Una feligresía parecida a la que suele arribar a los pies de
la patrona correntina se movía con parcimonia hacia la Basílica de la Virgen de Itatí. Hombres,
mujeres, niños y adolescentes, pero algo desencajaba con el emblema religioso
correntino, las banderas con la imagen de Néstor y Cristina Kirchner. Y los
colectivos, muchas unidades de transporte urbano de pasajeros de la capital
provincial coparon la localidad desde pasado el mediodía.
La hilera de unidades
exhibía un paisaje como si fuera un aniversario de la coronación pontificia de la Virgen. “Cuando nos vamos
mamá…”, preguntó un pequeño a la madre que aplacaba los treinta grados de calor
con agua mineral.
Aparato partidario, eso fue lo que se vio ayer en Itatí que
por unas horas se convirtió en la meca kirchnerista de la región: las
provincias de los gobernadores presentes con Cristina en la primera fila del
acto de ayer, proveyeron la logística para dar el tradicional cotillón
militante K. Dicen que las huestes del chaqueño Jorge Capitanich ofrecieron
$300 a cambio de la presencia en suelo itateño. Pero no fue suficiente para
poblar de manera completa la plaza frente a la Basílica , marcadamente
los locales tomaron la visita presidencial como una fecha patronal.
Quermeses y
venta de churros, chipas, gaseosa, cerveza y fernet, fue la gama de ofertas en el espacio público. Los nativos
no se mezclaron con los visitantes y la parafernalia de bombos, remeras con la
ve de la victoria y los cánticos “somos los soldados de Cristina para la
liberación”.
Mientras, frente a la explanada de la Basílica se acomodaban
los militantes principalmente de La
Cámpora con sus banderas que tanto sacaron de las casillas
después, durante el acto, a camarógrafos y reporteros gráficos. Pequeñas
delegaciones del interior correspondientes al vasto mundo peronista con cada
una de sus facciones, se arrimó al grueso de las columnas de los jóvenes
kirchneristas que habían tomado las principales ubicaciones.
Al borde de los estribos de los colectivos cada puntero
tomaba lista y en algunos casos entregaba botellas descartables de agua y
gaseosa, después indicaba el camino a seguir hasta donde fue el epicentro de la
ceremonia. Veinte minutos de discurso para unos
casi diez repartidos entre saludos protocolares a la Presidenta , firma de convenio
con la provincia y entrega de obsequios locales a la mandataria.
Eso fue todo para desvanecerse la euforia del público
partidario con el ocaso que dibujaba un verdadero cuadro natural tras la cúpula
de la Basílica.
Cosa extraña ver tantos políticos dentro y fuera del templo.
Un verdadero gráfico de lo sacro y profano.
Silbidos para el gobernador Ricardo Colombi enfundado en su
habitual talante de parecer estar constantemente incómodo. ¿Cuáles habrán sido
los reclamos institucionales que habrá hecho a la Presidenta ? Cada vez
que fue nombrado durante el acto oficial, al menos tres veces, recibió andanada
de silbidos. Para colmo de las casualidades le tocó la derecha. Estar sentado a
la derecha de Cristina Fernández de Kichner y a la izquierda él, Carlos
Espínola. Mencionado por la jefa de Estado y con éxtasis ininterrumpido a lo
largo de toda la ceremonia, las dos, dentro y fuera de la Basílica.
Curiosidades de un día agitado. Lo sacro con lo profano. Colombi
a la derecha, Espínola a la izquierda. La política no tiene imposibles. Dicen
que para la fe tampoco hay imposibles. Que incluso suele llegar a mover
montañas y producir milagros.
FOTO: Iván Almiron. Diario NORTE de Corrientes