lo musical con clásicos del rock argentino de finales de los
’70.
Lenta en el relato del
guión, tanta parsimonia que a la hora y media imploras que llegue el final. Sus
protagonistas (Lorenzo Ferro; Ricardo Darin –hijo-) por momentos logran llevar
la atención a puntos altos pero después el tobogán de la película vuelve a
hundirte en el asiento. Mercedes Moran; Daniel Fanego y Cecilia Roth juegan con
pelota dominada. El dominio que da la experiencia y calidad de buenos actores.
Al cabo de casi dos horas
el filme llega a su fin. La escena final además de ser trillada es copia de
otras películas.
Salgo y la temperatura
bajó considerablemente. Apuro el paso para entrar en calor hasta llegar a un
local de comidas. Pido una milanesa chica con papas fritas. El envase es una
caja rectangular similar a la de las pizzas y pienso que semejante packaging
debe ser parte de la estrategia comercial.
Una vez en casa cuando abro
la caja veo que la exageración no sólo estaba en la presentación. Hay dos
milanesas enormes que carecen de al menos una rodaja de limón. Recuerdo al
Presidente tratando de vender ese producto al imperio estadounidense. También recuerdo
el error de película en la sala, la cadencia del filme. Abro un Malbec y me
zambullo en Netflix. Fin de sábado.
Domingo 12 de
Agosto 11:27. Corrientes.